Fuente: El Faro de Ceuta
Hombre con el valor acreditado en tres
guerras y en tiempos de paz en el antiguo Protectorado de España en
Marruecos, en su hoja de servicios consta: espíritu militar ‘mucho’,
dotes de mando "mucho", carácter ‘enérgico’, y aptitud que más se
distingue ‘información’
Parto de la base que lo que a continuación narro lo conozco de primera
mano, en primer lugar porque el coronel Francisco Mena Díaz es un viejo
amigo y, en segundo lugar, los documentos que tengo en mi poder
acreditan el fiel retrato de un buen soldado, integro con una honorable
conducta y que, incluso, periodistas de prestigio elogian la intachable
conducta de un hombre con más de medio siglo al servicio de España, como
lo que es: ¡un gran soldado!
El coronel Francisco Mena Díaz en 1957 como jefe de la Policía de Ifni y delegado gubernativo.
De la Facultad de Medicina al ejército
Francisco
Mena Díaz nació el 12 de marzo de 1913 en Fuensanta (Jaén), y cuando se
hallaba cursando estudios de Medicina, con 23 años se alista voluntario
en el ejército el 22 de julio de 1936, dejando los estudios para vestir
el uniforme de soldado. El 13 de agosto de 1937 es promovido a alférez
provisional, con aquel título que en broma decían: “alférez provisional,
cadáver efectivo”, por aquello de que la lista de caídos en combate era
abrumadora.
En
1941 es promovido a teniente de Infantería por promoción, y de aquí
hasta el día que como coronel pasaba a la situación de retirado, se
puede comprobar que este soldado, entre años de servicio y abonos de
campaña, incluyendo su etapa en la ‘División Española de Voluntarios’ en
el frente ruso, arroja nada menos que la cifra de 56 años, 3 meses y 5
días de servicio a la Patria, y como muy bien dice este soldado, sin
pedir nada a cambio, sólo con la íntima satisfacción del deber cumplido.
Hombre con el valor acreditado en tres guerras y en tiempos de paz en el
antiguo Protectorado de España en Marruecos, en su hoja de servicios
consta: espíritu militar ‘mucho’, dotes de mando “mucho”, carácter
‘enérgico’, y aptitud que más se distingue ‘información’. En sus largos
años y, especialmente en su etapa como comandante jefe del Grupo de
Policía de Ifni y delegado gubernativo, a él se debe por la valiosa
información que poseía, no sólo porque hable perfectamente el árabe,
sino también por la sagacidad y profesionalidad con la que manejaba
información a través de sus confidentes. De las cualidades de su
carácter y enorme sangre fría ante cualquier acontecimiento que se le
presentase, en su historial hay un hecho digno de destacar de su
estancia en el Protectorado de España en Marruecos, y así sucedieron los
hechos, el 16 de diciembre de 1952, cuando ejercía el cargo de
interventor comarcal de la cabila de ‘Telata de Beni Admud’, en
Marruecos, al entonces capitán Francisco Mena Díaz por sus buenos
contactos de información a través de un musulmán leal a España, le
comenta que había unos musulmanes que querían degollarlo. El principal
cabecilla era el caíd de la zona del Protectorado francés. Cuando al
mando de un convoy el capitán Mena Díaz iba hacia su destino, es atacado
y con tan sólo 10 hombres de la ‘Mehala’ les hizo frente -un ataque que
duró nueve días-, y el 25 de diciembre de 1952 su alteza real el jalifa
de la zona española del Protectorado, enviaba dos tabores de la
‘Mehala’ que conseguían reducir a los atacantes. El jalifa con sus
métodos tradicionales (la razia), lograba liberar a la columna del
capitán Mena. Dicho jalifa imponía a los atacantes una condena a los 75
notables de cinco años de prisión y una sanción económica.
Por esta actuación y previo informe de esta, el entonces capitán Mena y
sus hombres de la ‘Mehala’, fue condecorado con la ‘Encomienda de la
Orden Cherifiana’ (Medahuia), y a su vez, ascendido a adjunto
territorial, asimilado en su función a la de teniente coronel.
La pistola cargada y dos bombas en los bolsillos
A las 11 horas del 23 de junio de 1957, llegaba a Sidi Ifni en un
‘Junker’ del Ejército del Aire, pilotado por el general jefe de la Zona
Aérea de Canarias Francisco Mata Manzanedo, el general gobernador
Mariano Gómez-Zamalloa y Quirce con su ayudante, el comandante Francisco
Mena Díaz. El panorama que se encontraba era desolador, calles
desiertas, soldados armados en las azoteas y, sobre todo, mucho miedo.
El general Zamalloa, hombre curtido en mil batallas, enérgico y con
muchos reflejos, inmediatamente ordenó que todo el personal, tanto civil
como militar hiciese vida normal y, a la oficialidad, que el que
quisiese se presentase en el Casino Militar para una reunión.
El entonces comandante de la Policía de Ifni, Francisco Mena Díaz señalado con un círculo,
acompañado de un policía en una visita a una de las posiciones junto a un soldado.
Pronto
la actividad volvió a la normalidad, aunque con algunas precauciones,
pero lo cierto que el temor desapareció. El 11 de agosto desaparece el
avión ‘Heinkel’ con el comandante jefe de Policía, José Álvarez-Chas de
Berbén y su tripulación, y al día siguiente, 12 de agosto, el general
Zamalloa nombraba a su ayudante como jefe del Grupo de Policía y
delegado gubernativo, un nombramiento acertado y una persona idónea para
este cargo.
Las cualidades del entonces comandante Mena para
el importante cargo eran las mejores, y lo eran porque, como él mismo
afirma, no ha sido nunca racista ni xenófobo, por poderosas e
indiscutibles razones: la primera, y principal, por cristiano y
universalista, y la segunda, por su larga permanencia de los más de
veinte años en naciones del Tercer Mundo, en las cuales compartió
gratamente con los indígenas sus idiomas, leyes, usos y costumbres, que
con no ser coincidentes con las suyas siempre procuro propiciar una
afectiva relación con los nativos.
Informe del comandante Mena sobre un individuo marroquí, en el cual con
la honradez que le caracteriza,
informa que no tiene conducta de
contrabando de armas en la Guerra de Ifni.
El coronel Francisco Mena Díaz, un gran experto en cuestiones árabes,
poseía un gran conocimiento de la psicología del musulmán y, siempre
detrás de su sonrisa estaba su energía para, con el mayor tacto y
diplomacia, de manera enérgica en todo momento, dar lugar a que las
bandas rebeldes del Ejército de Liberación marroquí no lograsen
apoderarse con las armas de la población de Sidi Ifni y aniquilar a la
oficialidad del ejército y a su guarnición.
Esto, sus enemigos
y los de España, es algo que jamás perdonarían y queda avalado que,
desde junio de 1957 a marzo de 1958 el coronel Mena llegó a recibir nada
menos que 64 amenazas de muerte, algo que le obligó a ir con la pistola
cargada día y noche, y con dos granadas de mano en los bolsillos. Los
rebeldes habían puesto precio a su cabeza pero, nunca pudieron cumplir
lo que querían llevar a cabo: eliminarlo.
Su gran conocimiento
de temas árabes, del ‘hassanía’ y el ‘Aït Baâmrane’, fue por lo que los
prisioneros capturados por las tropas españolas, en los interrogatorios
los llevara él personalmente, descubriendo que muchos de los que decían
ser ‘baâmraníes’ eran nativos de Marruecos y residentes en dicha
nación.
El coronel Francisco Mena Díaz, se siente orgulloso de
haber entregado más de medio siglo de su vida a España, y él mismo dice
que consagrará la defensa del honor, la unidad y la grandeza de España,
y que aun siendo desfavorable, persistirá en su empeño hasta exhalar su
último respiro.
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