Fuente: Canarias7
Algo ha pasado en Viena entre Marruecos y el Frente Polisario como para
que, por vez primera en 18 meses, las partes litigantes del conflicto
del Sáhara, se comprometan a reunirse en pocas semanas. Además del
impulso de Obama, los analistas consultados coinciden la exclusión de
Jalihenna Uld Rachid como revulsivo al proceso.
La luz de un gigante se apaga. Jalihenna Uld Rachid, el prohombre de
Marruecos en El Sáhara, el ex ministro de Hassan II y el enlace en el
que confió Francisco Franco para neutralizar al incipiente Frente
Polisario, acaba de recibir uno de los golpes más severos de la siempre
sutil política exterior marroquí.
Rachid es uno de los
hombres más ricos del reino. Su habilidad en el manejo de los resorte
del poder, quedó de manifiesto con la victoria de su hermano, Hamdi, en
las pasadas elecciones locales al frente del Ayuntamiento de El Aaiún.
Pero su poder se desvanece desde que el pasado año acusó al Ministerio
del Interior alauita de arrojar vivos, desde helicópteros, a
simpatizantes del Frente Polisario.
Jalihenna Uld Rachid es, en teoría, la máxima autoridad marroquí para
los asuntos del Sáhara. De hecho, en 2006, el rey Mohamed VI lo nombró
presidente de su consejo especial para los asuntos de la ex colonia
española, denonimado Corcas.
«Pero el malestar es evidente»,
según varios analistas consultados por este periódico. La delegación
marroquí que se reunió durante dos días con el Frente Polisario en
Viena, encabezada por el ministro de Asuntos Exteriores, Taib Fasi
Fihri, excluyó a Rachid de la quinta ronda negociadora, un hecho
«relevante» que «da pistas sobre el parecer de Palacio».
Además
de la pesistencia del presidente de EEUU, Barack Obama, en desbloquear
un conflicto de 34 años de duración, y el empeño del nuevo enviado
especial de la ONU, Christopher Ross, las fuentes consultadas creen que
el revulsivo dado esta semana al proceso responde, en parte, a la
sanción de Rabat a Rachid.
A las partes no le gustaba el papel
«confuso» que ha ejercido en las anteriores citas como mediador del
conflicto. «Recuerda su etapa con Franco, con Marruecos, con el
Polisario, con el Corcas, con el Puns..., no sabemos dónde está y
confunde».
De hecho, en las exposiciones de ambas partes se
percibe cierto atisbo de esperanza, aunque unos y otros no ceden.
Marruecos opina: «Las negociaciones se inscriben dentro del marco de la
continuidad y de la puesta en marcha de las resoluciones del Consejo de
Seguridad, que recuerdan todas la preeminencia de la iniciativa marroqu
yla autodeterminación no pasa necesariamente por un referéndum de
múltiples opciones, y puede hacerse realidad a través de las
negociaciones».
Y el Frente responde: «Ha habido ambiente de
franqueza y respeto que permitió profundizar en el debate. Coincidimos
con el enviado Ross de que los contactos deben seguir. El núcleo del
problema saharaui es la autodeterminación, porque exigimos el
referéndum».
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