La vivienda en el Territorio de Ifni (I)
Fernando Saenz de Tejada
Escrito por Fernando Sáenz de Tejada   
domingo, 20 de febrero de 2011

Introducción al artículo 

Jerónimo Sáenz en la Plaza de España hacia 1949.
Jerónimo Sáenz en la Plaza de España hacia 1949.
La vivienda en el Territorio Español de Ifni.

En 1949, mi padre, Jerónimo Sáenz Martínez, publicó el libro titulado "La vivienda en el Territorio Español de Ifni". La edición la llevó a cabo el Instituto de Estudios Africanos perteneciente al Consejo Superior de Investicgaciones Científicas en Madrid. En él se recoje detalladamente y con dibujos de su propio puño, los diferentes tipos de viviendas y construcciones autóctonas que existian en el territorio en aquellos años.

Mi padre tenía un amplio conocimiento de la zona, pues era en esa época asesor de enseñanza del Gobierno del AOE, es decir que tenía que controlar todas las escuelas de primaria de Ifni, Cabo Juby (Tarfaya), Saguia El Hamra y Rio de Oro (Sáhara) que entonces estaban unidos territorial y administrativamente, con capital en Sidi Ifni.

Para escribirlo, tuvo su centro de operaciones en Tagragra, y recorrió el territorio a caballo tomando notas y apuntes de dibujos, pues todas las ilustraciones son suyas. A continuación, transcribo literalmente el extracto de algunos capítulos.

Introducción

Comienza con una introducción sobre el territorio de la confederación Ait Ba Amrán, delimitado al norte por los montes de Talzint y el rio Addu, al sur por el rio Asif Saiad, que en su último recorrido recibe el nombre de Asaca y al qe se denomina en su totalidad Uad Nun, al este por una línea que partiendo de los montes Talzint discurriera paralela al litoral hasta el Asif Asaca, y al oeste por el Atlantico. 

División política de Ait Ba Amrán.
División política de Ait Ba Amrán.

De los tres dialectos bereberes es el cheloj, chelja o tacheljí el que se habla en las siete kábilas del territorio de la confederación Ait Ba Amrán: Ait En Nus, Ait Iazza, Ait Abdelah, Ait El Joms, Isbuia (más arabófona), Imstiten y Ait Ijelf

La palabra preliminar y común a todas ellas Ait significa “hijo de” o “descendientes de”. En ello se basa, entre otras coincidencias, Julio Caro Baroja al establecer paralelismos entre el bereber y el euskera, donde aita significa padre. 

La kabila de Isbuia es una isla arabófona que contrasta con el resto bereber. Las más ricas por pastos, aguas y bosques de arganes son Ait Ijelf, Ait En Nus, Ait Iazza , Ait Abdelah y el norte de Ait el Joms. El sur, salvo la ribera del Assif Asaca, es predesértico y estepario. 

Todas las kabilas están bajo la advocación o patronazgo de santones exclusivos, si bien la fama de Sidi Alí Ifni superó al resto. 

Hubo frecuentes luchas entre las kabilas, y esa tradición guerrera determina el carácter defensivo de las construcciones que han llegado a nuestros dias. Especialmente Isbuia, arabófona y aliada de otras kabilas del norte de Ait Ba Amrán (en lo que hoy es protectorado francés) frente a Ait El Joms, que aspiraba a la hegemonía política y dirección de la Confederación, y acérrima enemiga de las kabilas del norte, principalmente Ahl Sahel, aliada de Isbuia.

La vivienda

Únicamente han resistido al tiempo aquellas construcciones que, por su carácter defensivo, se levantaron con solidez. Las viviendas humildes apenas resisten dos generaciones. 

El tipo feudal de organización social perdura en estas tierras, no existe una clase media. Hay dos castas: la de los privilegiados (familias de abolengo religioso, político o militar) y la de los pobres. Casi no existe clase artesana, sólo individualidades aisladas procedentes en su mayoría del Sahara. La ocupación española acabó con la esclavitud a partir de 1934. 

Los tipos de vivienda serían la vivienda rica y la humilde, y del llano o de montaña, aunque sin tanta diferenciación como en Europa. 

Elementos arquitectónicos y materiales 

El baamrani como “pueblo isla” resiste oleadas invasoras de cartagineses, romanos, visigodos y árabes, y permanece con su idiosincrasia. Incluso cuando es vencido por las armas, tan sólo acepta la religión del invasor. 

Por eso sus construcciones tienen un carácter peculiar donde únicamente puede observarse el influjo romano, probable época en que el baamrani se hace sedentario y abandona el nomadeo. Únicamente en los morabitos puede apreciarse una ligera impronta islámica, aunque diferente del resto del norte de África.

Detalle de un techo.
Detalle de un techo.

Muy pocas veces aparece el arco de herradura, típicamente árabe, tan sólo en algún patio interior de vivienda rica. Y en ningún caso he visto la filigrana de albanegas y capiteles de estuco. 

Las kasbas (alcazabas) en Ait Ba Amrán no llegan a alcanzar ni con mucho a las del Atlas o el Draa, y carecen de ventanas al exterior. 

Pardas, yesosas o rojizas (según la tierra empleada en su construcción) recuerdan las construcciones bizantinas de tiempos de Belisario por su estructura prismática. La hormaza de la construcción baamrani también tiene gran parecido a la estructura exterior de la casa romana, sobre todo la etrusca. 

Artesonados.
Artesonados.

En cuanto a los materiales son, en general, tierra apisonada, luh o tapial en paredes y muros, y madera de argán y de adelfa para los techos. En la montaña es más frecuente el uso de la piedra en mampostería o sillarejo cubriendo el luh. Las maderas de puertas y vigas son importadas, ya que la estructura retorcida del argán le impide ser maderable. 

El “luh” y su posible origen romano 

Las marcadas diferencias entre la señorial kasba y la humilde casa de campo (tiguemi) no impide que su origen sea el mismo: el barro, como el tapial castellano. 

Los restos romanos son frecuentes al oeste del Gran Atlas. La ausencia de yacimientos arqueológicos en Ait Ba Amrán no es suficiente para suponer al baamrani desheredado de una cultura que se extendía por todo el norte africano.

El luh es el nombre que recibe el cajón o molde en que se comprime y aprisiona la tierra, y por extensión, se denomina así al sistema constructivo. Diariamente hay que verter agua sobre la tierra, durante 20-25 días si la tierra ha sido ya levantada de antemano o 40-45 días si es sacada directamente del suelo. El punto lo marca el olfato, pues los ibnain (albañiles) aseguran que es necesario que “huela a pan”. 

El luh es el nombre que recibe el cajón o molde en que se comprime y aprisiona la tierra.
El luh es el nombre que recibe el cajón o molde en que se comprime y aprisiona la tierra.

Almorávides y almohades construyeron así sus agadires o ciudades amuralladas, comprendiendo el peligro de las construcciones en piedra cuando se derribaban en un ataque a la fortaleza, quedando indemnes las sujetadas por contrafuertes de tierra. Los rebotes de flechas y balas no se dan en los muros de luh, en donde se clavan. 

La hilada de grosor uniforme se consigue por deslizamiento del molde a partir del primer bloque, manteniéndose las dimensiones mediante largueros verticales y transversales, tensados a cuerda. Se aprecian claramente las uniones en las junturas de los bloques donde se introducen lajas pizarrosas, a modo de cuñas, para una mayor cohesión. La colocación de dichas lajas en forma de triangulo isósceles, es exactamente como procedían los constructores romanos.

La vivienda fortaleza: el Tagadirt y el Agadir 

Las constantes luchas eran provocadas, a veces por conflictos por limites jurisdiccionales, y otras por románticos sucesos: los conflictos entre los poblados de Trazim y Morabitin, al sur de la kabila Ait El Joms a orillas del Asif Asaca, distantes uno del otro ochocientos metros, provienen de los amores de Huría Ben Sidi Mehmad de Morabitin, y Abd El Malik Ben Sidi Lahsem de Trazim.  

El Tagadirt es de una familia noble con influencia jurisdiccional. En él se refugian en días de guerra los vecinos adictos o clientes del señor, contribuyendo a la defensa, como en los castillos medievales hispánicos.

El Agadir es producto del esfuerzo colectivo entre familias entroncadas como solidaridad ante el peligro, las viviendas adyacentes forman un recinto rectangular, y los gastos de construcción se prorratean. 

'Tagadirt', en el lugar denominado Talat Imakun (Valle de los ladrones),- Ait En Nus.
'Tagadirt', en el lugar denominado Talat Imakun (Valle de los ladrones),- Ait En Nus.
Un aspecto del poblado denominado Agadir (Ait el Joms). Su nombre refleja las condiciones defensivas a que se sujetó la construcción.
Un aspecto del poblado denominado Agadir (Ait el Joms). Su nombre refleja las condiciones defensivas a que se sujetó la construcción.
Perspectiva muy exagerada de un 'Tagadirt' para dar idea de la terraza corrida para su defensa, y de los interiores.
Perspectiva muy exagerada de un 'Tagadirt' para dar idea de la terraza corrida para su defensa, y de los interiores.

Da carácter a esta construcción el borch o torre que se une a los muros, que pueden formar uno o varios asarag (patios) en torno a los cuales están las dependencias y que habitualmente tienen un tanufti o cisterna. 

Una azotea corrida circunda la construcción tanto en el agadir como en el tagadirt. 

El borch suele ser de dos plantas, y hasta de tres. Su forma es mayoritariamente prismática en el agadir, y de tronco de pirámide en el tagadirt. En todas sus plantas se abren troneras que defienden cada paño o costado, desde los cuales puede batirse un amplio círculo de terreno. Tanto los muros exteriores como los paños del borch se hacen mezclando en el luh tierra y piedras menudas para darle mayor solidez y resistencia. El aspecto babilónico de estas torres no es causa suficiente para atribuirles un carácter oriental, pues desciende del castellum romano. 

El borch suele alzarse en un vértice del plano de la construcción, en la dirección de donde se espera que venga el posible ataque, dando el resto de los muros a campo amigo. Estos casi nunca están almenados, a lo sumo a los dos lados del borch. Las troneras o aspilleras se abren en los muros sobre la terraza corrida, adarve de la fortaleza. A ella se sube por una iskfald o escalera portátil, y al borch por otra interior.

La puerta de entrada nunca tiene un recorrido rectilíneo, sino en aggurmmi o recodo, lo que ofrece la máxima defensa en caso de ataque, y también defiende del exterior el recato de la vida casera. En el ángulo que describe el aggurmi suele estar el establo del caballo o mula del dueño de la casa, que no se sujeta por ronzal, sino a una cuña clavada en el suelo y con trabazón en las patas delanteras. 

El doble Borch 

Algunos tagardit tienen dos borchs para aumentar la defensa. En estos casos se disponen en los vértices opuestos en una diagonal del plano. Únicamente aparecen en la misma fachada en casos en que el peligro proviene siempre de la misma dirección. La disposición de las troneras sigue siendo a los cuatro vientos por la posibilidad de conquista de uno de ellos. Para contrarrestar más esa posibilidad, hay dependencias interiores en forma de torres sobre la terraza con sus correspondientes troneras defensivas.

La Kasba 

Es la fortaleza por excelencia. En Ait Ba Amrán no llegan a diez, aunque algunas de ellas son realmente imponentes: las del Kaid Ahmed en Anamer de la kabila de Isbuia y la del Kaid Mohammed en Iferg en Ait En Nus. Notable por el boato de sus interiores es la del Amegar Saaid en Arrkum en Ait El Joms, con un bello artesonado realizado por artesanos de Marrakex.

Las kasbas baamranis carecen del alarde decorativo de las del Alto Atlas y el Draa, manteniendo mas austeramente su oriundez romana que las de otros grupos bereberes mas arabizados, imponiéndose el carácter defensivo y guerrero sobre los fastos externos. Solamente presentan alguna manifestación artística en el interior, en patios, puertas y artesonados. 

Detalle de interior.
Detalle de interior.
Kasba del kaid Hammed Onamer (Isbuia).
Kasba del kaid Hammed Onamer (Isbuia).
Kasba del Kaid Mohammed Iferg (Ait En Nus). P. Patio. - H. Habitación. - BH. Borch-habitación.
Kasba del Kaid Mohammed Iferg (Ait En Nus). P. Patio. - H. Habitación. - BH. Borch-habitación.

En cuanto a su finalidad defensiva, la kasba baamrani cumple ampliamente sus objeti-
vos. 

Observando el plano de la kasba del Kaid Mohammed en Iferg (Ait En Nus) distingui-
mos: 

1.- La muralla y sus torres.
2.- El patio de armas.
3.- Caminos y pasos en el laberinto del gran recinto interior.
4.- Viviendas dentro del recinto.

Borchs y murallas 

Los ocho borchs se hallan simétricamente dispuestos en los vértices del plano y en el centro de cada muro. El flanco norte presenta un marcado zigzag para adaptarse a la naturaleza del terreno, lo que descompone la línea defensiva en otras dos, que la refuerzan. Esta fachada norte es la orientada a la dirección de donde provenían siempre los ataques, pues allí, en territorio francés, se encuentran sus eternas enemigas, las kabilas de Ait Lahsen y Al Sahel.

Tanto los ocho borchs gemelos como las murallas son de tapial mezclado con cantos y piedras, y no obstante su resistencia, en la actualidad presenta muchos deterioros, causados más por el abandono que por los ataques. 

El patio de armas

Formado por la prolongación de los muros exteriores a unos 20 m de la fachada Este, alberga las cuadras, hoy en estado de semiruina, y en los laterales N y S las cárceles, donde aún se conservan argollas enmohecidas. 

Caminos y pasos en laberinto

La disposición de las viviendas dan origen a estos caminos y pasadizos trazados para cubrir riesgos de penetración del enemigo. Los recodos así determinados eran otros tantos centros de resistencia sucesivos. 

Las viviendas casi gemelas en el núcleo central del recinto, albergaban a una veintena de familias. El exceso de población que podía concentrarse en caso de ataque se alojaba en los patios y pasadizos bajo jaimas y achichs (chozas). 

Del patio de armas se entra al recinto por la puerta a la derecha del borch central de levante; como de costumbre la entrada es en aggurmmi y no recta. 

Aún resiste el paso del tiempo sin cegarse un anu (pozo) en uno de los patios. 

No existen pasadizos subterráneos de salida al exterior. 

Viviendas 

Situadas en el centro del recinto, como las viviendas campesinas, están hechas con carácter colectivo, para ser habitadas por seis o siete familias cada una. En general no tienen cocina, lo usual es hacer la comida en un patio al aire libre en un anafre. 

En los cuatro vértices que forma el cuerpo central en que se hallan las viviendas hay cuatro baluartes más pequeños que los borchs exteriores, similares a las torres menores del castrum romano y fortalezas medievales, previendo una posible conquista parcial. Tres de ellos tienen acceso por puertas en el interior de los patios, mientras el orientado al NE lo tiene por fuera desde el callejón. 

El actual propietario, hijo del constructor de la kasba, me dijo que hace diez años se taparon los tisserfin, silos o graneros subterráneos.

El Luh macabro

En la kasba del Kaid Mohmmed de Iferg hoy día todo es paz y armonía campesina, nadie podría creer la escalofriante historia que encierran sus muros.

Construida como puesto avanzado de la kabila de Ait El Joms en sus guerras con la de Al Sahel (hoy protectorado francés), el Kaid Mohammed la hizo con el mínimo esfuerzo económico. Los materiales eran traídos por el sistema de turno o prestación personal de los individuos bajo su mando, así como de los obreros. 

Ni que decir tiene qe los prisioneros de guerra o quienes habían caído en desgracia llevaban la peor parte: eran sometidos al tormento de no poder descansar, por orden del kaid. A intervalos se les sacaba al patio, obligándoles a latigazos a andar, saltar y correr durante la noche hasta el amanecer, en que continuaban con la construcción de la kasba. Cuando desfallecían, locos y exhaustos, eran condenados a morir en las mazmorras sin agua ni pan. Y sus cadáveres hallaban sepultura en el molde del luh para la siniestra construcción. 

El 'borch macabro'. Kasba del Kaid Mohammed en Iferg (Ait En Nus).
El 'borch macabro'. Kasba del Kaid Mohammed en Iferg (Ait En Nus).

El relato tiene importancia en cuanto que viene del hijo del Kaid Mohammed, actual propietario de la kasba. 

El borch destruido de la fachada O es el que en su tapial encerraba más cadáveres, y esa es la causa del aspecto ruinoso que ofrece el conjunto, sin que se haga esfuerzo alguno por impedir su deterioro. 

 

 

 

 

 

 

 

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