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Fuente: Revista General de Marina, marzo de 2008.
Antecedentes
CUANDO empiezo a escribir estas líneas, hace cincuenta años que tuvo
lugar el conflicto Ifni-Sáhara del que fui testigo presencial por estar
destinado en el Estado Mayor de la Flota a bordo del crucero Canarias.
De ahí que parte de lo que relato sea historia «vivida». También
pretendo con este trabajo dar a conocer el silencioso papel que, como es
habitual, desempeñó la Armada.
En este conflicto, que tuvo lugar en 1957-58, peyorativamente llamado
«guerrita de Ifni», las Fuerzas Armadas españolas tuvieron unas 800
bajas entre muertos, heridos y desaparecidos. Según el general Casas de
la Vega en su libro La última guerra de África, fue «el precio de sangre que hubo que pagar porque España tenía derechos que mantener y deberes que cumplir».
Y así se hizo: gracias a este sacrificio se continuó pescando en paz
en el gran banco sahariano durante dieciocho años más y las islas
Canarias pudieron disfrutar de un largo periodo de prosperidad y de la
cobertura del glacis defensivo geoestratégico y área de influencia que
para ellas representaba el Sáhara español.
Hemos mencionado la pesca porque fue ésta el motivo que propició la
ocupación de enclaves en la costa africana adyacente a las islas. Los
fosfatos de Bucraa, descubiertos por un geólogo español, no se empezaron
a explotar hasta finales de los sesenta.
El 1946 los territorios de Ifni y del Sáhara Occidental se integraron
en una sola entidad política y militar: el África Occidental Española o
AOE. La ocupación española de estas tierras llevó consigo años de paz y
amistad con los nativos y de tranquilidad para los cientos de barcos
españoles queexplotaron los ricos caladeros que se extienden frente a la
costa norteafricana, como ya lo venían haciendo sus antepasados desde
varios siglos antes.
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