Quisiera analizar ciertos puntos de los por mi escritos, que pudieran ser motivo de discrepancia.
Ubicación de Santa Cruz de Mar Pequeña
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Efectivamente, en el tratado de Angra de Cintra, firmado por España y Marruecos el 1 de abril de 1.958, España acepto la donación de Cabo Juby y Villa Bens, zona de Tarfaya hasta el paralelo 27º 40´, no entrando en dicha firma (en el documento) el territorio de Ifni, por considerarlo Marruecos ya propio, al estar ocupado militarmente desde el 23 de noviembre de 1.957. Mohamed V y su hijo Hassan tenían así un pasillo que desde su casa llegaba a la puerta del Sáhara español (su próxima presa). De este modo se anulaba, no por pura “casualidad”, el tratado de Wad Ras de 1860, en el que se otorgaba a perpetuidad el territorio en el que SM Católica Isabel de Castilla poseía en 1.474 un asentamiento de “pesquería”, llamado Santa Cruz de la Mar Pequeña. Se toma en el tratado, por pura ignorancia española, el territorio de Ifni como el lugar donde estuvo situada dicha “pesquería”, siendo ocupado por el coronel Capaz en 1.934. Pronto se dio cuenta del engaño, y como no reunía condición alguna para una pesquería, hizo lo más conveniente, militarizar el territorio.
Santa Cruz de la Mar Pequeña
Dicho asentamiento se constató que existió, no en Ifni, sino en la zona
llamada del Mar Cansado, entre Cabo Juby y Villa Bens (Tarfaya
actualmente)
Tarfaya fue el punto de partida de la Marcha Verde, cuya logística
corrió a cargo de la CIA y la inteligencia francesa, siendo un acto de
la comedia preestablecida por España y Marruecos. España abandonó el
Sáhara en 1.975 con el príncipe Juan Carlos como Jefe del Estado, que
alardeó ante la tropa, unos días antes de la salida del Sáhara, que él
sería el garante de no dar un paso atrás. Seguramente que desconocía los
acuerdos establecidos o no. “Esto de la política es un problema de hoy y
de ayer”.
Habría que estudiar la partida amañada que estaba jugando Marruecos
teniendo como adversario una inepta España. Franco, en un alarde de
absurda prepotencia, proclamó por Decreto Ley, en enero de 1.958, a Ifni
como la 51 provincia española y al Sáhara la 52. Papel mojado, que solo
sirvió para enardecer el espíritu militarista de la España sacrosanta
de algún que otro adicto al régimen o de algún incauto soldado que
necesitaba saber por qué luchaba. Ni Ifni ni en el Sáhara se defendieron
con ese título, tanto que el tal Decreto Ley de enero del 58 ni se
mencionó en la firma del tratado de Angra de Cintra (tres meses
después), ni posteriormente en el “abandono” del Sáhara (Operación
Golondrina) por 15.000.000.000 de pesetas (dato no del todo acreditado,
pero tasado por dos economistas catalanes)
Sidi Ifni
Si hablamos de Sidi Ifni podemos alargarnos enormemente, pero en lo
básico podemos decir que fue la capital del territorio de Ifni, que
desde la ocupación militar del territorio por Marruecos, el 23 de
noviembre de 1.957, quedó con apenas el 8% del territorio, como una isla
de unos 136 Km2, defendida por 8.000 soldados. Podemos decir a algún
que otro escritor tardío que en Sidi Ifni no hubo ninguna guerra.
Podemos decir que Sidi Ifni fue el refugio de los militares del régimen
una vez perdido el protectorado español del norte de Marruecos en 1.956,
haciendo de la ciudad un bello “cortijo” donde se vivía plácidamente,
se ganaban estrellas con prontitud y el salario se duplicaba.
Podemos decir, por mi escrito “El Ifni Virtual,” que dada mi exposición
no me aparto de una nefasta realidad. Sidi Ifni debió convertirse en
Ifni. Comedia escrita por Kissinger y la CIA con el beneplácito del
Gobierno Franquista. Se abandonaba “IFNI” (Sidi Ifni) por imperativo
legal, sin disparar un tiro. No hubo guerra, así pues, ni vencedores ni
vencidos. Lo pasado en el 57-58 fue un mal sueño, no ocurrió y así debe
de ser, para no molestar a Marruecos con el que siempre hemos tenido
“intereses muy particulares”. España salía con honor de aquello que fue,
pero como un verdadero trilero hizo desaparecer de nuestra historia.
Puedo decir que Ifni fue un territorio que yo recorrí en marchas
interminables, y que en noviembre de 1.957 fuimos vilmente atacados por
el Moro, guerra que aunque corta, lo fue con muertos y todo, amén de
heridos y prisioneros, que es lo que pasa en una guerra. Desconozco por
qué inconfesable razón los gobiernos de la democracia cogieron el
testigo del franquismo y lo defienden con tanto ardor.
Puedo decir y acusar de crimen de estado al Alto Mando militar
franquista por enviar a niños de 18 o 19 años, sin preparación alguna, a
luchar y morir en alpargatas y con armamento obsoleto de la Guerra
Civil.
Puedo decir que, 55 años después, con 78 años, en una conferencia dada
sobre el tema, lloré al revivir los sangrientos momentos de aquella
guerra que no fue.
Adolfo Cano Ruiz
Tirador de Ifni, IV Tabor 23 Cia.
1957-58
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