Ifni: La guerra que nunca fue
Artículos digitales
Escrito por Rufo Gamazo   
martes, 27 de noviembre de 2007

Fuente:  LaOpiniondeZamora.es

El día 23 de noviembre de 1957 se produce en Ifni la primera acción bélica de bandas armadas del Ejército de Liberación; el 30 de junio de 1958, la última con el triunfo de la Operación. Desde el punto de vista utilitario pírrica victoria; el 30 de junio de 1969, en el Ayuntamiento de Sidi Ifni tuvo efecto el acto de retrocesión del territorio a Marruecos y fue arriada la bandera española, la roja y gualda; en 1934 había izado la tricolor el coronel Capaz cuando, sin disparar un tiro, procedió a la incorporación a España de aquel territorio cedido mucho tiempo antes por Marruecos como concesión pesquera a los canarios. (Dato para la memoria: Capaz fue asesinado en Madrid por los sicarios de García Atadeli, don Agapito). Me atrevo a suponer que la retrocesión no produciría especial entusiasmo al Duque de la Torre pues siendo Capitán General de Canarias, escribió que lfni era un portaaviones natural para la defensa de las islas. Pero siempre es inútil oponerse a los signos de los tiempos. La descolonización de Africa promovida por EE UU ya era cosa de la ONU; a otras naciones europeas como el Reino Unido y Francia les costó mas vidas y dolores que a España; claro está que tenían mayores intereses en el continente.

Guerra oculta de Ifni, silenciada por la censura de Franco se ha dicho. Verdad a medias: oficialmente nunca fue considerada una guerra formal, ni por España ni por Marruecos; ninguno de los dos Gobiernos la declaró, y por parte de las autoridades españolas, había un decidido y torticero empeño en negar que los "desarrapados guerrilleros del Ejército de Liberación" tuvieran algo que ver con las Fuerzas Reales de Marruecos; actuaban por su cuenta. No es necesario demostrar que nadie se creía la increíble especie. Sin embargo, no es cierto que se silenciara totalmente aquel episodio doloroso de la historia reciente de España. Desde Sidi Ifni periodistas conocidos -Luca de Tena, Figueroa, Calvo Hernando, Santamaría, D´Ors?- informaron a sus publicaciones, en crónicas visadas por la censura como está mandado en situaciones bélicas. Por mi parte conservo los originales de las mías con el sello del censor, y creo recordar que fueron publicadas en una docena de periódicos. Conservo también debidamente enmarcado un diploma que reza que el general Gómez Zamalloa hace constar que soy somatén activo de Sidi Ifni " habiendo prestado con carácter voluntario cuantos servicios de armas se le encomendaron". Consistieron los servicios en las rondas nocturnas con el llamado "Ejército de la gabardina"; los soldados eran pocos y para que descansaran, unos cuantos paisanos -maestros, propietarios de cine, pequeños comerciantes, funcionarios, etc.- los sustituíamos en la vigilancia de la ciudad durante la noche. Es muy cierto que tanto el elemento militar como el civil soportaban limitaciones y carencias de diversa índole a causa de la dificultad de atraque de los barcos. En mala hora se le ocurrió a Luca de Tena escribir que Sidi Ifni era el Paraíso de las amas de casa; algunas estuvieron a punto de organizarle una cacerolada cuando leyeron la crónica.

Por mi parte, antes de llegar a Sidi Ifni tenía noticia de la precaria situación de los abastecimientos. Era a la sazón director de "El Día" de Santa Cruz de Tenerife; visité al capitán general López Valencia y le pedí que me facilitara el viaje a Sidi Ifni como enviado especial de prensa; ordenó al ayudante: llame a Las Palmas y avíseles que el periodista Gamazo irá a primera hora a Sidi en el avión de la verdura; y me advirtió: algunos de sus compañeros les dan coba, no digo que no sea justa, a los paracaidistas; pero también se baten el cobre esos soldados bajos y duros de Zamora. Lo interrumpí: mi gente, general. Ya en Sidi Ifni me hablaron del zamorano Fernández Prieto, el legendario coronel jefe de Tiradores que con su fusta y palabras amables resolvía algaradas de indígenas levantiscos. El avión de la verdura era un "Junker" de la guerra civil; volaba bajo y sereno. En la cabina, el piloto, brigada, y el ayudante, cabo. Conmigo viajaba un oficial de la Marina; el brigada le invitó a sentarse a los mandos; el oficial me tranquilizó; soy piloto, me dijo; al rato el brigada me concedió que probara; tranquilo, me advirtió, el aparato lleva piloto automático. El "Junker" aterrizó en El Aiún dando saltos como si rodara en un campo recién arado. Por fin, rasando la ciudad se posó en el aeropuerto de Sidi Ifni; años después, cuando me contaban en Berlín las fabulosas gestas del "Puente aéreo", contraponía la pericia y el valor de nuestros aviadores sobrevolando Sidi Ifni en sus viejos cacharros. Desde el aeropuerto un taxi me llevó al hotel "Suerte Loca".

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