Fuente: El Día
José
Iglesias es el director del espacio museístico en el Centro de Historia
Militar de Almeida, que incluye los "tesoros" de La Gesta del 25 de
Julio. Su objetivo, culminar el proceso para abrir la instalación a la
sociedad.
"Verla, criticarla y destruirla". La frase es del coronel de Artillería
José Iglesias de Ussía y de Leste (El Ferrol, 1952), director del
espacio museístico del Centro de Historia y Cultura Militar de Almeida,
en referencia a la exposición "La Gesta en una pluma", último capítulo
que cierra hoy, por este año, las conmemoraciones del 220 aniversario
del rechazo al intento de invasión de la flota inglesa, comandada por el
contralmirante Horacio Nelson.
"No lo ponga, pero Nelson fue un poco
chapucero", asegura este hombre, nacido en Galicia por casualidad e hijo
de militar, que vivió su infancia y adolescencia en Sidi Ifni y el
Sáhara Occidental, y recuerda con orgullo haber formado parte de la
primera promoción de militares de la Transición. Hace casi 35 años que
reside y trabaja en la capital tinerfeña.
José Iglesias de Ussía y de Leste, Director del Centro de Historia y Cultura Militar de Almeida.
Escolares y turistas forman el grueso del
público visitante a un centro que, todavía hoy, "es poco conocido para
la sociedad tinerfeña y canaria, en general", lamenta, y del que tiene
su rincón preferido: "Crecí en el África Occidental y el pequeño espacio
dedicado a la historia militar española en la zona es el que más
aprecio".
La Gesta del 25 de Julio y lo que la rodea
es uno de los grandes ejes del museo. Iglesias resalta "la
participación popular en la defensa de la capital tinerfeña. La gente
luchaba por lo suyo, por lo más primario". En su análisis es crítico:
"El general Gutiérrez fue el ganador, pero la historia lo ha tratado
mucho peor que al derrotado, o sea Nelson. Basta con ver las calles
dedicadas a ambos en la ciudad".
Y explica: "Nelson pensó que ocupar la
plaza sería coser y cantar y se encontró con otra cosa, un panorama que
quebró su exceso de confianza. Aunque también influyeron aspectos de
táctica y estrategia como vientos, calado y corrientes que los ingleses
desconocían y despreciaron".
Iglesias resume aquellos días del verano
de finales del siglo XVIII con una frase: "Ningún ejército, por poderoso
que sea, domina a un pueblo que no acepta ser dominado". Y añade:
"Fueron combates más propios de la guerrilla urbana, que de las batallas
de un ejército convencional", valorando "el papel de las milicias
populares de la isla o el de la mujer, recuperado este año; la agreste
de San Andrés, cuyo nombre debió pasar a la historia, o las aguadoras
que auxiliaron a las tropas en la Montaña de la Altura".
El director del museo militar da valor y
veracidad a acciones envueltas en la leyenda, como el disparo del cañón
Tigre: "Haya sido Monteverde o Grandy el autor del disparo, fue, en
definitiva, un artillero. Y un gran acierto estratégico colocar el cañón
en una perspectiva más baja para provocar mucho más daño al enemigo".
Pepe (como lo llaman sus amigos) entiende
que en aquella intentona los británicos se comportaron "casi más como
corsarios o piratas al saltarse los tratados de Guerra y Paz de la
época. Hay que imaginar la impresión al otear las velas de una flota tan
impresionante fuera de la bahía".
Además, contrapone "el afán de adquirir
bienes materiales" con el espíritu de los defensores y "el trato
exquisito que dieron a los vencidos tras su derrota".
Iglesias se congratula de que la
recreación del rechazo al desembarco vaya a más cada año: "Javier
Gorostiza y su gente hacen una gran labor. Me parece increíble cómo la
gente se implica. Lo viven y parece que hubieran estuado allí, más de
dos siglos atrás".
Para el coronel "sería importante añadir a
los ingleses en la conmemoración, pero ellos no reconocen la derrota de
lo que llaman el affaire de Tenerife. Ya se sabe, quien escribe
la historia... Nelson la reconoce al relacionar sus muertos en La Gaceta
de Londres, pero lo cierto es que lo recibieron como un héroe, pese a
su derrota, perder un brazo y un barco, el Fox, que sigue hundido en la bahía de Santa Cruz".
Iglesias adelanta que en octubre habrá
"una gran sorpresa expositiva en relación a los fondos sobre La Gesta
conservados aquí". En este sentido, valora "la colaboración con el
Ayuntamiento de Santa Cruz, reflejada en las últimas ediciones del
Plenilunio" o la "estrecha relación con la Asociación de Recreadores y
la Tertulia de Amigos del 25 de Julio, cuyo germen y base fue y es
Almeida. O con El Toscal, a través de la procesión en septiembre del
Cristo de Paso Alto".
No podía ser de otra manera. Iglesias
recuerda al general Alberto Ruiz de Oña Domínguez, director del centro
hasta septiembre de 2016: "Llegó cuatro años antes con la idea de hacer
un equipo y se volcó en la apertura a Santa Cruz. Lo primero, creo que
lo consiguió, y esa es la línea que ha marcado su sustituto, el general
Fernando González Arteaga. Respecto a lo segundo, abrió un camino para
continuarlo con una base para la gente, la de un centro, un museo o,
simplemente, Almeida".
"Pero, ¿se puede entrar?", preguntan
algunos despistados en la puerta. "Pues claro", responde el director,
que insiste, casi a modo de campaña publicitaria,: "Acceso gratuito para
todos, incluidas personas con discapacidad, plazas de aparcamiento y
estupenda cafetería. De nueve a tres, los días laborables, y de diez a
dos, sábados, domingos y festivos. Vengan a Almeida". Lo dice el coronel
Iglesias, el guardián de la memoria.
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