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Extraña epidemia de fimosis en el destacamento
El termino médico de fimosis es bastante conocido y consiste en una anomalía del pene en que existe una estrechez del anillo prepucial que impide que este se retraiga y deje al descubierto el glande. Esta anomalía puede provocar dificultades para tener relaciones sexuales placenteras e, incluso, facilitar infecciones locales cuando no existe mucha higiene. Y aquí hablo de epidemia, en sentido no estricto, como la presentación de muchos casos de determinada enfermedad en poco tiempo. Y esto es lo que ocurrió en el destacamento.
Los casos se iban sucediendo cada vez más. Soldado que se apunta a reconocimiento alegando que creé tener fimosis, y quiere que se la operen, puede ser un caso corriente dentro de la enfermería de un destacamento, pero no lo es tanto si los casos se repiten y cada día se apuntan dos o tres con la misma finalidad. De todo los casos de presunta fimosis solo pude ratificar la sospecha en un par de ellos y en todos los demás no observé anomalía que justificara la intervención.
¿Cuál era la causa de este interés en saber si tenían fimosis y necesitaban operación? Pronto me enteré del factor causal de la epidemia. El agente causal era el Capitán H, Médico del Grupo de Tiradores de Ifni, antiguo especialista en el Hospital Gómez Ulla de Madrid, que fue trasladado forzoso a Ifni, según los rumores que se extendieron, por un incidente que tuvo en un bar frecuentado por homosexuales. El citado capitán tuvo la idea de realizar una encuesta epidemiológica entre los soldados del Grupo de Tiradores para ver cuantos sufrían de fimosis y cuantos tenían que operarse. Operación que se comprometía a que fuera realizada en el Hospital Cívico Militar de Ifni, actuando él como ayudante en la misma. El compromiso se extendía a la promesa de un mes de convalecencia en la península para los operados.
Ante la posibilidad de un permiso que les permitiera salir de Ifni, aunque fuera por pocos días, y les librara de guardias, malas comidas, alojamiento incomodo, etc., animó a muchos a prestarse a la exploración de su pene, y que le operaran si fuera preciso, con tal de poder ver de nuevo a la familia, a la novia, comer los ricos platos que prepara su madre y dormir en un buen colchón.
Las noticias de la oferta, y el premio, pronto se extendieron entre los soldados del territorio y al Tabor llegaron, como a las demás unidades, con el resultado reflejado en el Libro de Reconocimientos diarios. En el caso de nuestra unidad la epidemia duró poco, pues la advertencia avisando de que considerando la fimosis como una enfermedad no aguda, sino crónica, la operación podía retrasarse a su vuelta a casa ya licenciados, desanimó a los que pretendían librarse mes y pico de milicia. No estoy muy seguro, pero creo que, más por otras cosas que por esto, el Capitán H fue expulsado del Ejercito poco tiempo después.
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