Fuente: Off Road Empordà (Blog)
"¡Mírame amigo!, yo podria ser un ciudadano de la comunidad europea y ahora solo soy un puto moro".
De esta manera bromeaba Hammed sobre su destino cuando nos contaba su
rocambolesca historia en el mercado de Ifni. En la cálida tarde de
primavera, la suave brisa del Atlántico refrescaba lo suficiente como
para que fuera un placer pasear por las concurridas calles de la
ciudad.
Nosotros, escuchabamos la historia, entre la incredulidad y la fascianacion por el interlocutor recién conocido.
En una noche de verano del año 1969. Hammed y Santi (el sevillano), se
escaparon del cuartel de la XIII Bandera de la Legión donde servian.
Tenian que celebrarlo. Volvian a España y Hammed comenzaria una nueva
vida en un pais que no conocia pero al que habia jurado su bandera, alistándose a la legión, como voluntario extranjero. Sidi Ifni seria
entregado a Marruecos el 30 de junio y la unidad disuelta e integrada
con el resto de la Legión.
Los dos soldados, emprendieron camino al pueblo vestidos con jelabas
para eludir la vigilancia de la policia militar. Su objetivo era una
casa en la calle Oviedo donde les esperaban amigos del pueblo para
celebrar una fiesta a base de anís, kiffi y el cariño de las mujeres
que venden su amor a los legionarios.
Al doblar la esquina los dos
hombres se pararon en seco. Los cascos blancos de la PM resplandecian
en la noche, mas que la luna sobre el Atlantico. Sin pensarlo, los dos
echaron a correr. Corrian como nunca lo habian hecho. Escaparse del
cuartel incumpliendo la orden de acuartelamiento en prevención, era un
delito militar de graves consecuencias y ellos no podian permitirse que
los policias les atrapasen. Los del casco blanco, alertados por la
repentina carrera de los jovenes, echaron a correr detrás de ellos.
Hammed entro en una casa cuya puerta encontró abierta, sin dejar de
correr, subió las escaleras hacia la azotea y de allí salto de tejado
en tejado hasta que el cable de un tendedero le corto el paso. Cayó a
la calle des de una altura de 5 metros. Después, ya no recordaba nada
de lo que pasó durante las dos semanas siguientes. Al despertar, tenia
una pierna vendada hasta la rodilla y una gasa le cubría la cabeza. Por
suerte el hombre que lo encontró, conocia a su falmilia de Agadir y lo
ocultó de los PM en su casa. Lo curó y buscó a un médico para que
lo atendiera mientras el permanecia incosciente.
Cuando Hammed pudo
caminar, se dirigió a lo que había sido su cuartel en la colina frente
al aeropuerto. Una enorme bandera marroquí, colgaba del mastil y el
escudo de la legión, hecho de piedras encaladas, se había transformado
en una estrella de cinco puntas. Los españoles se habian marchado sin
el. De Santi (el sevillano), nunca mas supo. Quizás cumplió condena en
algun penal militar y ahora cuenta batallitas de legionario a sus
nietos mientras se balancea en una mecedora a la puerta de una blanca
casita sevillana.
Él, sigue vagando por el puerto de Ifni, contando su
historia a quién la quiere escuchar, buscando quien le invite a un té y
mirando con nostalgia las ruinas del aeropuerto español de donde hace
40 años partió el ultimo avión a España, el avión que lo dejó en
tierra.
Despues de escuchar a Hammed, los viajeros ponen rumbo a Playa
blanca. Cuando salen de Ifni en dirección sur, pasan por el viejo
aeropuerto y observan las piedras blancas sobre la colina. Durante unos
instantes, ninguno habla. Les espera una larga jornada de pistas,
dunas, barro y playas con mareas traidoras en los que el Navara (la
camioneta) debe demostrar que es un todo terreno.
A mi amigo Gerard Ifni 2008.
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