Fuente: El Nacional
El Museu de les Cultures del Món, dentro del ciclo que ha emprendido para rememorar el pasado colonial barcelonés (del que formaba parte la muestra Ikunde), acaba de inaugurar la exposición Ifni, la mili africana de los catalanes, que estará abierta hasta el 23 de enero del 2019. La muestra no se centra tanto en la historia de Ifni como colonia
española, sino sólo en la presencia, ya avanzado el siglo XX, de
reclutas catalanes allí, porque la relación entre Barcelona y la
microcolonia estuvo canalizada, sobre todo, a través de los millares de
catalanes que pasaron por el desértico territorio como reclutas. La
exposición ha sido comisariada por Andrés Antebi, Pablo González,
Alberto López y Eloy Martín.
Cuartel de los paracaidistas de Ifni.
Vejaciones
La experiencia que relatan buena parte de los testigos recogidos por
los comisarios son aterradores. El ejército español fue una maquinaria
puesta al servicio de la deshumanización de los ciudadanos, una escuela
para doblar voluntades e imponer la sumisión (tan necesaria para un
régimen dictatorial). En los relatos de los antiguos reclutas salen
citadas palizas, humillaciones, piojos, hambre, maltratos, insultos,
robos, corrupción... Y si los abusos ya existían en periodo de paz, la
experiencia de la guerra colonial todavía fue peor. Un exsoldado explica
que uno de los suboficiales les advertía que administrativamente era
más fácil tramitar la muerte de un recluta que la de un mulo. Y les
aseguraba que si morían no había problema porque había miles de jóvenes
en la Península que podían tomar el relevo en la lucha. Todo, aterrador.
Recluta en el campamento. Foto: Cèsar Malet. Arxiu Fotogràfic de Barcelona.
La guerra
Pocos jóvenes catalanes han oído hablar de Ifni: un territorio cedido
por Marruecos a España tras la guerra de África de 1859, discutido
durante décadas, ocupado finalmente por el ejército español en 1934 y
descolonizado en 1969. Y todavía menos gente ha oído hablar de la guerra de Ifni de 1957-1958,
en la que el ejército español, con el apoyo de los franceses, se
enfrentó en el Sáhara e Ifni a bandas marroquíes irregulares (con apoyo
del ejército del sultán), que pretendían la anexión de este territorio a
Marruecos. Incluso en la época mucha gente no se enteró de que había
una guerra, porque la censura intentaba evitar que nadie supiera lo que
pasaba, y controlaba estrechamente los medios de comunicación. Al acabar
la guerra, la censura no desapareció: durante toda la dictadura nunca
nadie publicó que la colonia había quedado reducida a la nada, porque
buena parte del territorio había sido cedido al enemigo, y Sidi Ifni
había quedado reducido a un enclave constituido por cuatro cuarteles y
poco más. Pero la guerra existió. Los testigos interrogados por los
comisarios explican un conflicto en que se mataba y se moría. Se mataba y
se moría por pura obediencia, sin saber porqué. De hecho, Ifni nunca
aportó nada a la economía española. Al revés: costó dinero, y sangre.
Plaga de langostas, 1959. Foto: Colección de Lorenzo Rodríguez.
La implicación catalana
Ifni fue la Cenicienta de un imperio colonial que no era ninguna
maravilla. Mientras los inversores catalanes proliferaban en Fernando
Poo, o incluso instalaban negocios en el protectorado de Marruecos, Ifni
quedaba al margen de estas dinámicas. Pero aunque la burguesía catalana
no tenía intereses directos en aquel territorio, cuando estalló la
guerra, las élites catalanas se apresuraron a adherirse al régimen,
dándole apoyo en su conflicto colonial. Mientras Marisol y Carmen
Sevilla visitaban a las tropas (con Gila y su teléfono como surrealista
complemento), la alta sociedad barcelonesa organizaba actos en apoyo a
las tropas, y Codorniu enviaba un monumental lote de botellas de cava
para animar las Navidades a los combatientes.
Un miliciano pone con su arma en las afueras de Sidi Ifni. Foto: Efe.
Ausencias
Los soldados que iban a Ifni vivían en un universo colonizador. Su
contacto con los "moros" (como los llamaban) a menudo era mínimo. Su
vida era una vida de cuartel, cargada de estereotipos hacia el otro,
sólo visto como una amenaza (especialmente después de que empezaran los
combates). Es imposible saber nada de la población del territorio a
través del testimonio de los soldados, que ignoraban a los habitantes de
Ifni, o tan sólo los percibían como enemigos. La exposición trata de
superar este obstáculo con una grabación de una manifestación donde los
habitantes de Ifni reclaman la "recuperación" de la nacionalidad
española y con otra de un funcionario marroquí explicando a los
escolares de Ifni la lucha anticolonial Y una sola grabación de
combatientes del bando marroquí. Realmente, demasiado poco. Habría
estado bien equilibrar el testimonio de los muchos soldados catalanes
con más voces de los marroquíes que se batieron delante de las
ametralladoras españolas y con los testimonios de los habitantes de Ifni
que vivieron bajo dominio español. Aunque es demasiado tarde para
resolver un conflicto ya sellado, quizás sería un deber de justicia.
Enviada de un donativo de 10.000 botellas de cava a los soldados
destinados en Ifni. Foto: Pérez de Rozas. Arxiu Fotogràfic de Barcelona.
¿Homenaje?
En fechas recientes, como se puede comprobar a través de algunos
objetos expuestos en el Museu de Cultures del Món, el Ministerio de
Defensa imprimía mensajes de "reconocimiento público y homenaje" para
los soldados que habían servido en la guerra de Ifni y que acudían a los
actos organizados por el ejército español. El Ministerio no ha emitido
ningún mensaje de disculpa, por haberlos vejado y usado como carne de
cañón en una guerra absurda, sino que los sigue presentando como héroes
en defensa de no se sabe qué valores nacionales (aunque defendían una
colonia especialmente absurda). Sorprendentemente, estos mensajes
todavía generan adhesión entre algunos veteranos de la guerra. Se
sienten indignados porque la sociedad no les reconoce el buen trabajo
hecho en Ifni. Todavía hoy, hay grupos de veteranos que visitan Ifni o
que participan en homenajes a la bandera en el cuartel del Bruc (y,
mientras tanto, nos sorprende que los italianos que bombardearon
Barcelona estén orgullosos de sus proezas). Esta exposición es la prueba
que Barcelona no es que haya sido una ciudad colonialista. Es que
todavía tiene mucho por descolonizar.
Ifni en el marco de la África Occidental Española. Mapa: Wikipedia.
Alud de grabaciones
Las fotografías escogidas de Ifni para esta exposición son muy
espectaculares y reflejan este universo oscuro, triste y rancio que era
el Ifni colonial. Es todo un acierto incorporar a la exposición algunos
dibujos del cómic Las guerras silenciosas, en el que Jaime
Martín explica las vivencias de su padre, recluta durante la guerra de
Sáhara/Ifni. Hay algunos materiales curiosos sobre el Ifni actual, como
el vídeo que muestra el estado fantasmal del funicular y el puerto
artificial de la colonia, o el que nos lleva a las reivindicaciones
españolistas en el Ifni actual. Pero, sin duda, lo que tiene un valor
excepcional son los testigos de los soldados. Pero son muchos, y muy
largos. Un gran número de monitores proyectan vídeos en que los antiguos
reclutas explican sus experiencias. El que quiera ver esta exposición,
si quiere aprovecharla, hace falta que vaya con mucha calma, y que esté
dispuesto a ponerse los cascos y a pasar mucho rato ante los monitores.
Muchos barceloneses sufrieron en Ifni; era absolutamente injusto dejar
en los limbos de la historia este padecimiento, antes escondido y ahora
olvidado. Es seguro que muchos veteranos, o sus hijos y amigos, querrán
pasar por el Museu de les Cultures del Món con el fin de revivir, o
conocer, esta experiencia. Muchos barceloneses podrán sacar provecho de
la visita a esta muestra. Pero haría falta que algún día la ciudad
recordara, también, a aquellas personas que los barceloneses mataron, en
una guerra que fue absurda, pero también injusta.
Ifni antes y después de la guerra. Creación: El Rincón de Sidi Ifni.
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