Fuente: LaRioja.com
El salto de Erkun. El paracaidista alfareño fue uno de los que tomaron parte en el hito del Ejército español. :: J.L.G.
En la noche del 23 de noviembre de 1957, un grupo de guerrilleros marroquíes, organizado por el príncipe Muley Hasan, que pronto se convertiría en Hasan II, atacó Sidi Ifni, la capital de la colonia que España defendía en el sur de Marruecos. La Guerra de Ifni estalló, para sorpresa del general Franco, castigando a unas tropas que custodiaban las colonias del norte de África con más voluntad que medios. El riojano José Luis González Vicente no sólo es uno de los supervivientes de la contienda sino que, además, participó en el único salto paracaidista llevado a cabo por el Ejército español en acto de guerra. El próximo domingo se cumplen 54 años.
Tras lograr la independencia en 1956, Marruecos comenzó a movilizarse para conseguir la descolonización de las posesiones españolas. Si el sultán Mohamed V alentó a los conspiradores del Ejército de Liberación Marroquí en Ifni, su hijo Hasan lo apoyó con armas y dinero. La situación de las tropas españolas era lamentable. Apenas tenían armamento ni munición ni transporte, los soldados hacían la instrucción en alpargatas compradas en el zoco de Sidi Ifni, la capital, y los puestos de control repartidos por el territorio, poco más de un tercio de La Rioja (1.500 kilómetros cuadrados), apenas eran unas casetas de tejavana sin condición alguna.
Cuando los rebeldes generalizaron su ofensiva, los
puestos de vigilancia apenas pudieron plantar cara. Muchos militares
españoles murieron, otros fueron torturados, aunque muchos de ellos
resistieron hasta la extenuación.
«Primero la Legión y luego la Brigada Paracaidista fuimos
al rescate y liberamos a muchos de los que estaban atrapados. Ganamos
la guerra desde la perspectiva militar pero no volvimos todos. En total,
en las operaciones de guerra de Ifni y el Sáhara murieron 152
militares, 50 fueron dados por desaparecidos y y otros 518 resultaron
heridos, según fuentes oficiales de la Capitanía General de Canarias»,
explica González Vicente.
La reconquista española
En febrero de 1958, las tropas españolas apoyadas por las
francesas comenzaron la reconquista frente al Ejército de Liberación
Sahariano, operación en la que participó en paracaidista riojano. El
poder absoluto hispano-francés del espacio aéreo dio sus frutos, tras el
despliegue de 130 aviones (60 españoles y 70 franceses), al tiempo que
por tierra llegaban 9.000 soldados españoles y 5.000 franceses.
A José María Ezquerro, un joven zapador de Pradejón, la
guerra le tocó en Tetuán. «Nos enviaron al Aaiún y allí estuve en las
trincheras protegiendo el aeropuerto -recuerda-. Fueron momentos muy
malos, sobre todo el 13 de enero de 1958 en el que tuvimos 44 muertos.
Por el día hacía un calor insoportable y por la noche te helabas de
frío. No teníamos ni ropa adecuada ni armas ni comida». Fueron siete
meses «horribles» para este riojano que hoy tiene 76 años. «Nunca he
vuelto allí ni ganas que tengo de volver».
Por fin, el 1 de abril de 1958 fueron rubricados los
acuerdos de Cintra entre los gobiernos de Madrid y de Rabat, por los que
España entregaba a Marruecos la zona de Cabo Juby, entre el río Draa y
el paralelo 27º40', aunque quedaba excluida la capital, Sidi Ifni, así
como el resto del Sáhara Occidental.
'Paraca'. González Vicente, en 1958 y en la actualidad.
J.L.G.
«A Franco le afectó mucho esta guerra -argumenta González
Vicente-, pues Mohamed V era como su hermano, él había realizado casi
toda su carrera militar en África y la Guardia Mora era como su familia.
Nunca pudo digerir la traición». Y añade: «La Guerra de Ifni la ganamos
los españoles desde la perspectiva militar, pero después Ifni se
entregó a Marruecos de forma vergonzosa y se ocultó a la gente».
«Nos lanzaron sobre Erkun sin antes haber pegado un solo tiro»
A José Luis González Vicente lo que verdaderamente le gustaba era el
campo. Nacido en Alfaro hace ahora 75 años, creció entre las tierras
fértiles de la ribera del Ebro, entre cultivos y conservas. Desde niño
aprendió lo dura que es la labranza, aunque también vio en sus frutos su
medio de vida.
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