XXX Reencuentro de Veteranos de Ifni en Torre de Esgueva |
Noticias desde El Rincón | ||||||||
Escrito por Francisco Javier Illera/Efrén Gómez | ||||||||
viernes, 26 de junio de 2015 | ||||||||
Un total de 28 asistentes, entre veteranos y acompañantes, reunidos en la localidad vallisoletana
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Quisiera yo resaltar y al tiempo daros las gracias a quienes por vez primera -y sin miedo a la distancia, puesto que de lejos sois- hoy estáis acompañándonos en este encuentro que de Ifni hacemos los Veteranos.
Y empiezo por resaltar, que, de la mano de Paco, al que todos conocemos puesto que ya es veterano en estas nuestras reuniones, y de quesos sabe un rato; ya que Francisco Rodríguez, que es de quien estoy yo hablando, de esos renombrados quesos que son los Reny Picot, es, y no lo presume, propietario y director. Y por él, hoy han venido aquí, a pasar revista, Manolo Jorques Ortiz, Policía de la Mixta. Junto con Paco Susarte, que como médico que era, cuando estaba en Tiradores, con ese puesto cumpliera, atendiendo a compañeros por aquel/os botiquines que por la montaña había dispuestos para esos fines. Y ambos en Ifni estuvieron, del año sesenta y uno al año sesenta y dos, y sin permiso ninguno. Y hoy, por primera vez, han venido tan campantes sin temer a la distancia, que hay aquí desde Alicante. Y es por ello, que, nosotros, valorando el largo viaje, apreciamos vuestro gesto y aplaudimos el detalle. Mas creo debes hablar tú, Susarte, y Acendino pues pienso que es muy posible que halláis juntos coincidido. Al pasar los dos gran tiempo, -y lo sé certeramente- en aquella posición de "El Pelotón de la Muerte"
E igualmente, hoy por Paco, que ha sido su introductor en este agradable encuentro, hoy tenemos el honor de tener entre nosotros como antiguo Tirador: a José García Leira, eficiente regidor y exalcalde de Villalba, para ser, posteriormente, -además de otros más cargos- ocho años el Presidente del Parlamento Gallego. Hasta que en el 2005, y tras dos legislaturas, dejara tal cometido. Y hoy, animado por Paco, aquí por primera vez, desde Villalba ha venido, con Rosario, su mujer.
También hoy nos acompaña, Joaquín Serrano Rubiera, que de Madrid ha venido; y aunque en Ifni no estuviera, hace tiempo me llamó preguntando si podía venir para celebrar con nosotros este día. Y como yo bien conozco por lo de Ifni su interés, sin dudar le dije: Sí. Y por eso aquí tenéis a un Alférez de Milicias que ha escrito con prosa clara un libro de "Las Milicias en el Conflicto Ifni-Sahara".
Y de Vitoria aquí está, Francisco Javier Illera, que también fue Tirador en la Compañía séptima. Y que después de bajar en autobús a Miranda, desde allí, ya con Valbuena, ha venido a la comanda.
¡Bien venidos! Seáis todos. Deseo paséis un día tan grato como a nosotros nos es vuestra compañía.
Y ahora, ya roto el hielo, cogido del verso el hilo, perdonad que yo prosiga y escuchad esto que os digo: Cuando pregunté al llegar de recluta al campamento: -¿Quiénes son los que se mueven en lo alto de aquel cerro?, que por su mayor altura destacaba allá a lo lejos. Me respondió un veterano -que debía ser ranchero, pues estaba entre perolas andando por la cocina la cara y manos muy sucias y la ropa ennegrecida-: -¡Carajo! Vaya pregunta que aquí el recluta me ha hecho -¿Quién van a ser? Tiradores, del tercer tabor, bien creo. Dos escuadras de la Mixta, de máquinas otras dos, y el resto son fusileros de la primera sección. Bajo el mando de un Teniente, un Sargento y dos Primeros, -uno recién ascendido, el otro un viejo chusquero- que esperan que pase el mes a que les llegue el relevo, para bajar de "descanso" como guarnición al pueblo. Aunque eso de "descansar" todos saben que es mentira, puesto que estando en el Grupo, más dura es la disciplina.
Después, al siguiente mes, otra vez a la montaña ... , y a convivir en chabolas con pulgas, chinches y ratas.
Y así, por agrestes cuestas, cuesta arriba y cuesta abajo, por las noches de patrulla, y por el día a trabajos. Sudando la gota gorda, descalzos, medio desnudos, sin agua para beber, que el lavarse ya era un lujo. Y aguantando las putadas de algún primero cazurro, fuimos pasando la "mili" comiendo garbanzos duros. |
Y por la cosa del hierro lentejas y más lentejas, flotando, arriba, el tocino, abajo, al fondo, las piedras. Arroz con dos mejillones, los domingos es paella, bien pasadito el arroz para no romper las muelas.
Y una vez a la semana no falta la "ropa vieja'; que es un plato agradecido del que nadie tiene queja. O también carne guisada, dicen que a la 'Jardinera", que es camello, claro está, aunque digan que es ternera. Otras veces hay pescado, que, aunque no sea cuaresma, el mes de julio y agosto las sardinas proliferan. Después de esa temporada, lo que toca es la corvina, aunque los mejores trozos no salen de la cocina. Y lo puedo asegurar pues me lo contó en secreto, Jacinto, el Cabo cocina, buen amigo madrileño. Por eso abundan las colas, las espinas y cabezas. Pero en fin, tocante al rancho, no hay queja que hacerse pueda.
Al poco de amanecer el café comienza el día, con medio bollo de pan y un poco de margarina. Tras una larga mañana haciendo dura instrucción o reparando chabolas en alguna posición, sin parar a descansar, al rancho a toque fajina, que es un toque muy esperado al llegar el medio día. Pero antes saldrán del saco, por el furriel repartidos, los chuscos de dos en dos que sirven de aperitivo. Y tras esperar formados que llegue el Jefe de Día, y pruebe la prueba, al fin, se reparte la comida. Y a comer, de la marmita, de tres en tres en el suelo, agachados, en cuclillas, y bajo un ardiente cielo. Las moscas llegan a miles, los garbanzos en hilera, las alubias desfilando, y el arroz a la carrera.
Las patatas desplegando y el bacalao en guerrilla, la carne marcando el paso, y el tocino rompan filas. Y por la noche no falta algo consuetudinario: Alubias en vinagreta y la leche con cacao. De lo que siempre se deja una buena cantidad para limpiar la marmita de grasienta suciedad. Pues como el agua escasea, mejor dicho: No se ve, va muy bien para ese enjuague... Para afeitarse: El café.
Y después de este repaso, que deprisa, a la carrera, sin querer profundizar, he hecho de forma somera, De aquellos días de "mili", que en aquella tierra extraña cumplimos con el deber de nuestro Servicio a España. Ahora, llegando al fin de esta larga pijadilla que tenido a bien contar un poco a la carrerilla. Aquí termino esta historia que me contó a mí un ranchero, que llevaba más mierda encima que el palo de un gallinero. Y que hoy, que es San Fernando, Patrón de la Juventud, -mientras juntos celebramos con juvenil inquietud, este agradable encuentro, disfrutando de este vino, que aquí, en Torre de Esgueva, tiene el amigo Acendino- Yo he tenido la osadía de quereros recordar, aun sabiendo que esas cosas no se pueden olvidar. Pues creo que de aquel tiempo, todos, como aguda espina, llevamos dentro el recuerdo de su dura disciplina. Una disciplina ingrata, que largamente sufrimos, pero que creo que todos orgullosos asumimos.
Y ahora, que en misión de paz, se va a países lejanos, donde nada hemos perdido y todo nos suena extraño, vemos, que a los que allí van, con gran bombo se despide y a su vuelta, tras seis meses, con honores se recibe. Mientras que a aquellos que en Ifni combatieron de verdad, esta España de felones les niega el pan y la sal. Y ni aun con Memoria Histórica, -Memoria muy puñetera, pues a unos calla o denigra, mientras que a otros se los premia no se alcanza a comprender que a quien luchó con honor defendiendo un día a España no se premie su valor.
¡Absurda España de trampa!, que olvida a quien la defiende, mientras por la calle campan quienes roban y la hieren. Almodrote de traidores, políticos zarandajas, que han hundido en la miseria a nuestra querida España.
Pero en fin, que se va a hacer, la historia siempre la escribe quien olvida los desvelos de quien de verdad la sirve. Por eso, sabiendo el cuento de esta España de ladrones y mangantes de despacho, no nos quedan más razones, que, sin por ello olvidar todo lo que estamos viendo en esta ESPAÑA de saldo, que tanto estamos sufriendo: Demostrar nuestro desprecio por tanta y tan ruin calaña, diciendo con mucho orgullo un muy fuerte: ¡Viva España! |
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