Fuente: Periodistas en español
El reciente anuncio sobre la futura creación de la Academia de la Lengua
en Guinea Ecuatorial y el estudio de la judeoespañola, hecho por el
director de la RAE y exrector de la Universidad de Santiago de
Compostela, Darío Villanueva, ha retrotraído a una petición similar
efectuada desde el ámbito del hispanismo marroquí, la presencia de una
Academia también en el norte marroquí que recoja el ‘castellano
marroquí’, que bien pudiera también ampliarse al territorio saharaui.
Las cifras de hispanohablantes en Marruecos varían según las fuentes que
se utilizan, ya que no hay un censo exacto de los que hablan o
entienden la lengua de Cervantes. En el 2002 se cifraban entre 4 y 7
millones los marroquíes hispanohablantes. Una encuesta del año 2005
mencionaba que casi el 22 % de la población de Marruecos hablaba
español, es decir de los entonces 33 millones de habitantes, más de 7
millones.
Cartel del Coloquio Internacional “Marruecos y Tetuán en la obra de Cervantes”.
Sin embargo, el último estudio llevado a cabo en 2011 por el marroquí
Instituto Real de Estudios Estratégicos, cifra en un exiguo 5 % el
porcentaje de marroquíes que “comprende” el español, porcentaje mucho
menor si se trata del uso hablado y más disminuido si es el escrito. Es
decir, el porcentaje se traduciría en poco menos de millón y medio de
conocedores del español en todo el país –actualmente cuenta con 38
millones de habitantes según el reciente censo de 2014-, lejos de los
4-7 millones de hace más de una década. No hay que sorprenderse de este
dato, el retroceso existe y las élites afrancesadas y el Gobierno
marroquí que controlan el citado Instituto se encargan de exagerarlo
adecuadamente: nada menos que 5 millones han dejado de conocer el idioma
español en una década.
Las regiones marroquíes donde existe la mayor proporción de
marroquíes capaces de hablar español son, lógicamente, las del norte, el
Rif con Alhucemas a la cabeza (73 %), así como Tánger-Tetuán (cerca del
50 %). Una de las señales para saber si nuestro interlocutor es
originario de la zona norte marroquí es preguntarle en español, si
responde en nuestro idioma apueste que sus padres y abuelos son
originarios de esas tierras. Si le habla en árabe o francés proviene,
seguro, del sur marroquí o es uno de los miles y miles emigrantes
llegados recientemente a trabajar en el norte. De hecho, la mayoría de
los hispanistas marroquíes –salvo excepciones- son originarios del norte
que coincide con nuestro antiguo Protectorado.
A
todo esto habría que añadir dos datos, el alto analfabetismo de la
población, un 30 % y una población no muy urbanizada, el 40 % reside en
zonas rurales. Quizás sea Tetuán la ciudad capital del Protectorado
Español donde más se conserve la huella y no sólo del idioma español,
allí nunca hubo herencia francesa al igual que en otra ciudad norteña
fundada por los españoles, Alhucemas. Por ejemplo, el equipo de fútbol
Mogreb Atlético de Tetuán –conocido por sus siglas, MAT- y cuyas raíces
nacen en España, tiene unos aficionados que animan en español y cuya
célebre peña ‘Los Matadores’ motivó una queja formal ante las
autoridades audiovisuales marroquíes de la cadena deportiva televisiva
‘Arryadia’ ya que tradujeron esa palabra, matadores, por ‘asesinos’ lo
que consideraron un insulto. Curiosamente hoy el equipo es entrenado por
un español, Sergio Lobera.
Precisamente la Universidad de Tetuán, en su campus de Martil,
celebraba los pasados días 22 y 23 de abril, coincidiendo con la
celebración del Cervantes y el I Foro Internacional del español, el
coloquio internacional ‘Marruecos y Tetuán en la obra de Cervantes’
contando con la presencia de numerosos expertos universitarios españoles
así como del mundo del hispanismo marroquí.
Habría que recordar la historia, la presencia española en Marruecos
con el Protectorado, -y aún antes en Tetuán con la guerra en 1859-60-,
se extiende durante casi medio siglo, de 1912 hasta 1956 en que se
declara la independencia, extendiéndose en Sidi Ifni hasta 1969 y en el
territorio del Sáhara hasta 1975 donde dejamos de forma vergonzosa la
antigua colonia.
Con la independencia en 1956, el nuevo Estado marroquí emprendió la
tarea de impulsar el francés, idioma de sus élites, incluso en zonas
donde, como se ha citado, nunca había existido como idioma habitual, se
trataba de unificar la reciente administración del reino alauí.
A esta situación hay que añadir el desdén y desinterés manifiesto de
los distintos gobiernos del franquismo por el porvenir de la lengua de
Cervantes en Marruecos y en especial en la zona de su antiguo
Protectorado. Entonces aún quedaba Sidi Ifni y el Sáhara como reductos
del español pero también a ellos les llegó el abandono de la antigua
administración colonial.
Lo que es cierto es que desde las instituciones educativas marroquíes
se favorece el francés, impuesto a los alumnos marroquíes de la
enseñanza pública como segunda lengua tras el árabe, desde tercero de
Primaria, y cuando se tiene que optar por otro idioma se sugiere el
inglés, por sus claras ventajas internacionales. Queda pues el español
como un reducto y los hispanistas como unos resistentes en un ambiente
hostil.
No obstante, hay que mirar lo positivo, el incremento de las
relaciones comerciales con la ubicación de empresas españolas, la
presencia de casi 800.000 inmigrantes marroquíes en España –varios miles
regresan a cuenta gotas anualmente-, los diez centros escolares
españoles, la presencia del Departamento de Hispánicas en las más
importantes universidades marroquíes iniciados en la década de 1960,
desde Tetuán, hasta Fez, Rabat, Casablanca o Agadir, la más numerosa de
todos los departamentos de español. No tienen Departamentos de
Hispánicas, pero se imparte el español como segunda lengua extranjera,
en las facultades de Letras y Ciencias Humanas de Uchda, Marrakech,
Mohammedia, y Mequinez. Es de destacar también los intercambios que
existen con diferentes universidades españolas, en especial, las
andaluzas.
Y por último, la presencia activa del Instituto Cervantes que cuenta
actualmente con seis centros en Casablanca, Fez, Marrakech, Rabat,
Tánger y Tetuán y siete subsedes o aulas, Chauen, Larache, Alhucemas,
Nador, Agadir, Essaouira y Mequinez. Es el segundo país en que hay más
centros Cervantes tras Brasil. Además se ha anunciado oficialmente que
este año se abrirán aulas en El Aaiún y en los campamentos de refugiados
de Tinduf, petición que viene reiterando desde el año 2010 la
Coordinadora Estatal de Asociaciones Solidarias con el Sáhara (CEAS).
Este hecho permite recordar que el español sí es lengua oficial junto
con el árabe hassania –distinto del árabe dariya marroquí- en la zona
controlada por la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) que supone
el 20 % del actual territorio del Sáhara. Con mucho esfuerzo y a pesar
de los 40 años transcurridos la huella española es visible en los
campamentos, últimamente con la ayuda, a través de la Agencia Española
de Cooperación y Desarrollo Internacional (Aecid), en educación,
formación y promoción del español.
Paradójicamente, en el territorio controlado por Marruecos ha
disminuido, básicamente por hacer borrar todo recuerdo de cualquier
tipo, del paso de España, tarea mantenida durante estas casi cuatro
décadas. También ha sido determinante la presencia de miles y miles de
colonos provenientes de otras zonas marroquíes, básicamente del sur, del
antiguo Protectorado francés, y que desconocen el idioma de Cervantes.
Acerca del periodista
Jesús Cabaleiro Larrán
Periodista. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad
Autónoma de Barcelona con estudios de doctorado, posee estudios sobre
Marruecos contemporáneo y árabe dariya. Casi 30 años de periodismo, la
mayoría en prensa escrita, ha trabajado a ambas orillas del Estrecho de
Gibraltar, casi 13 años en el extinto diario El Faro Información, en
Algeciras, donde empezó de redactor y del que fue su último director y
en Tánger dos años en un diario digital, por lo que se considera un
periodista del Estrecho. Además ha participado en la mayoría de los
Congresos de Periodistas del Estrecho desde el inicial en 1993 hasta el
último en 2014. Ha impartido cursos de periodismo en la Universidad
Abdelmalek Essadi de Tetuán y talleres de periodismo en Tánger. Ha
publicado un libro, ‘Artículos periodísticos. Apuntes para la historia
de la prensa de Algeciras’.
|