Fuente: informacion.es
Crítica literaria
Entrevista de Castiella (derecha) con el vicepresidente de EE.UU., Nixon
Fernando María Castiella (Bilbao 1907-Madrid 1976) es nombrado por
Franco ministro de Asuntos Exteriores en 1957. Se mantendrá en el
ministerio hasta 1969. Doce largos años en los que España y el mundo
van a experimentar cambios considerables. A su figura dedica un libro
colectivo la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, libro que
nos permite echar un vistazo a la política exterior -e interior, claro
está- de España en una época a menudo no bien conocida, con cambios
considerables que condicionan el futuro. Alguna de las decisiones
entonces tomadas, marcan, hoy, nuestra política exterior (e interior).
Al
llegar Castiella al Palacio de Santa Cruz, España ha roto su
aislamiento internacional. En 1953 se habían firmado los acuerdos -que
no tratados- con EE UU, que construirán "las bases", y el concordato
con la Santa Sede. En 1955 España ingresa en la ONU. Desde el punto de
vista económico empieza una nueva era: la autarquía no da más de si; la
situación económica y de pagos de España es insostenible, y se hace
preciso, bien a pesar de algunos, dar un golpe de timón a la economía
española, en definitiva abrirla al mundo: es el plan de estabilización,
la entrada en organismos internacionales económicos, y, ya en los años
sesenta, los planes de desarrollo. En el espacio de una década, aquella
España un tanto aletargada iniciará un enorme cambio económico y
social: emigración masiva del campo hacia las grandes ciudades y hacia
Europa, llegada de turistas extranjeros por millones, urbanismo a
menudo desbocado, construcción de fábricas, primera gran motorización
de la clase media, nuevos comportamientos sociales. También el mundo
cambia: llegada de Kruschov a la URSS, toma del poder por Fidel Castro
en Cuba, descolonización, en particular del África subsahariana, firma
del Tratado de Roma que da origen al Mercado Común, Concilio Ecuménico
Vaticano II, inicio de los satélites artificiales, y tantas otras
cosas, que no se citan por no alargar este artículo. La batalla que da
Castiella es la de abrir España al mundo. Bien entendido, sin que se
pusiera en cuestión la salida de Franco. Y sin tocar ciertas
situaciones.
Repasaremos algunos de los temas internacionales que enfrenta el ministro, y se tocan en el libro:
Estados
Unidos
Se ha presentado la relación Franco-EE UU como idílica. Se ha
divulgado hasta la saciedad la fotografía del abrazo que en un frío día
de diciembre de 1959 se dan Eisenhower y Franco. Sin perjuicio del
análisis que la fotografía merezca el lector comprobará que el idilio
EE UU-España no fue tal, al menos en lo que respecta al Ministerio de
Asuntos Exteriores. Uno de los grandes afanes de Castiella es
transformar los acuerdos con los EE UU en un tratado, situándonos así
en una relación jurídica "de igual a igual". Castiella lucha por
aumentar la que consideraba escasa ayuda económica y militar. Sin
embargo, Castiella no ganará estos empeños. La firma de un tratado
tendrá que esperar a la muerte de Franco, y las compensaciones
obtenidas las considera, el ministro, claramente insuficientes. La
relación de España con EE UU es la "historia de un frustración", como
la califican dos ilustres colaboradores del libro, Marcelino Oreja y
Antonio Oyarzábal. Y es que los puntos de vista de Castiella, como
descubre el lector, no eran los de influyentes generales y personajes
del Régimen.
La descolonización
La descolonización de África afecta
a España en los territorios del África Occidental: Ifni, Cabo Juby,
Sáhara. En Guinea Ecuatorial. Y en la cuestión de Gibraltar, que el
Reino Unido trata de "descolonizar" para seguir controlando un
territorio que España reclama como propio y que nunca había sido
colonia.
La descolonización de los territorios españoles en África
-oficialmente provincias- enfrenta al Ministro de Asuntos Exteriores
con la Dirección General de Plazas y Provincias Africanas, dependiente
de la Presidencia del Gobierno; es decir, nada menos que con Carrero
Blanco. La tensión Castiella-Carrero en ocasiones fue grande. Las
consecuencias fueron nefastas: con Marruecos se llegó a la peor de las
hipótesis: una guerra, no declarada, a cuenta de Ifni, con cientos de
bajas españolas, en buena medida silenciadas. El lector descubrirá
entresijos. Al final, y desde el punto de vista territorial, Cabo Juby
se entregaría a Marruecos en 1958; Ifni diez años más tarde. Con el
Sáhara nada se hizo; todavía hoy se pagan las consecuencias. En cuanto
a Guinea Ecuatorial, el proceso descolonizador, en si mismo modélico
según uno de los redactores del libro, fracasa estrepitosamente por el
presidente elegido, Macías, causante de incontables sufrimientos para
su pueblo, que expulsa a la mayoría de los españoles y arruina al país.
En Gibraltar, Castiella da y gana la batalla en Naciones Unidas. La
resolución 2352, de diciembre de 1957, reclama al Reino Unido negociar
con España el futuro de la colonia bajo el principio de que la solución
no debería romper la integridad del territorio español. Éxito en
Naciones Unidas; sin embargo, el Reino Unido, con desprecio a la
resolución, promulgó la llamada "constitución", que la Asamblea General
de Naciones Unidas repudia. España reacciona cerrando la verja. En esas
circunstancias deja el Ministerio Castiella.
Mercado Común
En 1958
seis países europeos inician la gran y feliz aventura de lo que
entonces se llamaba Mercado Común. En el Ministerio de Asuntos
Exteriores se es consciente de su importancia y efectos para España.
Ingresar como miembro de pleno derecho era imposible, dada la situación
de España. Se apostó por encontrar otra fórmula. Castiella dirige el 9
de febrero de 1962 una carta al presidente del Consejo de las
Comunidades Europeas, el ministro francés de Asuntos Exteriores,
Maurice Couve de Murville, en la que solicita la apertura de
negociaciones con para examinar la posible vinculación de España. Habrá
que esperar a junio de 1970, y a otro ministro, López Bravo, para que
se pueda firmar un acuerdo comercial preferencial.
Libertad
religiosa
Castiella -católico practicante, antiguo embajador ante la
Santa Sede- desea facilitar un estatus a los no católicos (léase los
protestantes), para el que presionan los norteamericanos y sectores
europeos. Lo cual es visto con malos ojos por la parte más integrista
del Régimen y de la propia jerarquía católica. Con Cuba se adoptó una
buena decisión: no romper relaciones diplomáticas, aguantando las
presiones de los Estados Unidos. Decisión que, por cierto, será
apreciada por la Unión Soviética, y facilitará los primeros contactos
con los países comunistas del Este.
Castiella tenía ideas y
proyectos que no se correspondían con los de una buena parte de los
dirigentes del Régimen, y en definitiva del propio Franco. Intentó
liberalizar el Régimen, abrirlo al mundo, y se encontró con su
oposición, a veces frontal. Esto dentro de España. En el exterior, le
faltó el apoyo de los Estados Unidos, y de la propia Europa. El "caso
Castiella" plantea un dilema importante en las relaciones
internacionales: apoyar un régimen que no gusta, en la idea de
facilitar su evolución. O no hacerlo, en la esperanza de que caiga. El
caso español puede servir de ejemplo.
La lectura del libro
interesará, incluso apasionará, a quienes vivieron aquellos
acontecimientos, pero también a los más jóvenes. Les animo a que lean
el libro.
Y no se pierdan las notas, en particular la de algunos diplomáticos. Valen la pena, y dan que pensar.
Título: ENTRE LA HISTORIA Y LA MEMORIA. FERNANDO MARÍA CASTIELLA Y LA POLÍTICA EXTERIOR DE ESPAÑA. 1957-1969
Ver ficha del libro .
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