En el mes de octubre de 1540, concretamente en su primer día,
se libró en las inmediaciones de la isla de Alborán la batalla naval que
recibió su nombre, una de las primeras de la Armada Española, en la que
Bernardino López de Mendoza y Pacheco con una escuadra de 10 galeras derrotó a
otra de piratas berberiscos que regresaba a Argel tras atacar Gibraltar. Desde
entonces la isla quedó bajo soberanía española por ocupación, pues era considerada
terra nullius.
Vista aérea dela Isla de Alborán.
El pirata tunecino apodado Al-Borany la había utilizado como
base para sus fechorías y ataques a las costas españolas, tomando su nombre de
él. Está situada entre la Península y Melilla, a 85 km de Adra (Almería) y a 58
de la costa africana próxima a la ciudad autónoma. Con origen volcánico, tiene
576 m de longitud, una anchura máxima de 239 m, y superficie plana. En el
centro de ella, un canal subterráneo la atraviesa, y en condiciones favorables
resulta navegable con marea baja.
No dispone de agua potable ni hay cultivos, por lo que a
finales del siglo XIX se abastecía cada 15 días; pero en muchas ocasiones los
temporales lo impedían y los alboreños debían racionar los alimentos. Hoy, un
buque de la Armada y helicópteros militares aseguran los suministros.
Tiene una superficie aproximada de 7,12 ha, y como únicas
construcciones el faro, un barracón para diversos usos, una pequeña estación
sismográfica, y dos pequeños muelles a levante y poniente, que son los únicos
accesos por mar, aunque solo para pequeñas embarcaciones. Cuenta con helipuerto
y cementerio, en el que solamente hay tres tumbas: dos de familiares de trabajadores
del faro, y una tercera que podría ser del aviador alemán Gerhard Schreiner
cuyo bombardero Heinkel 111 fue derribado en sus inmediaciones en agosto de 1943.
De ser cierto, sería el único militar alemán fallecido en las dos Guerras
Mundiales que, inhumado en España, no lo está en el cementerio de Cuacos de
Yuste (Cáceres).
El faro entró en servicio en 1876, estando fortificado con
dos castilletes almenados, aunque no existió fuerza militar hasta mucho más
tarde. En 1964 se retiró su personal técnico, y en 2006 fue rehabilitado usándose
una parte de sus instalaciones como alojamiento y dependencias complementarias
de la guarnición.
En 1884 S.M. Alfonso XII por Real Orden de 9 de mayo, la adscribe
a la provincia de Almería, “por ser la más próxima y con la que sostiene
comunicación”, pasando a pertenecer administrativamente al distrito capitalino
de La Chanca-Pescadería. Cuando en 1891 fue dotada de servicio cablegráfico, el
telegrafista allí destacado celebró su boda antes de partir, y pasó su luna de
miel en la isla. Igualmente, por aquella época el mineralogista austriaco
Friedrich Becke halló en ella un nuevo mineral bautizado como alboranita.
En 1898 tenía 11 habitantes: la familia del farero y el personal dedicado al
cuidado del faro. Las comunicaciones con la Península se realizaban con barcos
fletados al efecto dos veces al mes, al costo de 1.053 pts. por viaje redondo.
Situación de la Isla de Alborán. (Elaboración propia)
Durante la II Guerra Mundial la Armada inicia el
abastecimiento mediante guardacostas, y se estableció en ella un contingente de
Infantería de Marina que se retira en 1963; pero la magnífica posición estratégica
de Alborán hace que dotaciones de la flota pesquera -y también militar- soviética
desembarquen repetidamente para tantear la instalación de un asentamiento
estable; por lo que en 1967 se volvió a disponer esporádicamente de fuerza, que
desde 1997 es permanente.
En 1950 el general Franco convirtió la isla en marquesado al
otorgar el título de marqués de Alborán al almirante D. Francisco Moreno
Fernández, bisabuelo del cantante Pablo Alborán. En julio de 1974 la guarnición
isleña hubo de abrir fuego contra un patrullero marroquí que perseguía a un
pesquero español que buscaba protección para evitar su arbitrario apresamiento.
Todo ello ocurrió dentro del mar territorial español circundante a la isla.
La soberanía española de Alborán fue cuestionada por Argelia
en 1978, aunque sin éxito. La postura surgió al interpretar erróneamente su
gobierno ciertas actuaciones españolas, aunque probablemente fue ideada para
evitar cualquier posible reclamación por parte de Madrid sobre la isla argelina
de Limacos, abandonada definitivamente en el siglo XIX, aunque de iure pudiera
continuar siendo española, pero con un difícil encaje ante una teórica
reclamación territorial en la actualidad.
En los años 70 y 80 el entorno natural de Alborán estuvo muy
amenazado por los arrastreros que recogían ilegalmente coral rojo y amarillo,
siendo algunos apresados por los patrulleros Acevedo, Izaro, Bonifaz, y
Laya. Ahora la isla, su entorno, y sus fondos marinos son Reserva Marina
y de Pesca, poblados de cazones, tintoreras, marrajos, calderones negros y
delfines mulares. Abundan las gaviotas patiamarillas y andouin, especialmente
agresivas hacia los humanos si se acercan a los nidos en las épocas de incubación,
e inicio del vuelo de los polluelos.
El 8 de junio de 2005 ante una llegada masiva de inmigrantes
ilegales a la isla, fue requerida la presencia de la Guardia Civil, la cual
alegó su pertenencia administrativa a la ciudad de Almería, tratándose consiguientemente
de una demarcación de la Policía Nacional, que hubo de desplazar efectivos
antidisturbios para sofocar una revuelta de los ilegales, contenida
inicialmente por la guarnición, que se vio obligada a abrir fuego disuasorio.
La curiosidad más destacable de Alborán es la publicada en
el semanario El Español el 26 de diciembre de 1942, referida a la llegada
de monjes coptos que supuestamente procedían del monte santo de Salónica ó
monte Athos. Estaba basada en el diario de tal año de un farero que escribía “Hoy,
día 6 de enero (…) han arribado al Sur de la isla cinco hombres (…).
No parecen náufragos, aunque han llegado en una pequeña chalupa con dos grandes
cofres”. Prosigue el relato que justificaron la arribada por su huída de
los horrores de la guerra, y que iniciaron la construcción de un pequeño
monasterio, utilizando materiales que les dejaban barcos que surcaban la zona;
todo lo cual no tiene visos de credibilidad.
Dados los acontecimientos bélicos existentes, se afirmó que eran
espías camuflados; pero a pesar de lo escrito en el semanario, más bien parece
tratarse de un ingenuo farero que buscó la notoriedad desde su propia
inventiva, quizá ayudado por la soledad del oficio, el generoso empuje de
imaginación que proporcionan las bebidas espirituosas, y los efluvios de las
mismas.
Pero, en fin, con monjes coptos o sin ellos, Alborán tiene
una rica historia, en algunos casos mezclada con leyenda, que no conviene olvidar.
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