Fuente: Ifnipedia (Facebook)
En esta Guerra de Ifni nada es convencional, nuestro enemigo conoce
el terreno como la palma de su mano, se pega a él perfectamente,
logrando pasar totalmente desapercibido, ocupa posiciones preparadas y
lo más importante sabe ocultar el origen de sus fuegos, es decir actúan
como auténticos guerrilleros.
Mi Bandera, la Roger de Lauria, II
de paracaidistas ha liberado el puesto de Zoco el Tenin de Amel-lu en el
marco de la Operación Gento, el rápido extremo del Real Madrid, pero
esta operación va a resultar de todo menos rápida.
Diario de un soldado: día de la Inmaculada en el Tenin de Amel-lu.
Los defensores de
este puesto y sus familias han estado quince días sitiados de forma
implacable por los elementos del Ejército de Liberación, pero por lo
visto las penalidades no han terminado todavía.
El ocho de
diciembre de 1957, día de la Purísima Concepción patrona de la
Infantería española, procedemos a la evacuación del puesto de Tenin,
destruimos todas sus instalaciones y enseres que no podíamos llevar y
nos dirigimos a Sidi Ifni capital del territorio. A las 10,30 h. nos
preparamos para iniciar la marcha, al abrir las puertas del puesto una
amplia llanura nos va a dar la bienvenida en este viaje, el cual se
convertirá como si estuviéramos inmersos en la Divina Comedia de Dante,
en un descenso a los infiernos.
Mi compañía, la 8ª al mando del
capitán Román Páez junto al teniente Caridad y a las secciones de los
tenientes Colldefors y García-Calvo va a ser la encargada de proteger la
retaguardia en esta evacuación, yo soy el CLP Alda, y soy el enlace del
capitán.
El grueso de la columna está conformado por las
secciones de los tenientes Gomila y Crespo como vanguardia, el convoy de
mulas con las mujeres, niños y enfermos, los cuales son escoltados por
los policías y tiradores del puesto y detrás el comandante Pallás, Jefe
de la Bandera con su Plana Mayor.
Al salir del puesto, el
silencio se podía cortar con una cuchilla de afeitar, la inquietud se
abatió sobre nosotros, nos extrañaba que el enemigo no hubiera hecho
acto de presencia en nuestro repliegue.
De repente la explanada
se convirtió en un auténtico infierno, un enemigo invisible comenzó a
disparar con ametralladoras y fuego de fusilería sobre las secciones de
retaguardia y todo se convirtió en una especie de tiro al blanco en una
barraca de feria, con la salvedad, que nosotros éramos los patos y ellos
los tiradores de la feria, disparaban a placer, sin que pudiéramos
descubrir el origen de sus disparos.
Para más inri, no teníamos
apoyo aéreo, ni fuego de mortero para apoyarnos en el repliegue debido a
la falta de munición y las malditas radios que tantos problemas nos
daban, volvían a fallar en el enlace con el comandante Pallás. En la
guerra de Ifni todo salía al revés.
Comenzamos a tener las
primeras bajas, todo iba ocurriendo muy rápido, estábamos totalmente
solos, sin posibilidad de recibir apoyo de ningún tipo, nos tuvimos que
pegar al terreno como lapas, al intentar contratacar, volvíamos a tener
más bajas, y auxiliar a los heridos era un auténtico suicidio, ya que te
convertía en candidato a recibir un balazo seguro. Se mezclaban las
órdenes de los mandos, los gritos, los lamentos de los heridos, todo
como en una especie de sinfonía siniestra.
El enemigo amenazaba
con flanquearnos y de este modo aniquilarnos para después atacar al
grueso de la columna por la retaguardia, había que actuar rápido,
demasiado rápido.
Había llegado el momento en el que el valor, el
honor, el compañerismo, la lealtad y la abnegación debían de triunfar
sobre todo lo demás, las muestras de todas estas virtudes se
multiplicarían; el CLP Jardín cae muerto al auxiliar a un camarada
herido, los CLP,s Morales y Albacete también caen al auxiliar a Jardín,
Zambrano con una herida en el brazo se lanza disparando hacia el enemigo
en un arranque de furia y Vilariño con un disparo en el vientre se
niega a ser evacuado, sabedor que va a morir y permanece cuerpo a tierra
protegiéndonos en la retirada.
Ha llegado el momento de la
verdad, el capitán debe de elegir entre no abandonar a sus paracaidistas
caídos o continuar con el repliegue para evitar que los guerrilleros
caigan sobre el grueso de los evacuados, no me gustaría estar en su
pellejo, lo miro con asombro, permanece ensimismado, sabedor de lo
trascendental del momento. Finalmente ordena continuar el avance, con
todo el dolor de nuestro corazón debemos proseguir para evitar una
carnicería de nuestro correoso enemigo.
Gracias a Dios, el
teniente coronel Crespo ha enviado a la 1ª compañía de paracaidistas,
los cuales reforzados con ametralladoras y morteros hacen que los
rebeldes se dispersen ante el peligro de ser envueltos.
Tras
proseguir la marcha, observé al capitán, estaba absorto, ausente, había
tenido ante sí el momento más duro de su vida, no tuvo elección: sus
hombres heridos o la masacre completa del grueso de los heridos, mujeres
y niños, a los cuales ni conocía; yo estaba seguro que lo ocurrido
marcaría para siempre a mi capitán y lo atormentaría de manera constante
durante el resto de su vida.
Por mi parte, nunca olvidaría jamás
este día 8 de diciembre, día de la Inmaculada de 1957, Patrona del arma
de Infantería en el Zoco el Tenin de Amel-lu, el día que marcó la Vía
dolorosa de los paracaidistas en Ifni.
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