Las autoridades de Marruecos han frenado de nuevo los intentos de los
habitantes de Ifni (900 kilómetros al sur de Rabat) de reclamar la
nacionalidad española alegando que la ciudad fue parte del Protectorado
español entre 1934 y 1969.
El pasado 25 de julio, ocho jóvenes
ifneños ocuparon la sede del antiguo consulado de España en la ciudad y
desplegaron en el tejado tres banderas rojigualdas mientras reclamaban
su derecho a la nacionalidad española por ser descendientes de antiguos
súbditos del país vecino.
Marruecos frena en Ifni los intentos de reclamar la nacionalidad española.
Aquellos hechos, juzgados hoy en la
vecina ciudad de Tiznit, les han costado penas de entre cuatro meses y
un año de cárcel en firme (no habrá libertad condicional).
Las
penas no han sido más duras porque España renunció a presentar una
denuncia contra los jóvenes por allanamiento de edificio ajeno o por los
daños causados en el edificio.
Hace diez o quince años, un
episodio como el de Ifni -con despliegue de banderas extranjeras y
ocupación de un edificio de propiedad española- habría sido una pequeña
bomba diplomática, pero en el momento actual, con unas relaciones
bilaterales excelentes, el conflicto se ha apagado casi "en el
cascarón".
El día de la ocupación del consulado, las autoridades
marroquíes se lo pensaron antes de desalojar a los jóvenes: llamaron por
teléfono a la demarcación consular española más cercana, en Agadir, y
en coordinación con ella y con la embajada en Rabat, la policía marroquí
subió al edificio y obligaron a los jóvenes a abandonar el tejado
bajándolos por el interior del edificio.
Esta no es la primera vez
en que los ifneños reclaman la nacionalidad española: lo hicieron en
2007, cuando miles de personas procedentes de todo Marruecos y que
habían vivido en aquel "Sidi Ifni español" celebraron varias reuniones
para dar curso legal a su petición, según cuenta a Efe el exalcalde de
Ifni Mohamed Wahdani.
Los firmantes de esa petición la trasladaron
ya entonces a las autoridades diplomáticas españolas, sin mucho éxito, y
crearon una asociación llamada Sidi Ifni-La Memoria.
No tuvieron
mucho más éxito los senadores de Izquierda Unida que en 2015 presentaron
unas enmiendas a la ley del año anterior que concedía la nacionalidad a
los descendientes de sefardíes para que incluyese a los ifneños, además
de otros colectivos.
Se trataba -decía la enmienda- de "subsanar
el trato discriminatorio a otros colectivos, como los descendientes de
moriscos, los naturales de Sidi Ifni o los del Sáhara Occidental", pero
la enmienda no salió adelante.
Sidi Ifni fue devuelta por España a
Marruecos en 1969 mediante una fórmula que se calificó de
"retrocesión", dando a entender que Marruecos había cedido previamente
su soberanía, algo que muchos ifneños contestan recordando que los
españoles la fundaron en 1934 desde la nada.
En todo caso, en el
momento de la retrocesión, España dio a sus habitantes un plazo -tres
meses o un año, las fuentes difieren sobre esto- para que los ifneños
optaran por la nacionalidad que preferían.
Pocos fueron los que
entonces optaron por la nacionalidad española, y de hecho actualmente
solo quedan doce personas oficialmente registradas como españolas en
Ifni, según datos consulares; de ellas, cuatro son de origen español y
las otras ocho son hispanomarroquíes.
Cuando casi han pasado
cincuenta años desde la salida de España de Ifni, la petición de la
nacionalidad es, por decirlo solo en términos administrativos, muy
complicada: ¿Quién poseerá todavía documentos de la época que atestigüen
a un ifneño como español?
Además, está el precedente de los
saharauis: aunque ellos no entraron oficialmente en la llamada "ley de
los sefardíes", los consulados españoles están desbordados con demandas
de saharauis que reclaman la nacionalidad, y que con frecuencia la
consiguen: solo en 2015 casi 200 menores de edad lo lograron.
En
el territorio saharaui hay entre 12.000 y 15.000 nativos con pasaporte
rojo de Schengen, que o bien conservaron la nacionalidad española o la
recuperaron después de 1975; a estos habría que añadir a varios miles
más con residencia en las islas Canarias y la península.
Claro que Ifni no tiene un problema de soberanía contestada, y que sus habitantes no están tan organizados como los saharauis.
Solo les queda la pataleta.
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