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El fin de la guerra y sus consecuencias
El éxito de las últimas operaciones, había llevado a Marruecos –que era quien realmente había estado siempre detrás del Ejército de Liberación–, a querer negociar con España sobre los territorios en disputa. Después de tantas luchas, el resultado de lo pactado iba a decepcionar a los que allí habían combatido e iba a abrir una incómoda situación para los autóctonos que a día de hoy aún está sin resolver.
El Tratado de Cintra
Firmado por España y Marruecos el 1 de Abril de 1958, cuando aún se desarrollaban los combates con cierta asiduidad, el tratado establecía que España se desprendía de una parte del Sáhara, concretamente de Cabo Juby. La entrega no estuvo libre de tensión, pues los marroquís mandaron enseguida a Villa Bens al general Bel-kasem, antiguo general del ejército español, que informó de que el propio príncipe iba a ir a la toma de posesión del territorio. Tras varios rife rafes, el 20 de mayo se hizo la entrega del territorio sin ninguna presencia de la familia real marroquí.
Los años tras la guerra
Los años que siguieron a la guerra no dejaron de estar exentos de incidentes aislados. Pese a ello, España inició en los años sesenta una increíble recuperación económica de la cual se vieron beneficiados también sus territorios del Sáhara. Se construyeron infraestructuras que luego nunca más han vuelto a disfrutar los saharauis.
Ifni permaneció rodeada de territorio marroquí hasta su cesión definitiva el 30 de junio de 1969. El año anterior, España le había dado la independencia a su otro territorio africano, Guinea Ecuatorial, y el siguiente paso fue entregar Ifni, después de 35 años de posesión, a la corona marroquí.
Respecto a la provincia del Sáhara, destacó en estos años las acciones del Frente Polisario, que reclamaba la independencia de Río del Oro y la Saguia el Hamra. Este grupo, aún hoy, desea un territorio saharaui libre, pero la acción de Marruecos con la famosa Marcha Verde de 1975, hizo que España entregara este territorio, cuyo estatus aún sigue sin estar claro por parte de la ONU.
Los Tercios Saharianos
La consecuencia más importante de la guerra y posteriores tratados para La Legión fue la creación de los dos Tercios Saharianos.
El gobierno español había aprendido que la guerra en el desierto era muy particular y creó estas unidades para su especialización. El primer paso fue la mejora del armamento y material, algo imprescindible para afrontar con éxito posibles enfrentamientos. Se sustituyeron las alpargatas, más propias de otro siglo, por botas y se introdujo por primera vez un uniforme mimetizado, el M-59 (Canales y del Rey, 2013).
Los Tercios Saharianos implicó la disolución de unas Banderas y la redistribución de otras. Mientras que el 1º y el 2º siguieron en Ceuta y Melilla, el 3º y 4º serían los desplazados a la zona. Ambos iban a quedar formados por dos Banderas, un grupo ligero de caballería y una batería de artillería transportada (disueltas en 1964). Sus fuerzas iban a ascender a 2500 hombres y 500 vehículos de combate cada uno. El 3º iban a quedar emplazado entre El Aaiún y Smara, con la VII y VIII Banderas; mientras que el 4º estaría únicamente en Villa Cisneros con la IX y la X.
El nivel que alcanzaron estas unidades fue reconocido internacionalmente, siendo consideradas como una de las mejores en combate en superficie desértica. Estaban más que preparadas para enfrentarse al enemigo, pero por motivos políticos, en 1976 abandonaron aquellas tierras en la que tanto sudor y sangre legionaria se había derramado (Rodríguez, 2005).
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