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Epílogo
La ciudad de Sidi Ifni fue atacada en la madrugada del día 23 de noviembre. Los atacantes procedían de Tafraut, una importante población al norte de Ifni. Pretendían infiltrarse, atacar los depósitos de municiones y masacrar a la población. Fueron rechazados. A las 7 de la mañana, por el sur, con medios motorizados, atacaron las fuerzas del llamado Ejercito de Liberación. Fueron rechazados, abandonando a muertos, heridos y quedando prisioneros un gran número de los atacantes. Los ataques a la ciudad de Sidi Ifni no se volvieron a repetir. Como cosa curiosa se organizó un somatén con personal civil al que llamaron el “batallón de la gabardina”. Y como cosa festiva, las actuaciones artísticas, aquellas navidades de 1.957, de Carmen Sevilla, Elder Barber y Gila, a quien tal vez, desde entonces le viniera su afición al “soldado, la guerra y el teléfono”.
Butalene, 1958.
A partir del día 23 se incorporaron a la “contienda” dos compañías de Fuerteventura, los batallones del Regimiento Soria 9, Cadiz 41, Pavia 19. Formaron parte esencial la VI Bandera de la Legión, la I y II Banderas Paracaidistas. Sin olvidar la inmensa labor que los pilotos españoles, jugándose materialmente la vida, con una enorme escasez de medios, fueron esencialmente eficaces. En cuanto a la Armada, su sola presencia fue determinante en muchas ocasiones, para que el conflicto no hubiera ido a más.
Se podría escribir y narrar miles de sucesos que allí acontecieron, pero basta con recordar que hubo, en Ifni y en el Sahara Occident1al Español, 198 muertos, 574 heridos y 80 desaparecidos, para entender que fue una autentica guerra, tal vez ignorada y olvidada, pero que sí existió.
De entre los muertos, quiero recordar al alférez de complemento Francisco Rojas Navarrete y al teniente de complemento Cristo, a los cuales conocí en mis tiempos de Alférez de las Milicias Universitarias.
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