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Fuente: Revista General de Marina, marzo de 2008.
Cambio de Gobierno y fracaso de la política seguida en el AOE
El 25 de febrero de 1957 se produjo un cambio en el Gobierno, que no
supuso en los ministerios militares alteración sustancial de la política
seguida hasta entonces de restricción al máximo de los gastos de
defensa. Del nuevo Gobierno formaron parte Ullastres y Navarro Rubio,
artífices del plan de estabilización proyectado ese año y puesto en
práctica en 1959. Lo que más incidencia podía tener en los sucesos que
se estaban produciendo en el AOE era la continuación en la Subsecretaría
de la Presidencia del Gobierno del almirante Carrero, lo que en
principio significaba la continuidad de la política a seguir en África
dictada directamente por la Presidencia al general gobernador del AOE.
El 21 de marzo de 1957 el almirante Carrero Blanco, ante la delicada
situación en que se encontraba España, dirigió un escrito al gobernador
del AOE, general Pardo de Santayana, en el que le indicaba la política
de compromiso que debía seguir. Ésta consistía, en su aspecto político,
en tratar de convencer a los saharauis de las intenciones anexionistas
de Marruecos respecto al Sáhara, lo que significaba la pérdida de las
libertades que España les garantizaba y que, con el tiempo, llegarían a
la concesión de la independencia, y en el militar, proceder frente a las
bandas armadas de la forma siguiente: si las partidas eran débiles,
desarmarlas; si eran fuertes, evitar el choque armado; y si su acción
iba dirigida contra los franceses, informar a éstos de sus movimientos e
intenciones. En la franja de terreno comprendida entre el río Draa y el
paralelo de 27 40’, que era «protectorado» y no zona de plena soberanía
española, la prudencia debía extremarse al máximo. La primera medida no
dio resultado. Al contrario, se detectó un trasiego de notables
saharauis por los pasos del Draa, que iban y venían de Egleimin e
incluso de Rabat, donde acudían a rendir pleitesía al sultán de
Marruecos. Las deserciones de nuestros soldados indígenas aumentaron,
así como los actos de sabotaje a líneas telefónicas y postes de
conducción eléctrica en el territorio de Ifni.
Los incidentes originados por la entrada de unidades militares
francesas que perseguían a las bandas dieron lugar a reclamaciones por
nuestra parte. Pese a todo, de hecho, todavía no se había producido una
agresión directa a nuestras escasas fuerzas ni a nuestras instalaciones.
Pero la política seguida no podía mantenerse después de la agresión a
un puesto español en el Sáhara y del asesinato de un capitán moro del
Ejército español, al cual habían de seguir otros muchos oficiales y
suboficiales indígenas afectos a España.
Desde el punto de vista militar, lo más urgente era motorizar nuestras
unidades saharianas. A paso de camello no se podía acudir con prontitud
al interior para imponer nuestra autoridad.
Como los únicos medios de desembarco de vehículos de que se disponía eran las dos barcazas K, éstas tuvieron que afanarse en llevar camiones y jeeps, tanto a la playa de El Aaiún como a la de La Sarga en Villa Cisneros. El 17 de junio de 1957, el crucero Méndez Núñez y el transporte Tarifa salieron
de Ceuta con la 4.ª Bandera de la Legión, que desembarcó en Villa
Cisneros el día 21. Era la tercera unidad tipo batallón enviada al
Sáhara desde los primeros incidentes. El 20 de ese mes se infiltraron en
nuestro territorio de Ifni activistas del llamado Ejército de
Liberación para sublevar a la población indígena, lo que aconsejó enviar
una compañía de la recién llegada 4.ª Bandera a Ifni, que en la corbeta
Atrevida embarcó en Villa Cisneros y desembarcó en la playa de Sidi Ifni.
Todos los indicios apuntaban a que los hilos de la trama los movía
Marruecos, es decir, el propio Mohamed V. De ahí que desde el Gobierno
General del AOE se solicitara el envío de refuerzos y se propusiera el
entendimiento con los franceses. En espera de la llegada de refuerzos,
especialmente de vehículos para motorizar a las dos banderas de la
Legión que ya había en el Sáhara, al nuevo Gobernador del AOE, el
general Zamalloa, que había tomado el mando el 23 de junio en relevo de
Pardo de Santayana, se le ordenó abandonar todos los puestos del
interior de nuestro Sáhara y concentrar todas las fuerzas en él
desplegadas en cuatro puntos: Villa Bens en cabo Jubi, El Aaiún y su
playa, Villa Cisneros-El Aargú y La Güera. También se le concedió
autorización para iniciar conversaciones con el general francés
Bourgunt, con objeto de planear acciones combinadas. La medida de
abandonar posiciones del interior era militarmente acertada pero
políticamente perjudicial. En Ifni, en contra de lo decidido en el
Sáhara, continuaron ocupados todos los puestos del interior.
La actividad desplegada por las bandas del Ejército de Liberación,
tanto al norte como al sur del río Draa, y las concentraciones de ellas
en la zona de Egleimin, produjeron la natural inquietud y propició un
cambio de política por parte de España.
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