Fuente: El Faro de Ceuta (2/9/2017)
No encuentro ninguna explicación sobre la defensa del puesto de
Tabelcut y que al día de hoy solo hay una respuesta, una losa de
silencio, salvo mi buen amigo, el fallecido General de Caballería Rafael
Casas de la Vega, donde en el libro “La Última Guerra de África” dedica
un capítulo donde narra todas y cada una de las vicisitudes hasta su
capitulación y explica con claridad la heroica defensa de sus
componentes, mientras que del resto ni en libros ni en prensase
encuentra una sola línea sobre los defensores de Tabelcut.
Aduana de Tabelcut.
Una agónica defensa de dos días
El
puesto de Tabelcut, frontera con Marruecos, estaba compuesto por doce
miembros del Grupo de Policía de Ifni, al mando del Teniente de
Infantería Felipe Sotos Fernández, el Cabo 1º de la Guardia Civil Juan
Rubio Martos, el Cabo 1º de Policía Angel Heras Martin, el Cabo de
Policía Manuel Castillo Jiménez, los Soldado Policía Alfonso Alsua
Irurzun, Gerardo León Vizcaíno, Jose Gonzalez Nicolás, y Jose Gonzalez
Sedano, además de los Policía Indígenas, Mohamed Mehaud Abdel-Iha,
Laarosi Mayaub Nazen, Mizzian Mizzian Hach, y Lhassen Abdelkrim Abdel
Lha, y la esposa del Cabo 1º de la Guardia Civil, María Luisa Diaz
Alcoba y sus hijos menores Juan y Evaristo Rubio Diaz.
Por
un mando del Gobierno General de Ifni, la tarde del 22 de Noviembre de
1957 se comunicó al Jefe del Puesto de Tabelcut, el Teniente Felipe
Sotos Fernández de un inminente ataque a dicho puesto, algo que se
confirmó al amanecer del 23 de Noviembre de 1957 cuando un numeroso
grupo de elementos del Ejército de Liberación Marroquí atacaban el
puesto con ráfagas de ametralladora y disparos de fusilería.
Inmediatamente el Teniente Sotos organizó la defensa junto con el Cabo
1º de la Guardia Civil y demás componentes del puesto.
Se
asignaron los puestos de defensa del puesto, situado uno de ellos en el
piso alto con escasas municiones y un armamento obsoleto, cuando aquel
puñado de doce hombres se enfrentaban a centenares de atacantes, y hubo
que desistir de los cuatros musulmanes afectos a dicho puesto, ya que
aunque ellos se consideraban neutrales, poco se podía esperar de ellos.
Los defensores españoles hicieron frente como pudieron ante el numeroso
grupo de atacantes, pero no solo a las ráfagas de metralletas y
fusilería, sino también a los disparos de mortero que llegaban.
Ante
esta situación tan dramática, en la que había una mujer y dos niños, la
esposa del Cabo 1º de la Guardia Civil y sus hijos, se organizaron para
con todos los medios proteger a estos inocentes que nada tenían que ver
con dichos combates. A ello había que añadir la escasez de alimentos y
agua. El 25 de noviembre se presenta en el puesto un musulmán con
bandera blanca que pedía hablar con el Jefe del Puesto, identificándose
como el Caíd de Tiznit, afirmando que había sido enviado por el
Gobernador de Agadir y que su misión era hacerse cargo del puesto en
representación del Gobierno de Marruecos para acabar con este estado de
cosas y finalmente en Agadir entregarlos al Cónsul de España. Todo esto
resultaría una autentica farsa y un comportamiento canallesco contra el
derecho de gentes impropio de un estado de derecho como era Marruecos.
Año y medio de cautiverio
Para
mí es un privilegio poder narrar de boca de un defensor testigo directo
de la defensa de Tabelcut y el posterior cautiverio con múltiples
engaños de los marroquíes del Cabo 1º de la Guardia Civil Juan Rubio
Martos (Retirado de Capitán), fallecido hace años en Málaga, el cual en
un extenso documento así dice:
”...Al tercer día de
combate, el 26 de noviembre de 1957, inesperadamente cesó el fuego por
parte enemiga, viéndose avanzar hacia el Puesto a un individuo musulmán
el cual deseaba hablar con el Jefe del Puesto, el Teniente Felipe Sotos
Fernández. Este musulmán fue reconocido como el Caíd de Tiznit.
Concertada
la entrevista, dicho Caíd ofreció en nombre del Rey Mohamed V que el
Gobierno marroquí conociendo lo que estábamos sufriendo por los ataques,
insistía en la amistad Hispano Marroquí, y en hacerse cargo de mi
esposa y mis dos hijos para evacuarlos sin impedimentos a Málaga. En
cuanto a los defensores de Tabelcut, derecho a tránsito vía a Ceuta
según acordasen en las autoridades de ambos países.
Ante ello
el Teniente Sotos y creyendo en la palabra de dicho Caíd accedió a lo
exponía, ya que no contaba con medios para prolongar la defensa del
Puesto y menos con la mujer del Cabo 1º Rubio Martos y los dos hijos
menores. Según las condiciones que le puso el Teniente Sotos al Caíd,
este accedió a cumplir lo acordado. En cuanto al armamento y munición
del Puesto, saldrían con él y quedaría depositado al Ejército Real de
Marruecos, mientras que la Bandera del Puesto y la foto del Jefe del
Estado nos la podíamos llevar. El mencionado Caíd informaba que no
seriamos tratados como prisioneros y que sólo permanecían en territorio
de Marruecos lo necesario para ser trasladados a nuestro punto de
destino en Ceuta.
Aceptadas todas estas condiciones por dicho
Caíd, fuimos trasladados en vehículos marroquíes junto con el Caíd y el
Sr. Seddik y los Policías marroquíes hasta el poblado de Mirleft. Fue al
día siguiente de este cautiverio cuando íbamos a ser trasladados a otro
lugar, cuando, de improviso, ocho o diez individuos del Ejército de
Liberación Marroquí se abalanzaron sobre nosotros y tras registrarnos
nos introdujeron en una furgoneta cerrada y aquí fue donde comenzó el
cautiverio de año y medio con toda clase de maltrato físico y
privaciones, además del dolor de mi esposa que por desidia de las
Autoridades marroquíes tuvo un aborto de un niño muerto de seis...”
Es
digno de resaltar el comportamiento del entonces Cabo 1º Juan Rubio
Martos, el cual en el expediente que se inició en la Dirección General
de la Guardia Civil dice así, “La actuación del Cabo 1º Juan Rubio
Martos en el asedio de Tabelcut y posterior cautiverio, fue valerosa,
honorable y digna en todos los sentidos. 22 Julio 1959...”.
|