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Un "regalo" de última hora
Le damos un vistazo a la libreta de ahorro que abrió
en el Banco Exterior de España, oficina de Sidi Ifni, de la que se
deduce que tuvo una desahogada economía durante la mili. Me hace
observar Victoriano la relación de los reintegros con fechas previas a
la Jura, las subidas y bajadas a la montaña, la venida a la Península
para las “oposiciones” -5.000 pesetas- en Octubre de 1.961, y la
preparación de la licencia que para él significó una prolongación de
las “putadas” hasta entonces recibidas.
Dice el Dr. Gracia: muy alegremente habíamos vivido
Eduardo y yo con el viaje a la Península, que ya he narrado, pero no
contábamos con que las circunstancias habían cambiado con la llegada
del Teniente General D. Ramón Gotarrodona Prats al mando de la
Capitanía General de Canarias.
De este personaje –continua diciendo Victoriano- ya
refiere algunas peculiaridades Susarte en sus Memorias que tú amplias
–en las tuyas- con muy jugosos datos sobre su condición sexual y de
cómo se las gastaba, en sus “manías persecutorias”, en especial con los
médicos.
Una hoja de su libreta de ahorro en el Exterior de Sidi Ifni.
Pues bien, el día uno de Julio se anunció en el
Grupo que nuestra quinta la licenciaban, el cuatro se hizo una fiesta
de despedida al soldado veterano y se dijo que el día seis empezarían a
salir las expediciones para devolvernos a nuestras casas.
Me fui a la oficina del Banco Exterior para saldar la cuenta -1.500
pesetas-. La alegría no podía ser mayor, pero… Sí, había un pero. Nos
llamaron de la oficina del Mayor a mi compañero de “correrías
opositoras” y a mí para notificarnos que había llegado orden de la
Capitanía General posponiendo nuestro licenciamiento con nuestra quinta
porque teníamos que recuperar el tiempo que estuvimos fuera de Ifni con
motivo de los “exámenes”. ¡Ahí es nada la putada!
Alborozo de los soldados el día del licenciamiento.
Tuvimos que ver a nuestros amigos y compañeros de
las Cajas de Murcia y Valencia como embarcaban en el “Romeo”, tras
varias intentonas –el océano estaba muy embravecido- y nos quedamos en
Sidi Ifni, como parias, ya que nuestros destinos habían sido ocupados
por los reclutas que ya soldados nos reemplazaban. Y en ese estado
vegetativo permanecimos cerca de un mes, el periodo de tiempo más
largo, más inútil y más pesado de todo el servicio militar.
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