Fuente: diariodeavisos.com
Pilotos y tripulaciones de los Buchones antes de partir a Ifni (el círculo señala a Miguel Ruiz Nicolau); Miguel Ruiz Nicolau, en su etapa como caballero cadete en la Academia del Aire. / DA
Han transcurrido dos años de aquella campaña de Ifni/Sahara, y allí un
puñado de españoles soldados de Tierra, Mar y Aire dejaron en aquellas
inhóspitas arenas de Ifni y Sahara, 188 muertos, 500 heridos y unos 40
desaparecidos. Fue el ejército del Aire el principal protagonista de
aquellos días de guerra y además, sin la valiosa colaboración de
aquellos heroicos pilotos y tripulaciones, quienes consiguieron que las
columnas del ejército de Tierra alcanzasen los objetivos señalados.
‘BUCHONES’ DEL ALA 7, DESPEGAN RUMBO A IFNI
Aunque oficialmente en el papel la guerra de Ifni/Sahara finalizó en
mayo de 1958, sobre el terreno posteriormente habían tiroteos así como
ataques esporádicos que causaban muertos y heridos, pero la gota que
colmó el vaso fue en 1961, cuando los servicios de Información españoles
detectaron de un inminente ataque marroquí, con el beneplácito o
mirando para otro lado del rey de Marruecos, Hassan II.
La historia del Ala 7 viene ampliamente detallada por la pluma de un
prestigioso historiador sobre temas de aviación militar, el joven Carlos
Pérez San Emeterio, y según él narra el avión Buchón con denominación
H.A. 112.M.11, era un aparato de combate y en el Ejército del Aire su
base estaba en el aeródromo de El Copero (Sevilla) y dicha Ala 7 llegó a
contar con nada menos que 60 aviones, cuyo jefe en aquel entonces
teniente coronel, Isidoro Comas Altadill, un veterano piloto que había
demostrado el valor en los cielos de España, y que por su heroica
actuación una orden circular de 5 de junio de 1941 publicada en el
Boletín Oficial del Aire, número 721, se le concedió la Medalla Militar
Individual, previo juicio contradictorio por el Consejo Superior del
Aire.
La primera misión de guerra de los Buchones se iniciaba el 30 de
enero de 1958, cuando desde el aeropuerto de San Pablo, Sevilla,
despegaban 22 Buchones con destino Sidi Ifni, armados con la dotación al
completo y unos depósitos supletorios de combustible p ara poder
aterrizar en Sidi Ifni sin repostar en la ruta. Con la llegada de los
Buchones al Sahara las fuerzas españolas del Ejército de Tierra
sintieron un gran alivio, ya que las bandas rebeldes del ejército de
Liberación marroquí ya no iban a campar a sus anchas como con
anterioridad lo habían hecho, de aquí en adelante iban a sufrir en sus
propias carnes un duro castigo de los Buchones.
El 21 de marzo de 1961, en la base aérea de El Copero, Sevilla, 15
Buchones al completo de su armamento, posteriormente despegaban del
aeropuerto de San Pablo (Sevilla) el día 25 de marzo tras un briefing y
la despedida el día antes del teniente general jefe de la región aérea
del Estrecho, Eduardo González Gallarza, quien los despedía como era su
forma de ser con campechanía y deseándoles toda clase de suerte.
DE TIFNIT A RABAT
Apenas habían despegado los Buchones con destino a Sidi Ifni, el
brigada Madroño, piloto de un Buchón, al detectar una emergencia tuvo
que realizar un aterrizaje de emergencia en un sembrado del pueblo de
Torreblanca, pero apenas poco tiempo después, cuando la escuadrilla
volaba sobre el Estrecho de Gibraltar, el teniente Lombarte tuvo que
volverse a El Copero al detectar una avería en el Buchón. Esta
escuadrilla partió hacia las tierras de Ifni/Sahara, ante las noticias
confirmadas de que bandas rebeldes marroquíes iban a atacar los
territorios de Ifni y Sahara, el Gobierno español ordenó pusiese en
alerta aviones de caza y bombardeo para dejarle bien claro al reino
alauita lo que el anterior jefe de Estado, en una reunión del consejo de
ministros, cuando le hicieron saber las pretensiones de Marruecos, la
respuesta fue esta: “… Por la fuerza no conseguirán nada…”.
El citado historiador, Carlos Pérez San Emeterio, en un amplio
reportaje narra el historial de dicha Ala 7, de manera muy detallada y
del aterrizaje de emergencia del entonces teniente piloto, Miguel Ruiz
Nicolau, fallecido de general. Cuando el Buchón que pilotaba el teniente
Ruiz Nicolau, tras unas tres horas de vuelo, notó un fallo en el
indicador de combustible, aunque con su experiencia no le dio mayor
importancia, pero la realidad fue muy distinta cuando vio que la aguja
del tanque de combustible estaba llegando a cero. Aquello significaba
que había que realizar un aterrizaje de emergencia. A la vista de que la
marea estaba baja, a una altura de unos 3.00 metros, descendió,
intentando amerizar próximo a un carguero, desistiendo de ello por el
peligro, por lo que se decidió aterrizar sobre la arena de la playa,
capotando y quedando el Buchón boca abajo y el piloto, Ruiz Nicolau, en
el interior de la carlinga.
Atrapado y boca abajo vio llegar a unos nativos y haciéndoles señas
para que lo liberaran veía que no le hacían caso. Pero lo más grave, que
la marea subía y llegaba a su cintura. Posteriormente, llegaron unos
jefes de tribu y le indicaron que hasta que no viniera la Guardia Real
de Marruecos no le iban a liberar. Finalmente, viendo la delicada
situación del teniente Ruiz Nicolau, optaron por extraerle de la cabina.
Una vez liberado, los jefes de tribu lo llevaban ante las Fuerzas Reales
de Marruecos en calidad de prisionero, entregándolo a las Fuerzas
Reales de Marruecos. Posteriormente, y tras un periodo corto de tiempo,
era trasladado a Rabat y tras el intercambio de los ministerios de
Asuntos Exteriores de España y Marruecos el teniente Miguel Ruiz Nicolau
partía para Tangel y desde aquí desde el aeropuerto de dicha ciudad
volaba a Sevilla para incorporarse a su Ala 7 en El Copero, con la
alegría de sus familiares y compañeros que en principio lo daban por
desaparecido.
Un documento se adjunta al presente artículo. Se trata de un radio
captado por el servicio de escucha del ejército español que, según
especificaba, así dice parte del mismo: “Confidencial. El sábado, a las
10 de la mañana, un avión procedente de Sevilla que iba a Ifni se
estrelló en la playa de Aglu, a 16 kilómetros de Tifnit. El aparato lo
pilotaba el teniente Ruiz Nicolau, el cual resultó ileso. El capitán
jefe del 18º batallón se trasladó al lugar del accidente y se apoderó de
todos los documentos que iban a bordo del avión”.
El piloto ha sido entregado a la gendarmería real y un destacamento
de las FAR ha quedado de guardia sobre el aparato (4K7-131). El Estado
Mayor general de las FAR de Rabat ha dado orden de que no se destruya el
armamento ni desmontar nada del avión, y que permanezca custodiado
hasta que se traslade a dicho lugar un equipo español que partiría de
Rabat.
Esta es la historia desconocida de un aterrizaje de emergencia de un
avión español de caza y bombardeo en territorio de Marruecos, y lo más
importante, que el piloto Miguel Ruiz Nicolau resultó ileso, aunque con
el consiguiente susto.
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