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Lo que vi camino de la 'Huerta Madame'
Desde el Jeep vi una tierra agreste y dura con una vegetación cactiforme compuesta de arganes y tabaibas como se ven en las fotos y sin apenas algun arbol que pudiera dar algo de sombra. Después de recorrer unos tres kilómetros de circular por la llanura comenzamos a ascender por una zona mas escarpada hasta llegar a nuestro destino. El tiempo era frio y el cielo, al principio azul por las corrientes de aire frio de los alisios que alejan las nubes, fue cubriendose de estas a medida que nos alejabamos de la costa y cuando llegábamos a la Huerta las nubes bajas ya ocultaban el sol.
Toda la tierra que se extendía ante mi vista era de secano, sin una corriente fluvial, y solo algún campo cultivado de trigo o cebada nos mostraba la existencia de una agricultura pobre, de mera subsistencia. Vi también algún pozo que permitía alguna zona de regadio en sus inmediaciones, pero este tipo de agricultura estaba claro que no era lo típico de esta región.
A medida que nos adentramos en terreno montañoso empezamos a ver algo de ganadería, como ovejas, cabras y vacas, de las cuales los habitantes de estas tierras obtienen carne, leche, manteca, cueros y lana, para consumo propio o venta en el zoco de Sidi Ifni, y en los margenes de la pista también pude ver algunas gallinas sueltas, que proporcionarían huevos para los pocos musulmanes que divisamos desde nuestro vehículo, huevos que vendían en los zocos a precios muy bajos.
También pude ver algún burro utilizado como animal de carga y transporte, y lo que no me encontrè es con algún camello, que era utilizado en el territorio tanto como medio de transporte humano o material como suministrador de leche, rica en grasas, y carne.
Y este era el paisaje que no me iba a abandonar durante mi estancia en el territorio, cambiando un poco las circunstancias climatológicas según la altura y la situación de las distintas posiciones ocupadas y la estación en la que nos encontrasemos. Siempre recordaré cuando soplaba el "uiming" o siroco que, con sus particulas de arena en suspension y su elevada temperatura, nos impedía cualquier actividad al exterior. Soplaba de tarde en tarde, pero con su llegada toda la vida habitual cambiaba, igual que ocurría cuando aparecía la "echdrat" o plaga de langosta, que con sus miles de insectos volando, llegaba a tapar el sol, que chocaba con tu cuerpo y te impedia caminar al mismo tiempo que arrasaban las cosechas o los cultivos.Son recuerdos que nunca se olvidan aunque pasen los años.
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