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El trabajo bien hecho
Los archivos de la Policía estaban, cuando llegaron a sus destinos, tras el Campamento, desperdigados y muy poco ordenados. El Capitán Cuevas prometió pagarles una merienda si lo arreglaban y cual no fue su sorpresa cuando llegó por la mañana del día siguiente, todo estaba "perfectamente ordenado": habían trabajado toda la noche. A las seis de la tarde, les dio 500 pesetas (100 para cada uno del Grupo de Servicios Especiales) con las que se fueron a merendar al Bar Twist, ¡a reventar!
Todos los oficiales del cuerpo de Policía disponían de un alfiler de corbata con el escudo de nuestro Grupo. Cuando el Capitán Rascón asumió el Mando del Grupo de Policía se personó en la oficina y le hizo entrega a Eduardo de un alfiler junto con la carta siguiente:
A la derecha, el capitán Rascón, en el Casino de Oficiales
¡Fue una gran satisfacción! Como se había incorporado a su destino el día cinco de Noviembre de 1965, el día 6 de Noviembre de 1966 (un año y un día, como dirían los Juristas) el General Militar don Marino Trovo Larrasquito le citó en Palacio a las 10 de la mañana por mediación de su Capitán Jefe del Grupo, Don Luis García Rascón, (E.P.D.) y le comunicó don Marino que había llegado a su oídos que le haría ilusión marcharse con permiso indefinido, le pregunto que cuando, y la respuesta fue contundente ¡HOY!... Hombre Eduardo, dijo el General, hoy, hoy, y jugándose el físico le replicó: si S.E. no lo logra que me marche hoy, no lo logra nadie. Don Marino de titubeo: Vete a ver al Secretario General y que te dé el permiso ¡ah! gracias por todo y buen viaje.
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