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Fuente: Revista General de Marina, marzo de 2008.
La agresión a Ifni y el apoyo de fuego naval
El 23 de noviembre se produjo la agresión a Ifni por las bandas
incontroladas del Ejército de Liberación, invadiendo nuestro territorio
de soberanía unos 1.500 hombres. Algunos puestos avanzados fueron tomados y otros quedaron cercados. Un grupo de unos
doscientos hombres trató de avanzar hacia la ciudad de Sidi Ifni, pero
fue rechazado. Igual suerte corrieron los que por el sur intentaron
ocupar el aeródromo.
El levantamiento en masa de los nativos, con el que contaban los
invasores, no se produjo. De cualquier forma, la situación fue crítica
los días siguientes y estaba lejos de ser controlada.
Con gran celeridad se procedió a enviar a Ifni desde El Aaiún la VI
Bandera de la Legión por vía aérea y dos compañías de Infantería desde
Canarias. En otro puente aéreo la 1.ª Bandera Paracaidista se transportó
a Ifni desde su acuartelamiento en Alcalá de Henares. El Ejército del
Aire prestó su apoyo a los puestos cercados mediante el bombardeo y
ametrallamiento de los sitiadores y el lanzamiento de municiones y
suministros.
El día 24, es decir, el siguiente a la agresión, la Flota recibió
orden de dirigirse a Cádiz y transportar tropas de Cádiz a Gran Canaria.
El 25 salió de Tenerife y el 27 se efectuó en Cádiz el embarque de
tropas de la forma siguiente: el Batallón Expedicionario del Regimiento
de Cádiz núm. 41 con su impedimenta en el Canarias, el Batallón Expedicionario del Regimiento de Soria núm. 9 con su impedimenta en el Cervantes y la 201 Compañía Paracaidista y 52 toneladas de municiones en el Méndez Núñez. Conforme se concluía el embarque en cada crucero se salía navegando con independencia con destino a Canarias.
En la noche del 28 de noviembre, al interceptar el Canarias un
radio del almirante de la Base Naval de Canarias al ministro de Marina
informando de la suma gravedad de la situación en Ifni, el almirante de
la Flota decidió alterar la misión encomendada a los cruceros ordenando a
éstos dirigirse directamente a Sidi Ifni a 20 nudos para desembarcar
allí, con los medios de barqueo disponibles, las unidades transportadas.
El Canarias fondeó en Sidi Ifni la mañana del 29, el Méndez lo hizo por la tarde de dicho día y el Cervantes al amanecer del 30.
En Sidi Ifni se encontraban el minador Neptuno y los mercantes Paloma y Río Sarela.
Este último hacía las veces de almacén flotante donde, sin prisas, se
transbordaba la carga para llevarla a la playa con condiciones de mar
favorables.
El 30 de noviembre fondeó también en Ifni el transbordador Virgen de África con el Batallón Expedicionario del Regimiento de Pavía n.o 15 a bordo.
Ese mismo día llegó, en aviones DC-3, una compañía de
ametralladoras de Infantería de Marina de la Agrupación de Canarias
desde Gando, al mando del capitán Francisco González Ibáñez, que ocupó
posiciones para defender la cabeza de playa y proteger los desembarcos.
Ya había en Ifni, aparte de la Brigada de Marinería del AOE, una
sección de Infantería de Marina y otra de Marinería armada, que habían
llegado en la Atrevidael 30 de agosto de 1957. Todas estas
fuerzas quedaron a las órdenes del comandante de Marina. El barqueo de
todas las tropas y del material se efectuó con los botes de los cruceros
y con los carabos tripulados por los hombres de la ya mencionada
Brigada de Marinería de Ifni. En un carabo cabían 20 hombres con su
impedimenta. Una vez cargado, un bote a motor lo remolcaba hasta las
proximidades de las rompientes. Allí, largado remolque, el carabo, a
remo, atravesaba éstas y varaba en la playa saltando a la arena los
soldados que transportaba. El bote a motor remolcador también se enviaba
cargado de soldados. El bote esperaba delante de las rompientes a que
el carabo regresara vacío; en él embarcaba el personal que iba en el
bote y el carabo cruzaba las rompientes y lo ponía en tierra. De esta
forma se procuró acelerar el desembarco. El batallón embarcado en el Virgen de África se puso en tierra por este procedimiento, con carabos y botes del Canarias.
El autor de este artículo participó en estas faenas con otros oficiales
a las órdenes del capitán de corbeta Fraga Ferreiro, tercero del Canarias.
La prolija descripción que antecede pone de manifiesto cómo en 1957 la
Armada tuvo que suplir, como tantas veces, con su celo, la carencia de
medios adecuados. Con toda la razón había aconsejado posponer la toma de
la iniciativa hasta no disponer de los medios requeridos para
desembarcar con seguridad y rapidez en playa las unidades del Ejército
que, conforme al plan previsto, iban a limpiar de bandas armadas el
Sáhara español.
Entendemos que este oportuno envío de refuerzos a Ifni contribuyó en
gran medida a restablecer en tierra la comprometida situación en que se
encontraban nuestras tropas a finales de noviembre y principios de
diciembre de 1957 en dicho territorio.
El 3 de diciembre el Méndez, con la insignia del contralmirante
Meléndez, salió de Las Palmas para Sidi Ifni. Los destructores de su
división también se destacaron a realizar distintas misiones de
presencia en El Aaiún y de transporte entre Cádiz y Canarias. Al
almirante se le había encomendado, concretamente, mantener contacto
personal con el gobernador general del AOE, acudir al lugar de la costa
donde fuera necesaria su presencia y facilitar enlace radiotelegráfico.
El 4 de diciembre el Méndez Núñez fondeó en Sidi Ifni, donde también se encontraba el Vasco Núñez de Balboa.
El contralmirante Meléndez estableció contacto personal con el general
Zamalloa, poniéndose de acuerdo para prestar apoyo de fuego y logístico y
establecer procedimientos de enlace radio. En aquellos días la mayor
preocupación del general Zamalloa era liberar a los puestos cercados
en el interior del territorio, para lo cual se emprendieron las
operaciones PAÑUELO (salto de una Compañía Paracaidista en Tiluin),
NETOL y GENTO.
Pero lo más alarmante era que nuestro servicio de información estimaba
como probable un ataque de las bandas por el norte, con eje de avance
Agadir-Mirleit-Tabelcut (este último era el puesto fronterizo de la
frontera norte del territorio), con consentimiento y posible
colaboración del Gobierno marroquí, y otro ataque por el sur con bandas
procedentes del Draa.
En Egleimin y Tantan se habían detectado concentraciones muy numerosas.
Para hacer frente a esta situación, la aviación recibió orden —que
posteriormente fue cancelada— de bombardear masivamente Tantan, posición
abandonada en la zona sur del Protectorado. Pero unas bombas arrojadas
en un puesto perdido en el desierto no podían ser resolutivas y por ello
se decidió recurrir a la Armada para advertir a Mohamed V, que no podía
continuar aplicando su equívoca política de apoyo encubierto —a veces
descarado— a las bandas incontroladas que habían invadido el territorio de Ifni.
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