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50 aniversario del conflicto Ifni-Sáhara Imprimir E-Mail
Escrito por Ricardo Álvarez-Maldonado Muela (Almirante)   
miércoles, 01 de septiembre de 2010
Índice del Artículo
50 aniversario del conflicto Ifni-Sáhara
Factores geográficos
Situación política tras la independencia de Marruecos
El envío de los primeros refuerzos
Cambio de Gobierno y fracaso de la política seguida en el AOE
Cambio de política: Plan «Madrid» y cooperación con Francia
Actividades de la flota en el otoño de 1957
La Flota en aguas del AOE
La agresión a Ifni y el apoyo de fuego naval
La demostración naval de Agadir
Las operaciones en Ifni y el apoyo de fuego naval
Las operaciones en el Sáhara y la obtención de medios de desembarco
Consideraciones finales

Fuente: Revista General de Marina, marzo de 2008.

La demostración naval de Agadir

La orden de llevar a cabo esta demostración se cursó la mañana del 6 de diciembre de 1957. El mensaje del jefe de Estado Mayor de la Armada dirigido al comandante general de la Flota decía: «Disponga V. E. que Méndez, Canarias, José Luis Díez, Gravina, Escaño y A. Miranda al mando CA Jefe 3 División de la Flota hagan lo antes posible demostración sobre Agadir, donde a corta distancia costa permanecerán hasta nueva orden con artillería cubierta apuntando tierra para hacer fuego recibida orden expresa Ministro de Marina. Sidi Ifni será punto de concentración amanecida sábado siete». El mensaje fue descifrado a las 1330 horas del día 6 en el Canarias. Es obvio que, en principio, se autorizaba la penetración en aguas jurisdiccionales marroquíes. El puerto de Agadir se encontraba a unas noventa millas al NNE de Sidi Ifni. El Méndez, de los seis buques que iban a efectuar la demostración, era el único que se encontraba en Ifni. El Canarias estaba atracado en Santa Cruz de Tenerife, donde había desembarcado el comandante general de la Flota para emprender vuelo a Madrid, en donde había sido convocado.

El AJEMA aclaró, en otro mensaje posterior, que la frase «artillería cubierta apuntando tierra» debía entenderse en el sentido de que durante la demostración se efectuarían ejercicios doctrinales de artillería en periodos de tiempo que se consideraran oportunos.

El día 6 los destructores se encontraban desplegados de la siguiente forma: el Gravina en El Aaiún, el Díez en viaje de El Aaiún a Ceuta y los Escaño y Miranda navegando de Cádiz a Las Palmas. Todos desempeñando cometidos relacionados con la crítica situación de Ifni. El Canarias salió de Santa Cruz de Tenerife a las 1730 horas del 6 para, pasando por la Bocaina, aproar a Sidi Ifni.

En otro mensaje del jefe de Estado Mayor de la Armada, recibido a las 0045, se fijaba las 1000 del día 7 como inicio de la demostración, y se concretaba que se harían dos pasadas frente a Agadir en las condiciones señaladas.

El Canarias, desde el sur de Arrecife, aproó a Ifni a 25 nudos. Como no podía llegar a tiempo para reunirse con los demás buques en Ifni al amanecer del 7 y estar en Agadir a las 10, el almirante Meléndez fijó un punto de encuentro situado a 15 millas al 200o de Agadir.

A las 0615 del 7 el Méndez Núñez, que había salido del fondeadero de Sidi Ifni rumbo a Agadir, ya se había reunido con los destructores. Hasta las 0910 no se avistaron el Canarias y el Méndez, ordenándose línea de fila en el siguiente orden: Méndez, Canarias, Díez, Gravina, Escaño y Miranda. La formación quedó establecida a 1021, arrumbándose a Agadir. A las 1103 se inició la primera pasada hacia el norte a ocho nudos con rumbo sensiblemente paralelo a la costa, en zafarrancho de combate y cañones cargados apuntando a tierra por estribor. A las 1135 se invirtió el rumbo por contramarcha pasando a 0,4 millas de la punta del muelle de poniente el puerto de Agadir con los cañones apuntando por la otra banda. A las 1218 se tocó retirada y a las 1712 se dislocó la fuerza, dirigiéndose el Méndez y el Gravina a Sidi Ifni y el Canarias a Tenerife. Los otros tres destructores se dirigieron al fondeadero de La Bocaina para dar petróleo al Díez, que tenía que reanudar su viaje a Ceuta y Melilla.

Dada la premura con que hubo que actuar no fue posible concentrar todos los buques participantes con antelación suficiente en el fondeadero de Sidi Ifni para tener un intercambio personal de impresiones con todos los mandos, como pretendía el almirante Meléndez y aconsejaba la delicada índole de la operación. Por ello fue preciso dar por radioteléfono —por los poco fiables TRN4 de HF y fonía—, en clave, un extracto de la operación que se iba a ejecutar, ya que los destructores desconocían los pormenores, corriendo el riesgo de que un error de descifrado diera lugar a un incidente de consecuencias graves. Como era obligado, se hizo hincapié en que no se abriría el fuego sin orden expresa.

Como no se fijó la distancia a la que había que pasar de Agadir, el almirante Meléndez decidió acercarse a 700 metros de la luz existente en la punta del muelle de poniente del puerto. Como tampoco existían lo que hoy llamamos «reglas de enfrentamiento», el almirante Meléndez preguntó cómo tenía que reaccionar si se le disparaba desde tierra. Se le contestó: «No es de esperar que ocurra lo que manifiesta. De ocurrir se retirará fuera de alcance en espera
de instrucciones».

Durante la demostración se avistaron varios aviones, que de ser hostiles hubieran supuesto un alto riesgo para la formación y para el cumplimiento de la misión. Durante ambas pasadas se reconocieron el hotel Gautier y el edificio Satas, así como la refinería con sus depósitos de combustible hacia los que apuntaron amenazadoramente las torres de proa del Canarias. En la parte moderna de la ciudad no se vio tráfico alguno. En la zona de poniente se observó algún tráfico de camiones y en el muelle algunos indígenas; uno de ellos impertérrito con una caña de pescar en la punta del muelle. Desde el puente de estado mayor del crucero Canarias vimos cómo en la ciudad empezaron a izarse banderas multicolores. Eran los pabellones nacionales de diferentes países mostrados por quienes pretendían poner de manifiesto la presunta propiedad no marroquí de determinados edificios. En aquella mañana de apagado sol y calma chicha, el expectante silencio sólo era roto por los golpes secos de los atacadores y las estentóreas voces de cargar.

En un radio interceptado se decía que las autoridades de Agadir habían informado al Gobierno de Rabat de que una formación naval española de unos «diecisiete» buques cargados de hombres y material se encontraba frente a Agadir con la intención de efectuar un desembarco. Se tuvo información de que las Fuerzas Reales Marroquíes acudieron apresuradamente para impedirlo.

Las de guarnición en Agadir permanecieron inicialmente acuarteladas. La prensa francesa se hizo eco de esta demostración, publicando en el París Match un extenso artículo.

Sea como fuere, todo parece indicar que el efecto disuasorio ejercido en el ánimo de Mohamed V le hizo rectificar su política de apoyo a las bandas. De hecho su heredero, el futuro Hassan II, se había reunido con los jefes de las bandas en Rabat para planificar la campaña. Para hacerse cargo de cuál era la situación militar basta señalar que el día de la demostración se combatía encarnizadamente en Ifni para liberar los puestos cercados de Tingsa y Tenin.

En la evacuación de este último estuvo a punto de ser totalmente aniquilada aquel día una Sección del Regimiento de Soria núm. 9. De los treinta y dos hombres de la sección sólo cuatro resultaron ilesos. Mandaba esta sección el alférez de complemento Francisco Rojas Navarrete, que murió heroicamente.

Se le concedió a título póstumo la Medalla Militar Individual. Fue el primero y único oficial de la Milicia Universitaria que obtuvo tan honrosa y preciada recompensa. Que Mohamed V entendiera el callado mensaje de los cañones de nuestros buques parece confirmarlo su actitud negociadora a partir de entonces. Quizá se convenciera que la vía del diálogo, a largo plazo, podría ser más rentable que su apoyo a las bandas y su connivencia con ellas.


 
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