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JORNADA 13. 1 de septiembre de 2009
Crónica 1
Ramón Huarte
Cronista Oficial MRS 2009
1 SEPTIEMBRE, 7:00
Sustitución.
La noche ha sido fresca y húmeda, sobre todo en comparación
con las temperaturas de jornadas anteriores. La bruma procedente del Atlántico
cala hasta los huesos, sustituyendo en nuestros cuerpos a la arena del Sahara.
Entre la niebla, desde la terraza de "La suerte loca", voy
viendo aparecer a los chavales, como espectros en traje de baño, las toallas
por encima, procedentes de la playa. Tras el deporte, ha habido baño.
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Contrastes.
Nuestros cuerpos no deben andar tan mal de aguante, teniendo
en cuenta que en unas pocas horas han pasado de más de 40 grados de temperatura
a menos de 10 en el lago Tislit, de 2.700 metros de
altura en la montaña al nivel del mar en el Atlántico, del aire seco y
mordiente del Sahara a la humedad oceánica de Sidi-Ifni.
1 SEPTIEMBRE, 10:00.
Sidi Ifni.
Sidi Ifni
es una ciudad de 30.000 habitantes, que nos parecería decadente y desordenada
si no fuera porque, tras la montaña y el desierto, se nos antoja el centro
geográfico del lujo.
Roberto Becares, compañero de "El Mundo", en la crónica que
escribe para su blog, titula "La
Tarifa de Marruecos". Se refiere precisamente a que un par de
pequeñas tiendas con artículos surferos, al lado de
nuestro hotel, o cuatro adhesivos colocados en los cristales, nos hacen volar,
en estas condiciones, hasta Tarifa o Mundaka, y en
nuestras cabezas, en Sidi Ifni
suena la música de los Beach Boys, y por las callejas
que dan a la playa, pasean musculados surferos con
bañadores de palmeras.
En la "Tarifa de Marruecos" de nuestra imaginación no hay
Ramadán. En Sidi Ifni sí.
Para atraernos de nuevo a tierra y contarnos la realidad, Asenjo lleva a todo el grupo por el que fue y sigue
considerando su pueblo, desgranando detalles en cada esquina. Sidi Ifni fue retrocedida por
España a Marruecos en 1.969, pero todavía hay gente por aquí que le conoce, que
se acuerda, que fue compañera suya de clase.
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Aprendizaje inverso.
Ya comenté en una de las primeras crónicas que me daba la
impresión de que los chicos nos iban a dar alguna lección a los mayores.
Algunos de ellos se las apañaron ayer por la noche para hacerse con unos platos
combinados, esta mañana otros habían sacado de no se sabe dónde unas magdalenas
"King size" que se devoran después del deporte.
Sin embargo, el honor de los "veteranos" queda a salvo.
Anoche, los bomberos, David del Canal Isabel II, y alguno más, logramos que nos
prepararan unos huevos fritos con patatas. Fueron literalmente a buscar los
huevos a una granja para nosotros. Cada plato, cada ración, 4 huevos fritos.
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Regreso al futuro pasado... el bucle.
Tras la retrocesión por parte de España a Marruecos de Sidi Ifni, el Gobierno marroquí
encaló las paredes en las que figuraban los nombres españoles de las calles. Ahora
que se quiere atraer un turismo de memoria histórica, las autoridades han
vuelto a rotularlos.
Los chicos, sentados en el suelo, escuchan la charla del
profesor Asenjo. La calle tras ellos luce un letrero
recién pintado: "Calle del suboficial Zabala".
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Comunicación unidireccional.
Oigo el comentario de uno de los chicos: "Ni me había
acordado de que comenzaba la liga". Las noticias no llegan, no las buscamos. De
vez en cuando circula un rumor: "Dicen que el Madrid ha ganado".
La comunicación con las familias es unívoca. Reciben las
noticias que les enviamos a través de la web o de la prensa. Nosotros no las
suyas. No hay, en todo caso, información personalizada, solo de grupo.
Hoy es el cumpleaños de mi madre y se enterará leyendo estas
líneas de que le he comprado ya el aceite de Argan
que me encargó. Un beso.
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El tiempo bereber.
Una barra vertical con dos semicírculos abiertos hacia
arriba y abajo. Es el símbolo del orgullo bereber. Símbolo, como bereberes
orgullosos que son, de los nativos saharauis. Un símbolo que recuerda a un
reloj de arena que marca el tiempo que pasa inexorable para ellos.
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La fiesta bereber.
Es Ramadán. Durante el día, las calles quedan desiertas, y
los habitantes de Sidi Ifni
deambulan lentamente, o miran, sentados, a nuestro bullicioso grupo.
Por la noche, despiertan. Después de cenar un grupo local
nos ofrece una fiesta de percusión y cantos en la plaza enfrente del hotel.
Ellos rebosan energía, mientras el que hace unas horas era
bullicioso grupo observa, cansado por el trajín del día, sacando fuerzas de
flaqueza para acompañar a los marroquíes.
Ahora les toca a ellos
Crónica 2
Ana Fernández-Crehuet
Sidi Ifni
nos levanta con un cielo cubierto y una playa impresionante. ¡Qué vistas! es el
comentario más oído entre los chicos. Por fin nos esperan unos días de descanso
o por lo menos más tranquilos que los anteriores. El plan es bastante
relajante, sobre todo cuando uno inicia el día con un buen desayuno a pie de
playa y divisando a los atrevidos surfeadores que a
7º se deslizan en las olas del Atlántico. Tres guardacostas actualizan los
datos de la temperatura exterior, del agua, viento y humedad.
Paseo por el centro de la ciudad y recepción por parte del Alcalde,
¡Esto hace unos años era España! y todavía hay algún lugareño que nos lo
recuerda; ¿sois de Madrid? Yo del Real Madrid ¡como si
fuese lo mismo ¡y su colega con la camiseta de Kaká, ¿de dónde la habrá sacado?
Está orgullosísimo.
El caso es que es curioso pasear por este sitio, los nombres
de las calles están muchos en español, las iglesias católicas cerradas, y todo
lo referente al pasado está completamente clausurado, pero ahí está, no lo han
derruido.
Una playa impresionante de varios kilómetros recorre una
parte de la ciudad, es enorme y está prácticamente vacía, sólo la llenan un
montón de camisetas verdes haciendo un montón de actividades, aunque hay que
reconocer que el premio se lo lleva el surf¡¡¡¡¡y la verdad es que no sé les da
nada mal ¡con lo fría que está el agua¡, espero que no
tengamos catarros que atender mañana.
Cena de sardinas típicas de la zona y festival Sidi-Ifni no nos deja descansar, hay que aprovecharlo a tope
y nadie quiere perderse ni un minuto de disfrute.
Ya hemos pasado el ecuador del viaje y aquí no hay quien se
pierda nada.
Crónica 3
Celia Izquierdo
Adriana Muñoz
Como todos los días, nos hemos levantado apretados por las
prisas.
Tras los cinco kilómetros de carrera y los estiramientos con
Pablo, nos fuimos a desayunar. Sinceramente ha sido de los mejores desayunos
que hemos comido: pan calentito con mantequilla y mermelada y un colacao.
Por fin un sitio en el que lavar la ropa y ponernos un poco
en remojo, que ya hacía falta.
Después de que el profesor Asenjo
nos introdujera en la historia de Sidi-Ifni, hemos sido recibidos por el Alcalde y nos han
enseñado el ayuntamiento perfectamente conservado desde la época en la que los
españoles estábamos aquí. Después de la visita guiada hemos visto muchos de los
contrastes que caracterizan a un país como Marruecos. Aparentemente, en el
mercado se respiraba un ambiente de calma y alegría, el típico de un pueblo.
Pero cambiamos de impresión: toda la ilusión y alegría de sus habitantes se
desvaneció en cuanto vimos a uno de esos niños de los que tanto se ha oído
hablar pero que no siempre se ven. Los llamados "niños pegamento". Niños que
incapaces de afrontar su cruda realidad, tienen que drogarse para no ver y
sentir el dolor. Desgraciadamente somos nosotros, los países del primer mundo,
los que les hemos inculcado esos valores.
Hoy, eso nos ha hecho reflexionar. Y pensando en la
injusticia hemos comido un plato de cuscus. Después
de comer y relajarnos un poco en la playa los monitores nos han preparado unos
talleres. El que más furor ha tenido es el de surf, a pesar del frío hemos
entrado en el mar.
Crónica 4
Elsa Valdivieso
Laura García
Después de las palabras de Joaquín describiendo la historia de
Sidi Ifni nos sumimos en la
húmeda noche del 31 de Agosto.
Tras algunas horas de sueño nos despertamos a la voz de
Pablo, quien nos dirige a la playa en la que realizamos una carrera de 5km.
Al finalizar este duro recorrido el baño en la playa y las
duchas de después se hacen casi imprescindibles.
Algo a destacar en el día de hoy es el lavado de nuestra
ropa, que tras haber recorrido el Sahara, el polvo incrustado es casi imposible
de desprender. Las nubes con las que
amanecemos, toman otro rumbo durante la segunda parte de la charla sobre esta
ciudad. A continuación nos dirigimos al Ayuntamiento donde el Alcalde y su
intérprete nos acogen. Las edificaciones, que aún conservan un marcado estilo
español, llaman la atención de los visitantes.
Antes de comer, durante la visita por el zoco, los refrescos
bien fresquitos no dejan de ser el
producto estrella. Por fin llega la esperada hora: cuscús, pollo y un delicioso
melón llenan nuestros estómagos. Nada mejor para digerirlo que una siesta en la
playa de la costa marroquí. Entre siestas, fotos y risas la hora de los
talleres nos alcanzan. El surf resulta nuestra actividad estrella acompañada de
otras como el cuaderno de viaje, taller
de radio, cooperación, arqueología y astronomía.
Una vez más el sol se esconde y la cerrada noche en tierras
extranjeras envuelve a los viajeros. Cada segundo que pasa nos acercan más a
este lugar tan diferente a lo que nos suele rodear y hace que sintamos el
privilegio de tomar parte en este viaje.
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