Cuando se trata la guerra de Ifni (que también afectó a Cabo
Juby y al Sáhara Español, y por lo tanto a todo el África Occidental Española)
se menciona el protagonismo del Ejército de Tierra, y en menor medida también
del Ejército del Aire; pero la Armada prestó una importante contribución con
todos sus medios disponibles, que en algunos casos hubieron de complementarse con
buques civiles. La guerra se desarrolló lejos de la Península, aunque cerca de
Canarias, pero en nuestras costas africanas sólo había un puerto aceptable,
aunque con limitaciones: el de Villa Cisneros.
África noroccidental hasta 1956, año de la independencia de
Marruecos.
Al inicio del conflicto la Armada disponía de 82 buques
tácticos, de los que 35 habían sido construidos antes de 1940 y tenían una edad
media de casi 26 años. En general su tecnología, capacidades y prestaciones se
encontraban ya desfasadas; y las unidades recibidas mediante la Ayuda Americana
teóricamente no podían utilizarse en el conflicto. Pero, aun así, la valiosa
colaboración naval posibilitó en gran medida que el Ejército de Tierra pudiese
alcanzar los objetivos previstos en las misiones encomendadas, pues fue en la
Armada en quien recayó mayoritariamente el transporte de miles de toneladas de
bastimentos, pertrechos y municiones, tropas y vehículos; el control de
nuestras aguas territoriales africanas; y el potente apoyo artillero.
Sus primeras misiones realizadas fueron las de TRANSPORTE en
la fase previa al conflicto abierto. Así el crucero Almirante Cervera
traslada en 1956 a la 1ª Bandera Paracaidista a Fuerteventura para después ser
aerotransportada; mientras que el crucero Miguel de Cervantes y el
transporte Almirante Lobo se encargan de situar la 13ª Bandera
Independiente de la Legión en El Aaiún.
Ya en 1957 el minador Neptuno y el transporte Tarifa
se encargan del traslado de Cádiz a Sidi Ifni de la 2ª Bandera Paracaidista en
relevo de la 1ª; pero el mal estado de la mar provocó que después de cuatro
días fondeados ante la playa de la ciudad solamente hubieran podido
desembarcarse 153 hombres, por lo que la operación hubo de suspenderse, siendo
culminada por vía aérea a los 19 días de su inicio.
En junio el crucero Méndez Núñez y el transporte Tarifa
zarpan con la 4ª Bandera de la Legión para Villa Cisneros; en agosto la corbeta
Atrevida desembarca secciones de Infantería de Marina y de Marinería en
Ifni; y en noviembre –pocos días antes del inicio de las hostilidades– parten
de Melilla con destino a Villa Bens los cruceros Almirante Cervera y Miguel
de Cervantes con el batallón Cabrerizas, y otras unidades de Ingenieros y
Sanidad. Desde el día 25 en Cádiz embarcan tropas expedicionarias del
Regimiento Soria núm. 9 en el Miguel de Cervantes; del Cádiz núm. 41 en
el Canarias; y fuerzas paracaidistas en el Méndez Núñez. También el
transbordador de la compañía Trasmediterránea Virgen de África participó
en esta operación situando tropas del Regimiento Pavía núm. 1.
A finales de noviembre la corbeta Descubierta
posiciona un trozo de desembarco en Cabo Bojador puesto que la dotación civil y
militar de su faro había sido hecha prisionera. El mes siguiente a bordo del
minador Neptuno viaja desde Baleares a Playa Aaiún una compañía de
zapadores anfibios del Tercio de Infantería de Marina. En enero y febrero de
1958 el minador Marte traslada a El Aaiún sendas compañías de Infantería
de Marina.
Para el transporte de vehículos se utilizaron
mayoritariamente buques civiles, aunque independientemente del tipo de buque
(civil o militar) que lo hiciese, para situarlos en tierra solo se disponía de
las barcazas K-1 y K-2, absolutamente insuficientes, por lo que
se desarrollaron gestiones con Estados Unidos y Francia para la obtención de
medios anfibios, lográndose de ambos en enero de 1958 un total de 19 lanchas de
desembarco LCM, y la cesión temporal por Francia del buque de desembarco LST
Odet, así como el apoyo del LSD Foudre.
El crucero Canarias.
La Armada también realizó tareas de CONTROL DE AGUAS
JURISDICCIONALES Y DISUASION a lo largo de los 1.400 km de nuestra costa en el
AOE para control de navegaciones, prevención e interdicción del tráfico de
armas y similares, vigilando a los numerosos buque-espía soviéticos que
navegaban por la zona transportando armas para los rebeldes y transmitiéndoles
información.
La más importante misión de disuasión realizada por la Armada
fue la demostración naval de Agadir, ejecutada el 7 de diciembre de 1957 a
corta distancia de su puerto por los cruceros Canarias y Méndez Núñez,
y los destructores José Luis Díez, Gravina, Almirante Escaño
y Almirante Miranda, en línea de fila y zafarrancho de combate. En las
dos pasadas efectuadas la artillería de los buques estaba cubierta,
municionada, apuntando tierra, y preparada para abrir fuego una vez se
recibiera orden expresa del ministro de Marina, que no llegó a darse. La ciudad
de Agadir había sido elegida por no estar artillada, y porque desde ella
irradiaba la dirección del ELM.
También tuvo lugar otra demostración de fuerza y disuasión
en el puerto de Tánger, muy poco conocida pero igualmente importante, que se
desarrolló simultáneamente a la de Agadir. Las órdenes determinaban que el
crucero Almirante Cervera con los destructores Almirante Antequera
y Jorge Juan se trasladasen a dicho puerto donde permanecerían hasta
nueva orden debiendo tener preparada una compañía de desembarco a disposición
Cónsul General (de España) lista para desembarcar y actuar en tierra si fuese
necesario. No se realizó acción alguna, y avanzada la tarde del día 7 se les
ordenó salir de puerto en un momento en que la demostración naval de Agadir ya
había finalizado.
Los destructores Almirante Miranda (izquierda) y Almirante
Escaño (derecha).
En lo que hace al BOMBARDEO NAVAL en apoyo a las tropas de
tierra para el desarrollo de sus misiones, la acción comenzó el 9 de diciembre,
16 días después del ataque inicial a Sidi Ifni, y estuvo a cargo del crucero Méndez
Núñez que abrió fuego sobre Telata, Mesti y Si Uarsig, continuando el día
siguiente sobre el norte del territorio (Tabelcut) ayudado por los destructores
Churruca y Vasco Núñez de Balboa, castigo que el día 11 prosigue el
crucero en solitario contra el mismo objetivo.
El bombardeo naval lo reanuda el día 20 el crucero Canarias
con los destructores Almirante Miranda y Almirante Escaño, que
baten el perímetro de la capital principalmente la posición de Buyarifén que se
pretende ocupar para mejorar la defensa de aquella. Los días 24 y 25 de
diciembre es también el Canarias a quien le corresponde disparar sobre
la misma posición.
Después de más de un mes sin fuego naval, el 19 de febrero
de 1958 tiene lugar la última acción de cañoneo de la Armada, corriendo a cargo
del crucero Galicia y el destructor Almirante Miranda en el norte
del territorio. El primero dispara sobre Tabelcut, Id Buchini, y Yebel Bu
Gamín; mientras que el segundo concentra sus acciones en Ercunt, Id Buchini y
Yebel Bu Gamín. La misión está motivada por el desarrollo de la Operación
Pegaso, que tenía como finalidad demostrar la capacidad ofensiva de las tropas
españolas, en cuyo transcurso tuvo lugar el denominado salto de Ercunt a cargo
de la Brigada Paracaidista.
En total, la Armada descargó en la campaña 408 disparos de
distinto calibre, todos ellos sobre territorio de Ifni.
Fronteras del Territorio de Ifni antes y después de la guerra
de 1957-1958.
Finalmente hay que resaltar que el desempeño de la Armada en
la guerra de Ifni resultó altamente satisfactorio, y en algunos aspectos
decisivo, para la realización y el éxito de las operaciones terrestres. También
se pusieron de manifiesto múltiples aspectos en el orden marítimo-naval, algunos
ya expuestos con carácter previo por su Estado Mayor, principalmente:
1. La escasa capacidad para la proyección de fuerza lejos de la Península.
2. La necesidad de disponer de puertos artificiales en el AOE para asegurar un
suministro regular de toda índole; y
3. La urgente necesidad de actualización de la Flota, tanto por renovación de unidades como
por modernización de las existentes.
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