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Mis relaciones con Marruecos: Ifni Imprimir E-Mail
Artículos digitales
Escrito por Alejandro J. Domingo Gutiérrez   
sábado, 08 de febrero de 2014
Índice del Artículo
Mis relaciones con Marruecos: Ifni
Accidentado bautismo aéreo
Cómo era Sidi Ifni
El porqué estaba yo allí
Lo que vi camino de la 'Huerta Madame'
Cómo era la 'Huerta Madame' y la vida que se hacía en ella
De como se deterioró mi convivencia con los compañeros
De como pude morir o quedar malherido
Mis diversiones en Sidi Ifni
Extraña epidemia de fimosis en el destacamento
De cómo por unas horas me convierto en el Jefe del Tabor
De la guerra de Gila a la diarrea del enemigo
29 de Febrero. Agadir ¿Pesadilla o Realidad?
De como pudimos volvernos locos
¿Es la langosta un manjar delicioso?
Cirujano a la fuerza
¡¡Esto se acaba, ya no hay quien lo pare!!

¿Es la langosta un manjar delicioso? 

Me van a permitir mis potenciales lectores que comience este capítulo con un relato del Antiguo Testamento que tal vez piensen, con razón, que nada tiene que ver con mi estancia en Ifni, pero si continúan con la lectura y no se aburren verán que sí que lo tiene.

"Entonces Moisés y Aarón fueron al faraón y le dijeron, Jehovah, el dios de los hebreos, ha dicho así: '¿Hasta cuándo rehusaras humillarte ante mi? Deja ir a mi pueblo para que sirva. 

Si rehúsas dejarlo ir, he aquí mañana yo traeré la langosta a tu territorio y cubrirá la superficie de la tierra, de modo que esta no pueda verse. Devorará el resto de lo que no ha escapado, lo que ha quedado después del granizo. 

Devorará también todos los arboles que crecen en el campo y llenará tus casas, las casas de los servidores y las casas de todos los egipcios como nunca vieron tus padres, ni tus abuelos, desde que existieron sobre la tierra'. 

Pero el faraón incrédulo con la amenaza no hizo caso a la misma y miren lo que pasó: 

El viento del Oriente trajo la langosta. Esta subió sobre toda la tierra de Egipto y se posó muy densamente en todos los rincones del país. Cubrieron la superficie de toda la tierra de modo que la tierra se oscureció. Devoraron toda la hierba de la tierra y todo el fruto de los arboles. En toda la tierra de Egipto no quedó nada verde, ni en los arboles, ni en la hierba del campo". 

Un ejemplar de Langosta.Muy bonito e instructivo pero ¿qué tiene esto que ver con mi estancia en la Huerta Madame? Pues muy sencillo .Durante mi estancia en la Huerta sufrimos una plaga de langosta y el relato bíblico me ahorra decir lo que ocurrió durante la misma y con un lenguaje menos culto.

Un zumbido, como de un avión que volase a baja altura, nos despertó aquella mañana y al asomarnos a la puerta de la habitación creímos ver visiones .Una nube grisácea cubría el cielo y el suelo del patio estaba lleno de saltamontes hasta cubrirlo por completo. Al intentar salir al exterior aquella plaga de insectos nos golpeaba en la cara y cuerpo, dificultando nuestra marcha y obligándonos a volver a entrar en la casa.

Estábamos, y sin previo aviso, ante el paso de una plaga de langosta, de la cual solo conocíamos algún detalle por los libros. Sabíamos por ellos que las nubes estaban compuestas por miles de insectos ortópteros, saltamontes o langostas. Insectos dotados de largas patas para saltar, alas para volar y un poderoso aparato bucal para masticar y comer vegetales. La existencia de de unas exohormonas, las feromonas, les permite agruparse y coordinarse para emprender migraciones a muchos cientos de kilómetros del punto de partida, generalmente en el Sahara. Su velocidad de progresión depende de la velocidad del viento, pero puede llegar a 3,7 Km/h y gracias a ello pueden recorrer hasta cien kilómetros por día. 

Durante unas cuantas horas, no recuerdos cuantas pero nos parecieron eternas, no cesaron de pasar las nubes de insectos oscureciendo el cielo como si estuviéramos inmersos en una niebla grisácea y ruidosa. Y, como en el relato bíblico, a su paso lo arrasaron todo aunque los daños fueron menos llamativos pues no había nada sembrado pero se comieron lo poco verde que se encontraron en sus saltos y sus vuelos. 

No quiero pecar de irreverente buscando paralelismos pero igual que los judíos querían salir de Egipto, y el faraón no se lo permitía, a mi me hubiera gustado marcharme ya de Ifni pero alguien no lo autorizaba, y por eso Jehova, Dios o Alá mandaban la plaga. Era una interpretación en clave de humor para un asunto muy serio en algunos países antes y ahora. 

Las plagas de langosta es un verdadero problema para una serie de naciones africanas, asiáticas y americanas, ya que destruyendo sus cosechas debilitan aun mas sus economías ya de por sí muy pobres y todos los gobiernos en la actualidad tratan de prevenir su aparición con fuertes campañas de lucha contra el insecto. Precisamente, hace pocos años, las autoridades marroquís avisaban que nubes de langosta estaban atravesando la zona de Tarudant e Ifni, que a su paso dejaban millones de huevos para que nacieran nuevos ejemplares y que amenazaban las cosechas de la región de Agadir y de otras zonas del Sur de Marruecos con el gran descalabro económico que ello iba a suponer. 

Un enjambre de Langostas.Pero, curiosamente, no todo iba a ser malo al paso de la langosta pues a alguien le venía muy bien la plaga. Y era a los habitantes de la zona a los cuales los saltamontes, o langostas, les servían como alimento. Yo no lo entendía muy bien pero la realidad es que existía, y existe, mucha gente que les gusta este plato y no puedo dejar de copiar aquí una receta de como cocinarlo que recojo de una obra de Ramonet.

"Se cogen langostas grandes, de las que se dan algunos años y se cuecen al fuego con agua, en dos hervores. Después se les quita las alas y las patas y se fríen en una sartén hasta que se les seca la humedad. Se les pone almorí, canela y pimienta y se consumen". 

Si se animan a seguir la receta que les aproveche, pero yo prefiero la otra langosta, la del Cantábrico que esa sí que es deliciosa. En un viaje por Méjico, muchos años después, pude ver en Oaxaca como en una plaza un vendedor ambulante vendía para ser comido un cucurucho lleno de algo que me recordó a las langostas que vi en Ifni y efectivamente lo eran. Según los vendedores era un manjar delicioso pero, que quieren que les diga, repito que prefiero la otra langosta, esa tan buena que se come en toda España y que viene de la mar y no saltando y volando, aunque no puedo asegurar que si estuviera hambriento, en medio del desierto y sin nada que comer, tal vez encontrase el gusto bueno al saltamontes.


 
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