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Fuente: El Faro de Ceuta
Fuente: El Faro de Melilla

El Telegrama del Rif se convirtió en el punto de inflexión de la percepción que Abd el-Krim quiso transmitir como editor en la sección árabe.

Dilapidado el último vestigio del imperio universal que antaño poseímos, España sentía el menester tortuoso de afianzarse como potencia europea adentrándose en el reparto colonial. Si bien, la entrada y salida de sus tropas expedicionarias imprimiría el compás de sus avatares, que trabado a su razón de ser entre la política articulada del gobierno en el territorio norteño, haría incómodo que en no pocas ocasiones las referencias empañadas del frente se entrecortasen entre las páginas de los rotativos.

Fuente: El Faro de Ceuta
Fuente: El Faro de Melilla

Una escena de la guerra del Rif correspondiente a la obra del pintor Augusto Ferrez-Dalmau Nieto, titulada “Rif 1909”.

No cabe duda, de que a la hora de examinar determinados períodos de la Historia, éstos han suscitado debates enconados. Si bien, durante un tiempo dilatado en su acontecer, Marruecos se erigió en candidato excepcional donde se cristalizaría la pugna de las potencias europeas. Sin ir más lejos, el Reino Jerifiano acomodó un punto de fricción entre la usanza de la política exterior norteamericana y por otro, los antagonismos imperantes del Viejo Continente.

Pero años más tarde de lo que pretendo fundamentar en estas líneas, el paisaje de arena movediza tras la Gran Guerra (28-VIII-1914/11-XI-1918), no gustó para nada a los ciudadanos americanos: Europa se atinaba en el frontispicio de una sacudida virulenta, forjada en la victoria del bolchevismo en Rusia o el amago incisivo de la Liga Espartaquista en Alemania. Conjuntamente, la crisis económica posterior al conflicto perjudicó cuantitativamente a las actividades comerciales de Estados Unidos, que por entonces concentraba sus esfuerzos en mediar las reivindicaciones de los contendientes en disputa.

Fuente: Atalayar

Con una capacidad cercana a los 100 millones de metros cúbicos.

Planta desalinizadora en el sur de Agadir, Marruecos.
(Foto: Ministerio de Agricultura de Marruecos)

Actualmente se están llevando a cabo las obras para completar tres plantas desaladoras de agua de mar en la zona de influencia de la Agencia del Agua de la Cuenca Hidráulica del Drâa-Oued Noun. El objetivo es generar aproximadamente 97 millones de metros cúbicos anuales de agua potable, destinada tanto al consumo humano como al riego y uso industrial.

En la actualidad, se encuentran en fase de estudio o construcción tres plantas desaladoras destinadas a abastecer de agua potable a las localidades de Sidi Ifni, Guelmim, Tan Tan y sus alrededores, con una capacidad total de 97 millones de metros cúbicos. La más avanzada es la que se está construyendo en Aglou, cerca de Tiznit, cuya obra ha superado ya el 99% de su avance. Según el Departamento de Agua, esta planta se encuentra prácticamente terminada.