Fuente: lasprovincias.es
El responsable de Anticorrupción es, tras seis años
en el cargo, una de las grandes pesadillas del PP
El fiscal Felipe Briones Vives (1959, natural de la
antigua provincia española de Ifni, en el suroeste de Marruecos) se ha
convertido, desde hace cerca de seis años, en una de las principales
dianas del fuego cruzado que mantienen los partidos políticos de la
derecha y la izquierda en España. Es el mismo tiempo que hace que fue
nombrado jefe de Anticorrupción del Ministerio Público en Alicante, por
decisión del fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido.
Hasta entonces, de Briones, que estudió Derecho en
Alicante y después accedió a las carreras fiscal y judicial, casi se
había hablado más por su encendida defensa de las grandes causas
humanitarias que por su trayectoria profesional, que le llevó a ejercer
como acusador público en la Audiencia Provincial. Su sufrimiento por los
pueblos marcados por calamidades le vino determinado por su estancia de
16 años en el Sáhara español, donde su padre trabajó como funcionario
del Estado y donde su bisabuelo ya se había instalado en 1902. Nunca ha
perdido su vinculación con el colectivo saharaui.
Con la misma firmeza, en el pasado tampoco dudó en
ponerse en la piel de los indígenas de la isla indonesia de Timor
Oriental, a la que se desplazó en 1999 para ejercer como observador de
la ONU en el referéndum de autodeterminación de la antigua colonia
portuguesa.
Estas muestras de compromiso social y su vinculación con
la conocida como ala progresista de la Fiscalía hicieron que los amantes
de las etiquetas pronto lo catalogasen como un fiscal de izquierdas. De
hecho, fue discípulo, entre otros, del fallecido Miguel Gutiérrez, a
quien se le bautizó como el 'fiscal rojo'.
Y su acceso a la sección de Anticorrupción exacerbó los
ataques de las voces más conservadoras. Sobre todo, cuando en el PP
fueron comprobando que la mayor parte de las investigaciones emprendidas
por Briones y que salpicaban a políticos repercutían en cargos públicos
populares.
Entre otros, Felipe Briones intentó, pero no consiguió,
sentar en el banquillo al ex alcalde de Alicante Luis Díaz Alperi y a su
entonces concejal de Urbanismo y actual primera edil, Sonia Castedo. Ya
entonces apareció el nombre del empresario Enrique Ortiz, con motivo de
la adjudicación de tres aparcamientos subterráneos.
Las pesquisas de Briones se han ganado la fama, tal y
como acentúan sus críticos, de que empiezan con mucho fuego de artificio
y de que rara vez llevan aparejada una condena. Los populares confían
en que así sea, de nuevo, con el 'caso Brugal', que afecta al presidente
de la Diputación y a tres concejales del PP en Orihuela.
El asunto, después de más de tres años de trabajo
policial, sigue su proceso de instrucción con once imputados.
Entretanto, Briones, como siempre, encaja las críticas con flema. En
cambio, lleva peor lo de haber dejado de fumar y abandonado su
característica pipa.
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