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Mis impresiones
Detalle del “amasando” argán
Nativas trabajando el argán
Se habla animadamente en el interior del hotel
“Suerte Loca” entre varios parroquianos, casi todos nativos que se
explican francamente bien en español, sobre las excelencias del aceite
de argán, tanto para su utilización en los guisos culinarios como en
los afeites que las mujeres de aquí han utilizado tradicionalmente para
realzar su belleza física. Esos escasos árboles que he podido
vislumbrar en mi viaje hasta aquí, dan un fruto que se está
convirtiendo en “oro líquido”, tras su exportación a diversos lugares
del mundo. El elemento femenino, muy emprendedor, se ha concentrado en
diversas cooperativas y, artesanalmente, se dedican a la fabricación
del aceite comestible y del cosmético.
Nunca te cansas de mirar el océano
Recorro con la motocicleta varios lugares de los
alrededores de la ciudad y te llevas una pésima impresión sobre las
posibilidades económicas de la comarca. La agricultura es casi
inexistente, el comercio escaso, prácticamente circunscrito al que los
españoles llamaron “Zoco Nuevo”, en la zona que fue europea, el turismo
es también ralo, no porque la belleza y bravura de sus playas no sean
atrayentes, sino por la falta de infraestructuras. No existe puerto y
el aeropuerto que antaño unía la localidad con Canarias y la Península
Ibérica ha desaparecido, quedando como mudo testimonio el edificio de
la terminal, y las carreteras no merecen tal nombre, pues son tan malas
que hay que tener muchas ganas de aventuras para meterse por ellas.
Sobre la pesca ya he dejado referencia: la riqueza de estas aguas no es
explotada industrialmente, ya que todo el pescado se envía a Agadir,
para el envasado de conservas. Aquí se queda lo necesario para el
consumo diario.
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