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Diario de un soldado: día de la Inmaculada en el Tenin de Amel-lu Imprimir E-Mail
Artículos digitales
Escrito por José Manuel Pérez González   
domingo, 26 de mayo de 2019

Fuente: Ifnipedia (Facebook)

En esta Guerra de Ifni nada es convencional, nuestro enemigo conoce el terreno como la palma de su mano, se pega a él perfectamente, logrando pasar totalmente desapercibido, ocupa posiciones preparadas y lo más importante sabe ocultar el origen de sus fuegos, es decir actúan como auténticos guerrilleros.

Mi Bandera, la Roger de Lauria, II de paracaidistas ha liberado el puesto de Zoco el Tenin de Amel-lu en el marco de la Operación Gento, el rápido extremo del Real Madrid, pero esta operación va a resultar de todo menos rápida.

Diario de un soldado: día de la Inmaculada en el Tenin de Amel-lu.
Diario de un soldado: día de la Inmaculada en el Tenin de Amel-lu.

Los defensores de este puesto y sus familias han estado quince días sitiados de forma implacable por los elementos del Ejército de Liberación, pero por lo visto las penalidades no han terminado todavía.

El ocho de diciembre de 1957, día de la Purísima Concepción patrona de la Infantería española, procedemos a la evacuación del puesto de Tenin, destruimos todas sus instalaciones y enseres que no podíamos llevar y nos dirigimos a Sidi Ifni capital del territorio. A las 10,30 h. nos preparamos para iniciar la marcha, al abrir las puertas del puesto una amplia llanura nos va a dar la bienvenida en este viaje, el cual se convertirá como si estuviéramos inmersos en la Divina Comedia de Dante, en un descenso a los infiernos.

Mi compañía, la 8ª al mando del capitán Román Páez junto al teniente Caridad y a las secciones de los tenientes Colldefors y García-Calvo va a ser la encargada de proteger la retaguardia en esta evacuación, yo soy el CLP Alda, y soy el enlace del capitán.

El grueso de la columna está conformado por las secciones de los tenientes Gomila y Crespo como vanguardia, el convoy de mulas con las mujeres, niños y enfermos, los cuales son escoltados por los policías y tiradores del puesto y detrás el comandante Pallás, Jefe de la Bandera con su Plana Mayor.

Al salir del puesto, el silencio se podía cortar con una cuchilla de afeitar, la inquietud se abatió sobre nosotros, nos extrañaba que el enemigo no hubiera hecho acto de presencia en nuestro repliegue.

De repente la explanada se convirtió en un auténtico infierno, un enemigo invisible comenzó a disparar con ametralladoras y fuego de fusilería sobre las secciones de retaguardia y todo se convirtió en una especie de tiro al blanco en una barraca de feria, con la salvedad, que nosotros éramos los patos y ellos los tiradores de la feria, disparaban a placer, sin que pudiéramos descubrir el origen de sus disparos.

Para más inri, no teníamos apoyo aéreo, ni fuego de mortero para apoyarnos en el repliegue debido a la falta de munición y las malditas radios que tantos problemas nos daban, volvían a fallar en el enlace con el comandante Pallás. En la guerra de Ifni todo salía al revés.

Comenzamos a tener las primeras bajas, todo iba ocurriendo muy rápido, estábamos totalmente solos, sin posibilidad de recibir apoyo de ningún tipo, nos tuvimos que pegar al terreno como lapas, al intentar contratacar, volvíamos a tener más bajas, y auxiliar a los heridos era un auténtico suicidio, ya que te convertía en candidato a recibir un balazo seguro. Se mezclaban las órdenes de los mandos, los gritos, los lamentos de los heridos, todo como en una especie de sinfonía siniestra.

El enemigo amenazaba con flanquearnos y de este modo aniquilarnos para después atacar al grueso de la columna por la retaguardia, había que actuar rápido, demasiado rápido.

Había llegado el momento en el que el valor, el honor, el compañerismo, la lealtad y la abnegación debían de triunfar sobre todo lo demás, las muestras de todas estas virtudes se multiplicarían; el CLP Jardín cae muerto al auxiliar a un camarada herido, los CLP,s Morales y Albacete también caen al auxiliar a Jardín, Zambrano con una herida en el brazo se lanza disparando hacia el enemigo en un arranque de furia y Vilariño con un disparo en el vientre se niega a ser evacuado, sabedor que va a morir y permanece cuerpo a tierra protegiéndonos en la retirada.

Ha llegado el momento de la verdad, el capitán debe de elegir entre no abandonar a sus paracaidistas caídos o continuar con el repliegue para evitar que los guerrilleros caigan sobre el grueso de los evacuados, no me gustaría estar en su pellejo, lo miro con asombro, permanece ensimismado, sabedor de lo trascendental del momento. Finalmente ordena continuar el avance, con todo el dolor de nuestro corazón debemos proseguir para evitar una carnicería de nuestro correoso enemigo.

Gracias a Dios, el teniente coronel Crespo ha enviado a la 1ª compañía de paracaidistas, los cuales reforzados con ametralladoras y morteros hacen que los rebeldes se dispersen ante el peligro de ser envueltos.

Tras proseguir la marcha, observé al capitán, estaba absorto, ausente, había tenido ante sí el momento más duro de su vida, no tuvo elección: sus hombres heridos o la masacre completa del grueso de los heridos, mujeres y niños, a los cuales ni conocía; yo estaba seguro que lo ocurrido marcaría para siempre a mi capitán y lo atormentaría de manera constante durante el resto de su vida.

Por mi parte, nunca olvidaría jamás este día 8 de diciembre, día de la Inmaculada de 1957, Patrona del arma de Infantería en el Zoco el Tenin de Amel-lu, el día que marcó la Vía dolorosa de los paracaidistas en Ifni.

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