*Artículo publicado originalmente en la Revista del Colegio de Médicos de Asturias, noviembre de 2007.

Introducción

En este año 2007 se cumple el 50 aniversario de la guerra en Ifni y en el Sahara Occidental Español. Una guerra que, por muy diversos motivos, ha pasado desapercibida o, como algunos dicen, olvidada.

Ifni es un territorio que, para algunos, fue una tierra desértica donde hicieron la mili y, para muchos, es algo extraño e inexistente. Pero la realidad es que existe y, sobre todo, fue una parte de esa España donde ondeo nuestra bandera y muchos españoles dejaron lo mejor de ellos, incluso sus vidas.

Ifni está situado en la costa africana del océano Atlántico, frente a las Islas Canarias. Es un territorio rectangular de unos 1.700 km cuadrados, montañoso, con un clima subtropical, seco, donde las lluvias no alcanzan 150 mm al año.

Boda en Ifni, 1957.

En 1860, tras la guerra con Marruecos y después de la toma de Tetuán y la victoria definitiva de Wad-Ras, se firma el tratado de paz, por el cual el Sultán marroquí es obligado a ceder el territorio necesario para establecer una pesquería en los parajes donde estuvo situado el fuerte de Santa Cruz de Mar Pequeña. No se especifica el lugar concreto, ni la extensión, ni las condiciones en que había de ser ocupado.

En 1.878, el 21 de enero, se determina la ubicación del enclave, es decir Ifni. Sin embargo, la ocupación fue impedida por la diplomacia marroquí hasta 1.900 y luego serían los franceses e ingleses los que de alguna forma alargaron la ocupación. Pero en los años 30, los franceses determinaron que si España no ocupaba el territorio lo harían ellos.

El 6 de abril de 1.934, el coronel Capaz dirigió una expedición que desembarco en Ifni y estableció las bases del dominio español.

De 1934 a 1957

Desde 1.934 hasta 1.957, fue progresivo el desarrollo de ese pequeño territorio. Se establecieron cuarteles, medios de enseñanza, mezquita, iglesia, hospital, aeródromo y todo aquello que significara progreso, de tal forma que, de unos cientos de habitantes que había cuando desembarco el Coronel Capaz, en 1.965 alcanzaba la cifra de 54.000.

Tras el paréntesis de la guerra civil española, 1.936-1.939, España se había quedado en una situación totalmente desastrosa. Las perdidas en hombres, los daños materiales y una economía en bancarrota hacían imposible una pronta recuperación.

Vista general de Sidi Ifni en 1957. Capital del África Occidental Española (AOE) y residencia del Gobernador General.

El estallido de la Segunda Guerra Mundial acentuó aún más la precaria situación donde parecía ser necesario mantener una cuantiosa estructura militar que, de alguna manera, garantizara la neutralidad española.

Terminada la guerra en 1.945 parecía que se abría un nuevo horizonte de paz y prosperidad para Europa. Sin embargo, España fue considerada enemiga por los vencedores y asilada económica y diplomáticamente.

La necesidad de reconstruir lo perdido, avanzar y progresar en el proceso productivo, obligó a que los gastos de defensas disminuyeran drásticamente. La penuria económica del ejército es algo que muchos hemos vivido, la “soldada” era ínfima, el rancho pésimo y escaso, los sueldos de los mandos eran modestos, muchos jefes del Ejército se veían obligados a trabajar en situaciones un tanto denigrantes. Los gastos en material militar eran casi inexistentes, por lo que el obsoleto material que se contaba, la mayoría procedente de restos de la guerra, o estaban inservibles, o poco les faltaba para estarlo. Se seguían usando los carros de combate rusos T-26 y algunos alemanes Maybach. Los soldados de infantería seguían usando las alpargatas, el viejo Mauser, la ametralladora Hotchkins y la manta a la espalda. La aviación seguía con los viejos restos rusos y los alemanes Heinkell 111, los Junkers JU-52 y algún Messerschmidt por ahí perdido.

El Crucero Canarias.

La Armada era solo los restos salvados de la guerra, algunos con la presencia majestuosa de los muchos años que llevaban surcando los mares pero que el genio e ingenio de los españoles los mantenía en uso.

En los años 50 se inicia el declive y la liquidación de las colonias que los europeos mantenían en el continente africano.

Para mantener dignamente las posesiones que España poseía, escasas pero ciertas, es decir, la zona norte de Marruecos como protectorado, Ceuta, Melilla, los peñones, Ifni, la región comprendida entre el río Draa y el paralelo 27°4W, Tan-Tan, Cabo Juby, Villa Bens, el Sahara Occidental Español y Guinea, era necesario contar con recursos económicos suficientes, difíciles de obtener dado que estos territorios solamente ocasionaban gastos.

Iglesia de Sidi Ifni.

A partir de 1954, en todo el Magreb, Argelia y Marruecos, se desarrolla una imperiosa necesidad de total independencia por parte de sus habitantes autóctonos. Francia, vencida y humillada en Indochina, pretendía alargar su manto “protector” a sus intereses, en esas regiones. En Argelia residían un millón de franceses, los “pie noir”, que con sus granjas, “fermas”, los recursos mineros de gas, petróleo y hierro, daban lugar a una gran riqueza que absorbía la “metrópoli”. El protectorado marroquí, mucho más rico y próspero que la zona del norte, era una zona de influencia nada despreciable. Pero la pretensión de permanecer y perdurar estas posesiones le ocasionó grandes pérdidas humanas y materiales, por lo que se vio obligada a ceder unos ejércitos fuertes y bien dotados, a pesar de mantener, solamente en Argelia, unos efectivos de más de 300.000 militares.

Ante esta situación, no es nada extraño que en 1.956, cuando Marruecos alcanza su independencia total, el Sultán Mohamed V se encontrase un país empobrecido pero eufórico y deseoso de convertirse en un gran y enorme país, como así les habían prometido sus dirigentes.

En septiembre de 1.957 en una fiesta y desfile en Tetuán, ante el monarca Mohamed V, un jeep desfiló con una pancarta en la cual iba dibujado un plano del Gran Marruecos que comprendía, además de su propio territorio, Ifni, todo el Sahara Occidental, Mauritania, parte de Mali, parte del Senegal y las Islas Canarias, Ceuta y Melilla.

Las Bandas Armadas

A todo esto, en el territorio de Ifni se seguía viviendo de forma placida, a pesar de que los efectivos militares, que teóricamente debían mantener la integridad del territorio eran escasos en número y sobre todo deficientemente armados y con unos medios de transporte y transmisiones más que obsoletos. Aunque los acontecimientos no auguraban nada bueno, hubo huelgas, manifestaciones, se arrió la bandera española en un zoco e incluso hubo presos y algunos muertos. La misma noche que fue atacada Sidi Ifni por las tropas de las Bandas Armadas, y a pesar de que se tenía conocimientos de que iba a ser atacada, se celebró una fiesta de despedida de soltero de un teniente y gracias al valor y pericia de las tropas consiguieron detener y vencer a los asaltantes que esa misma noche del 23 de noviembre de 1.957 atacaron a la ciudad de Sidi Ifni.

Dispensario de Sidi Ifni.

Pero no ocurrió lo mismo con los puestos del interior que también fueron atacados. Muchos de ellos cayeron fácilmente en poder del enemigo, y otros, los de mayor presencia militar, hubieron de soportar el asedio de hasta 15 días.

Cuando hablamos de guerra se supone, mejor dicho se suponía, que intervenían ejércitos de distintos países o del mismo país, si era una guerra civil. Pero, en este caso, las atacantes eran unas Bandas Armadas.

Al hablar de Bandas Armadas se piensa en grupos de terroristas armados que luchan por un fin político. En este caso las llamadas BB.AA. eran un conglomerado de varios miles de personas que empezaron su andadura luchando contra los franceses en los años de 1.954, 1.955 y 1.956.

En 1.953 Francia decide exiliar al sultán Muley Mohaded sustituyéndolo por Ben Arafa. A esta medida se opone España y la mayoría del pueblo marroquí, incluyendo el Istiqal, organización política nacionalista. Se producen una serie de desordenes, apoyados por el Istiqial, creando las llamadas Bandas Armadas o Ejército de Liberación.

Estas BB.AA. entablan combates con la fuerza francesas en Agadir, Marraquex y en Mequinez, donde se produce una terrible matanza de franceses.

Hay que tener en cuenta que Agadir es una población marroquí muy próxima a Ifni. Por lo tanto no es de extrañar que estas BB.AA. tuvieran a “tiro de piedra” nuestro territorio. El porqué no atacaron el territorio español de Ifni, es de suponer. No lo consideraron necesario. Era una fruta madura que caería en el momento de la Independencia.

En octubre de 1.957, un mes antes del ataque, en un reconocimiento aéreo, se comprueba la infiltración de tropas en las proximidades de Ifni. Existe concentración de ellas en las proximidades de Tabelkut, puesto fronterizo en el noreste y, sobre todo, en el sur, en el poblado de Gulimin. Aunque las tropas del Ejercito Real de Marruecos no forman parte de estas Bandas Armadas, es comprensible entender que las dejan actuar a su libre albedrío.

Los Puestos

En el rectángulo de 1.700 km. cuadrados que forma la “provincia de Ifni”, las tropas españolas están distribuidas y dispersadas por todo el territorio. Así, encontramos de norte a sur y de este a oeste, puestos fronterizos, defensivos y administrativos con todo tipo de servicios. Creo que merece la pena recordarlos.

Tabelcut, puesto fronterizo situado en la costa norte, estaba dotado de un oficial, un cabo primero, un guardia civil, cinco soldados europeos, cinco indígenas y un soldado de transmisiones. Fue atacado la noche del 23 de noviembre, tras dos días de combate. El teniente fue herido y fueron hechos prisioneros.

El territorio de Ifni.

Bifurca era también otro fronterizo al noreste, con un europeo y cuatro indígenas, ellos fueron hechos prisioneros.

Hameiduch, un puesto defensivo situado en la zona norte, dotado con un suboficial, 10 soldados europeos del grupo de Tiradores de Ifni y 9 indígenas. Tras agotar sus medios de defensa fueron hechos prisioneros. El sargento murió en combate.

Tenin, un poblado y zoco importante situado en el centro del territorio, con oficinas administrativas, escuelas y consultorio médico, compuesto por 20 soldados indígenas pertenecientes al Grupo de Policía Indígena y 50 soldados europeos, entre policías y soldados del Grupo de Tiradores de Ifni y una agrupación de transmisiones, además de siete oficiales y cinco suboficiales. En este puesto había tres familias europeas, la del sargento, la del cabo primero y la del practicante don Antonio Mansilla, y un albañil canario. Así como las mujeres e hijos de los policías indígenas.

Es de destacar que durante los 15 días que duró el asedio, el comportamiento del practicante Mansilla fue ejemplar, haciéndose cargo de la sanidad, de los vivieres, sacrificando a los caballos y el manejo de un tocadiscos que ponía a todo volumen. Y además, colaboró en la construcción de un túnel que llegaba hasta el pozo del agua.

Hubo un muerto, un herido de gravedad y dos desaparecieron o desertaron. El puesto fue liberado el 8 de diciembre.

Sidi Borya, pequeño poblado en la costa, con dos policías indígenas, que permanecieron en todo momento en sus puestos.

Tamucha, puesto defensivo al este y compuesto por un oficial, tres suboficiales y 45 soldados europeos, pertenecientes al Grupo de Tiradores de Ifni. El teniente muere en el primer ataque del día 23. Caen mortalmente heridos dos soldados, cuatro son heridos de gravedad y desaparecen 17 y otros 18 consiguen replegarse y llegar a Tiugsa.

Tiugsa al amanecer.

Tiugsa o Tagragra, un poblado situado al este y centro del territorio, con oficinas administrativas, consultorio y escuela, formado por 28 policías indígenas. Cinco oficiales, un brigada, cuatro sargentos y 86 soldados europeos pertenecientes al Grupo de Tiradores de Ifni. Dos destacamentos de transmisiones con nueve soldados y un sargento.

La fatídica madrugada del 23 de noviembre fue atacado el puesto con fuego de ametralladora y de morteros. El centinela es herido, así como otros dos soldados. En el poblado existía un consultorio al mando del médico civil Roberto Rivas, cuyo comportamiento fue auténticamente magnífico atendiendo a los heridos. Durante los primeros momentos del ataque consiguieron encerrar en el puesto a un hato de unas sesenta ovejas. Ante el temor de ser atacados por los mismos policías indígenas, estos son desarmados.

Es de destacar que la esposa del sargento Luis Suarez, Teresa, madre de cuatro hijos, presta atención a los soldados tanto en la enfermería como preparando las comidas. Pero también destacó por su abnegada labor, a veces jugándose la vida, la esposa del médico civil Roberto Rivas, Lolita Pahiño, atendiendo a los heridos y a sus tres hijos. La esposa del brigada Gamazo fue otra mujer que, con sus dos hijas, Mari de ocho años y Pili de seis, colaboraron colocando sacos terreros, lo mismo que los cuatro hijos de Teresa y los tres de Lolita. La valentía y el arrojo de aquellas mujeres y aquellos niños fue un acicate para todos.

El puesto fue liberado el 7 de diciembre. Murieron tres soldados y 13 fueron heridos de gravedad.

Sidi Uarsia, pequeño poblado junto a un morabito con seis policías indígenas, huyeron a Sidi Ifni.

Mesti, en el centro del territorio, próximo a Sidi Ifni, puesto defensivo compuesto por un oficial, un suboficial, 46 soldados europeos y un indígena, del Grupo de Tiradores de Ifni. Muere un soldado. Tal vez, por estar más próximo a Sidi Ifni es el primer puesto liberado, el 1 de diciembre.

Sidi Mohamed B. Daud pequeño poblado, con dos policías indígenas, que se dan por desaparecidos.

Telata de Sbuia.

Telata de Sbuia, puesto administrativo, con escuela, consultorio, mezquita con su madraza, una “mehacama” donde se celebran los juicios indígenas. Una kabila, Isbuia, compuesta por un centenar de poblados, con un pozo de agua y de una gran importancia estratégica.

La dotación del puesto estaba compuesta de 4 oficiales, 5 suboficiales, 86 europeos, 71 indígenas, parte de ellos policías y del Grupo de Tiradores de Ifni. Como personal civil se encontraban el médico Femando Vallejo, un intérprete, un maestro, dos albañiles y dos sanitarios indígenas.

A las 6.45 de la madruga del día 23 fueron atacados con intenso fuego de ametralladoras y morteros. En este primer ataque fue herido de extrema gravedad el brigada Gutiérrez Nadal y el cabo Castilla, más otros dos soldados de menor gravedad.

Solicitaron la evacuación de los heridos más graves, y desde Sidi Ifni se organizó una sección de paracaidistas al mando del Teniente Ortiz de Zarate, esta quedó cercada por un gran contingente de enemigos a unos 4 km de Telata, después de una resistencia numantina murió el Teniente.

El día 2 de diciembre fueron liberados la sección y el puesto de Telata de Sbuia. Hubo nueve muertos, 16 heridos y dos desaparecidos.

Es de destacar la labor encomiable, en todos los sentidos, del médico civil don Femando Vallejo.

Uggug, puesto fronterizo al sur, con dos indígenas que huyeron.

Paracaidistas en un JU-52. Ifni, 1957.

Tiluin un poblado y zoco importante, al sur, muy próximo al importante poblado marroquí de Gulimin, donde las Bandas Armadas, también llamadas Ejercito de Liberación, habían instalado el cuartel general con el consentimiento de la Fuerzas Reales de Marruecos.

El puesto estaba compuesto por 21 indígenas y 42 europeos, de los cuales dos son oficiales, un brigada, tres sargentos, dos mujeres, esposas de suboficiales, cinco niños, un maestro, don Bartolomé Beltran Llompart y dos albañiles.

El día 29 de noviembre salta en paracaídas, sobre una explanada próxima al destacamento, la VII compañía de Paracaidistas del Ejército de Tierra mandada por el capitán Sánchez Duque.

Se produjeron varios heridos, seis de ellos de gravedad.

Fueron liberados el 8 de diciembre.

Sidi Inno, puesto fronterizo con dos indígenas que huyeron.

Epílogo

La ciudad de Sidi Ifni fue atacada en la madrugada del día 23 de noviembre. Los atacantes procedían de Tafraut, una importante población al norte de Ifni. Pretendían infiltrarse, atacar los depósitos de municiones y masacrar a la población. Fueron rechazados. A las 7 de la mañana, por el sur, con medios motorizados, atacaron las fuerzas del llamado Ejercito de Liberación. Fueron rechazados, abandonando a muertos, heridos y quedando prisioneros un gran número de los atacantes. Los ataques a la ciudad de Sidi Ifni no se volvieron a repetir. Como cosa curiosa se organizó un somatén con personal civil al que llamaron el “batallón de la gabardina”. Y como cosa festiva, las actuaciones artísticas, aquellas navidades de 1.957, de Carmen Sevilla, Elder Barber y Gila, a quien tal vez, desde entonces le viniera su afición al “soldado, la guerra y el teléfono”.

Butalene, 1958.

A partir del día 23 se incorporaron a la “contienda” dos compañías de Fuerteventura, los batallones del Regimiento Soria 9, Cadiz 41, Pavia 19. Formaron parte esencial la VI Bandera de la Legión, la I y II Banderas Paracaidistas. Sin olvidar la inmensa labor que los pilotos españoles, jugándose materialmente la vida, con una enorme escasez de medios, fueron esencialmente eficaces. En cuanto a la Armada, su sola presencia fue determinante en muchas ocasiones, para que el conflicto no hubiera ido a más.

Se podría escribir y narrar miles de sucesos que allí acontecieron, pero basta con recordar que hubo, en Ifni y en el Sahara Occident1al Español, 198 muertos, 574 heridos y 80 desaparecidos, para entender que fue una autentica guerra, tal vez ignorada y olvidada, pero que sí existió.

De entre los muertos, quiero recordar al alférez de complemento Francisco Rojas Navarrete y al teniente de complemento Cristo, a los cuales conocí en mis tiempos de Alférez de las Milicias Universitarias.