Fuente: trocha.org.es
(3/6/2009)

Retazos de nuestra historia

En la costa del Sahara, en las proximidades de la isla de Lanzarote, del archipiélago canario, existe una ensenada en cuyo centro desemboca un río que los naturales llaman Ifni. Un poco al interior y cerca de la playa se halla el sepulcro del santón Sidi Ifni. Detrás de este morabito se levantó el cementerio de la localidad indígena de Ifni.

El territorio de Ifni y otros próximos del litoral, a la llegada de los españoles, en 1934, estaba poblado por los “ait-buamram”, indígenas de regular estatura, cetrinos, nerviosos y ágiles.

La superficie de este territorio se calculó en 2.500 kilómetros cuadrados, y su población en 20.000 habitantes, que vivían de la pesca y del cultivo de dátiles y frutas.

Pie de foto original de la agencia EFE: Muchachos musulmanes y cristianos de la Organización Juvenil Española
de Sidi Ifni, que asistirán a los cursos organizados por la Universidad de Verano de Tarragona,
en el momento de embarcar en el avión que los llevará a la península, en 1964.

Por el tratado de Wad-Rás se reconoció a España el derecho de reconquistar Santa Cruz de Mar Pequeña. Ignorándose exactamente el emplazamiento de este punto del Sahara y en vista de que el Sultan de Marruecos se resistía a cumplir esta cláusula del tratado, en 1878 marchó una comisión hispano-marroquí, que embarcó en el buque “Blasco de Garay”, explorando aquellos territorios y suministrando al Gobierno informes de los mismos. Posteriormente, el Sultán envió una embajada a Madrid pidiendo que se desistiera del propósito de ocuparlos, a cambio de una suma importante. Más tarde, y después de laboriosas negociaciones, se mandó a la goleta “Ligera” a explorar de nuevo el litoral africano.

En 1884 se ocupaba la costa del Sahara desde el Cabo Bojador al Cabo Blanco, pero la cuestión de Ifni o Santa Cruz quedó sin resolver. Se tendría que esperar al año 1934 para que el coronel Capaz, previa una labor preparatoria llena de diplomacia y audacia, consiguiera la adhesión de los naturales del territorio a España. Cuenta un cronista de la época: “…el 28 de marzo [1934] voló por el territorio de Ifni un trimotor, que fue acogido con señales amistosas por parte de los indígenas, que saludaban alborozados, y llevaban en las manos banderas españolas. Es curioso el hecho, porque no se sabe cómo los indígenas tenían estas banderas, ya que los correos no las llevaron”.

Cadetes de la OJE de Ifni en una jornada de gala, con guantes blancos al cinto.

Como es bien sabido, la OJE se fundó el 18 de julio de 1960. Poco después, en 1962, ya consta que un grupo de muchachos cristianos y musulmanes de la Organización Juvenil Española, de Sidi Ifni, asistieron a los cursos de la Universidad de Verano de Tarragona.

Hemos encontrado recientemente nuevas fotografías que ilustran la presencia en la ciudad de Sidi Ifni de afiliados de la OJE de todos los grados, también sabemos que hubo un Hogar que funcionó con normalidad hasta que España cedió el territorio a Marruecos (31/07/69). Evidentemente, dada la limitación geográfica y la exigua población civil, no se pudo construir ningún campamento fijo. De tal manera que nuestros camaradas cuando tenían que asistir a campamentos debían hacerlo a los varios instalados en las islas Canarias o en la península.

En este enclave africano de España, como en  otros que poseyó (Guinea, Sahara…) la OJE dejó su huella en aquello que más le ha distinguido: la capacidad de convivencia entre jóvenes de distinta cultura y religión, en base a unos valores comunes de hermandad y respeto.

Hoy Ifni está plenamente integrado en Marruecos, pero, significativamente, en el único lugar donde se continúa impartiendo clases de idioma español es, precisamente, el Club Juvenil de la ciudad.

Escudo de brazo del uniforme de la OJE para sus afiliados de Ifni.

Nota: Excepto la fotografía de la cabecera, el resto se han obtenido de este sitio web: Ifni l'histoire et la memoire

Otra referencia: Ver reportaje del NODO "Sidi Ifni 1957 1958", aunque de fechas anteriores a la fundación de la OJE, refleja el ambiente que se vivía en aquellas tierras por aquella época, además de las peculiaridades del territorio y de su población.