Fuente: El Faro de Ceuta
“La Guerra de Ifni-Sáhara 1957/58. El pasado mes de marzo, pude comprobar una vez más el gran valor del compañerismo”
El pasado mes de marzo, estando de vacaciones en Benidorm (Alicante),
pude comprobar una vez más el gran valor del compañerismo. José
Tarazona Ros, cabo del batallón de infantería ‘Guadalajara 20’ en la
campaña de Ifni, para conocerme y darme un abrazo se trasladó desde
Valencia hasta Benidorm con su esposa, dejando a sus espaldas unos 300
km entre ida y vuelta, por dicha razón en el ejército brilla
forzosamente con más intensidad que en cualquier otra comunidad o
asociación.
José Tarazona Ros en 1957 era cabo de la 5ª
compañía del regimiento de infantería ‘Guadalajara 20’ de guarnición en
Valencia, el mismo recuerda la madrugada del 23 de octubre de 1957 la
riada que a través del rio Turia asoló la capital valenciana y la
provincia, creando un espectáculo dantesco de desolación, tristeza y una
ciudad fantasma, sin luz, agua y sin alimentos, y en algunas calles el
agua había alcanzado más de dos metros de altura, con un escenario de
dolor, tristeza y desolación.
Un círculo señala al cabo Tarazona y compañeros con los bazuca en Villa Bens.
El regimiento ‘Guadalajara’ y
todas las unidades de la guarnición junto con otras unidades militares
de otras regiones militares que llegaron dos días más tarde, sumando
unos 3.000 soldados, se volcaron día y noche a limpiar los miles de
toneladas de barro que cubrían Valencia.
Cuando
en una reunión en la Capitanía General de Valencia con autoridades
militares y civiles, los técnicos afirmaron que para limpiar la ciudad
de Valencia como mínimo harían falta seis meses.
Cuando al
entonces jefe del Estado se le informó de que para limpiar la ciudad se
tardaría seis meses, la respuesta del jefe del Estado a las autoridades
fue esta: “Los valencianos se comerán el turrón en navidad con la ciudad
limpia”. Esto era en octubre y, efectivamente, en diciembre la Ciudad
de Valencia estaba limpia. Se hizo en seis semanas y ello se llevó a
cabo gracias al esfuerzo y sacrificio de aquellos 3.000 soldados y demás
funcionarios civiles.
Una compañía de honores y autoridades militares reciben en el Puerto de Valencia al Batallón Guadalajara 20.
Posteriormente, el Ayuntamiento de Valencia en sesión plenaria y por
unanimidad creó la “medalla de la gratitud”, que se concedió a todo el
personal militar y civil que participó en la campaña conocida como la
‘Batalla del Barro’, justa recompensa que el Ayuntamiento de Valencia
supo reconocer el esfuerzo y sacrificio de aquellos millares de soldados
que lo mismo de noche que de día supieron vencer a dicha Batalla. Se
vivieron escenas que al más valiente se le caen las lágrimas, vecinos de
aquellas viviendas anegadas de barro, que con lágrimas en los ojos
agradecían a estos soldados que no solo limpiaban el barro, les
entregaban comidas, agua y mantas.
Hay que hacer constar a los
que presumen de “antiameritanismo”, cuando la tripulación del
portaaviones ‘Lake Champlain’ al enterarse por la radio de la tragedia,
envió 20 helicópteros con personal sanitario, médicos y ATS, así como
medicinas y víveres, que valió para salvar muchas vidas, y eso fue sin
llamarles, por iniciativa propia.
Mi buen amigo y compañero
José Tarazona Ros, cabo del regimiento ‘Guadalajara 20’ recuerda los
días que sin conocer el descanso, trabajando día y noche para que
Valencia quedara limpia como un espejo, pero lo que ellos ignoraban que
tras vencer la Batalla del Barro pocas fechas después se iban a
enfrentar a otra batalla, en este caso en el Desierto en Villa Bens (hoy
Tarfaya) de Marruecos.
La Orden General de Operaciones núm.
1.) citaba que el día ‘D’, el 10 defFebrero de 1958, en la que la
agrupación “B” iba encuadrado el batallón “Guadalajara 20”, que había
desembarcado en dicho enclave días antes, junto con fuerzas de la
legión, grupo de caballería, trasmisiones, intendencia y sanidad, ambas
fuerzas sumaban unos 3.000 efectivos, con más de un centenar de
vehículos, entre ellos los carros de combate del grupo de caballería,
que se iban a enfrentar a un enemigo escurridizo y que siempre que puede
ataca por la espalda, por lo que todas las precauciones son pocas.
El
cabo José Tarazona Ros recuerda que su compañía, la 5ª de armas pesadas
y cañones sin retroceso, iban casi en vanguardia en el despliegue para
Hagunia, donde estaban instalados los grupos rebeldes del Ejército de
Liberación Marroquí.
El batallón ‘Guadalajara 20’, junto con
la II Bandera de la Legión y otras fuerzas, junto con los 400 vehículos,
carros de combate y Jeeps, el 10 de Febrero de 1958 según la Orden de
Operaciones no 1.), la Operación ‘Teide’, las 5 compañías del batallón
salían para cumplir su misión en dicha operación.
El entonces
cabo José Tarazona narra en su diario las múltiples fatigas que tuvieron
que soportar. 2 litros de agua por persona para aseo y consumo
personal, con un sol de más de 40 grados y marchas de muchos km. que se
veían que iban cayendo extenuados muchos compañeros hasta que Jeeps los
iban recogiendo, y las noches la cama era la arena del desierto y el
abrigo de una manta con el único techo que el cielo y las estrellas.
Lo
mismo el cabo Tarazona que sus compañeros recuerdan con mucho cariño a
su teniente de la sección de armas pesadas, José Belles Gasulla, que se
preocupaba por paliar la dureza de dicha marcha atendiéndoles en todo lo
necesario y dándoles ánimos.
Llegando a Saguia el Hamra
vieron aparecer varios aviones del Ejército del Aire, por cuyas emisoras
se oyó “orden de combate”. Los “T-6” en vuelo rasante bombardeaban y
ametrallaban las posiciones del enemigo donde se escondían en las
oquedades o cuevas.
Desde un helicóptero el general-gobernador
comunica por radio al teniente Belles lo siguiente: “teniente, con un
pelotón reconozca un matorral sospechoso a 500 m”. La respuesta del
teniente fue: “¡era una posición enemiga destruida por la aviación, los
cadáveres sin documentación, lo hemos enterrado!”.
En la toma
de Tuidefret se conquistó un enorme botín de guerra. Con lo
reconquistado, dicho botín de azúcar, medicamentos y otros víveres
podían subsistir más de 1.000 hombres durante más de dos meses.
La
última operación en la que intervino el batallón “Guadalajara 20” en
orden de combate fue en Hagunia, en cuyo momento en el lugar que estaban
aparecieron varios aviones, lanzándose dos compañías de paracaidistas,
una del Ejército del Aire y otra de franceses.
El 19 de mayo
de 1958, cumplida su misión, el batallón “Guadalajara 20” embarcaba en
la playa de Villa Bens, en los buques “Descubierta” de la Armada y el
“Ciudad de Alicante” de Trasmediterránea. Recuerda José Tarazona Ros que
a bordo del buque el capitán de la compañía, cuando se arriaba la
bandera española de Villa Bens, gritó con lágrimas en los ojos de todos
los soldados ¡viva España!
Aquí finalizó el heroico
comportamiento de este batallón en tierras del Sahara, con un apoteósico
y multitudinario recibimiento en el Puerto de Valencia a estos
valientes soldados.
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