Fuente: La vuelta al mundo (22/12/2015)
Cuando decidimos hacer la ruta de la costa del sur de Marruecos desde Tiznit a Sidi Ifni,
creíamos que viajaríamos por lugares auténticos pero sin mucho
atractivo. Sin embargo, además de lugares muy auténticos encontramos
lugares muy especiales y una de las playas más bellas que hemos visto jamás. Aún nos preguntamos cómo es posible que el turismo masivo no haya llegado a esa zona.
En la fabulosa playa de Legzira.
Hay lugares a los que sólo solemos ir cuando ya nos hemos pateado la
mayor parte de lo que se considera 'atractivo' a nivel turístico. Son
lugares que normalmente suelen estar fuera del circuito, no se les suele
dar demasiada importancia en las guías de viaje y se habla poco de
ellos en las redes sociales. Estos lugares suelen hacer honor a su
anodina fama... pues son lugares sin grandes monumentos o atractivos
naturales, pero que sin embargo, gozan de un nivel de autenticidad que
resulta magnético para los grandes viajeros. Son lugares en los que no
se ha creado una infraestructura turística y en los que, por lo tanto,
no hay quien se dedique a exprimir esa industria. La gente local, que no
está acostumbrada a ver forasteros, observa con extrañeza a los
viajeros y se suelen entablar relaciones de curiosidad recíproca,
relaciones con el mismo objetivo, el de conocer al otro. En esta ruta,
de la costa sur de Marruecos, lo encontramos todo.
Partimos de Tiznit, cruce de caminos entre el Sáhara Occidental y la costa atlántica de Marruecos. Una población encantadora, con una medina bulliciosa rodeada por una perfecta muralla.
Zoco de Tiznit.
Desde esta ciudad y siguiendo hacia el sur por la carretera de la costa,
el paisaje es maravilloso. La ruta atraviesa zonas áridas y
despobladas, y su belleza es sublime cuando se logran ver los
acantilados en los que rompe la fuerza del océano atlántico. Y, como es
un territorio en el que convergen los vientos fríos y húmedos del mar
con los vientos calientes y secos del desierto, suele ser muy común la
niebla, lo que le otorga un aspecto todavía más irreal al fabuloso
paisaje.
El primer pueblo costero con el que te cruzas es Mirleft,
un lugar de veraneo bastante popular entre los marroquíes, donde es
fácil encontrar alojamiento barato y comer buen pescado fresco y donde
las playas, aunque llenas en periodos vacacionales, no están nada mal.
Playa de Mirleft.
Legzira, sin duda una de las playas más bellas que hemos visto jamás,
pasa prácticamente desapercibida desde la carretera que bordea
serpenteante la costa, escondiendo sus encantos a aquellos que no han
oído hablar de ella previamente. El acantilado permite solamente ver
tierra y mar. Pero cuando logras bajar hasta la playa... te espera una
de las visiones más bellas. El acantilado de tierra roja llega hasta la
orilla del mar convertido en formaciones sinuosas y femeninas,
caprichosas formas que dibujan enormes puentes naturales sobre la arena.
La puesta de sol en Legzira es mágica e inmensamente bella. Algo que vale la pena vivir.
Playa de Legzira.
Buscando moluscos en la playa de Legzira.
Tomando el fresco en la playa de Legzira.
Sidi Ifni, está a unos pocos quilómetros de allí. Fue
capital del antiguo territorio español de Ifni desde 1934 hasta 1969 y
resulta muy curioso ver cómo está aún intacto, tal como quedó cuando se
marcharon los españoles, el Consulado español. La Plaza Hassan II
recuerda a las típicas plazas andaluzas con su fuente, sus bancos y sus
palmeras. El cine Avenida, la iglesia de Santa Cruz, el faro y el
Palacio Real son otras huellas de su pasado español. El zoco te sitúa de
nuevo en Marruecos. Las chilabas y los gigantes pañuelos de colores con
los que se visten de arriba a abajo las mujeres son los artículos más
vendidos. Muy cerca, en la playa, algún chiringuito ya alquila tablas de
surf.
Antiguo consulado español de Sidi Ifni.
Playa de Sidi Ifni, Marruecos.
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