Fuente: IDEAS
El 9 de abril se cumplen noventa años de su anexión.
Cuando el mundo cayó en manos de los españoles, éstos tuvieron que
desprenderse de algunas pequeñas tierras porque no podían abarcarlas
todas. ¡Algunos se atrevieron a soñar con la conquista de China y la
alianza con Persia! Los encanijados españoles de hoy sólo sueñan con
cartas de recomendación de la esposa del presidente del Gobierno a su
marido.
Una de esas minucias caídas del Imperio español fue la torre de piedra de Santa Cruz. La hizo construir en torno a 1478 Diego García Herrera,
uno de los conquistadores de las Canarias, en un islote arenoso de una
pequeña bahía de la costa africana llamado en los portulanos portugueses
y castellanos Mar Pequeña. Servía de resguardo a los hombres que
llegaban del archipiélago para pescar, comerciar con las tribus
bereberes o capturar esclavos y ganado.
La plaza de España durante la ceremonia de la cesión del territorio de Ifni a Marruecos.
Abandonada por los herederos de García Herrera, los Reyes Católicos
ordenaron al gobernador de la isla de Gran Canaria que la
reconstruyese. Por tanto, puede calificarse como el primer asentamiento
español en el África continental. En los años 20 del siglo XVI, el
sultán Mohamed ach-Chaif, de la dinastía Saadí, consiguió demoler la torre.
¿DÓNDE ESTÁ SANTA CRUZ?
En la segunda mitad del siglo XIX, la reducida España se interesó por
recuperar ese enclave hasta entonces presente sólo en la tinta de
mapas. En el Tratado de Wad-Ras que terminó la guerra de África
(1859-1860), se ampliaron las demarcaciones de Ceuta y Melilla y, por
insistencia del general Leopoldo O’Donnell, nacido en Santa Cruz de Tenerife, el sultán cedió Santa Cruz de Mar Pequeña a perpetuidad.
La única condición era la determinación del emplazamiento por un
acuerdo de los dos países. Años después, se aceptó el dictamen del
oficial de la Armada Cesáreo Fernández Duro que situaba
Santa Cruz de Mar Pequeña en la desembocadura del río Ifni, territorio
de los Ait Ba Amrán. La ocupación tardó cincuenta y cinco años.
En el siglo XX, París implicó a España en proyectos de reparto de
Marruecos para frenar a Alemania. Al final, en 1912 se estableció un
protectorado ejercido por los dos gobiernos en beneficio del sultán
alauita, que había perdido el control su país. A España, le
correspondieron las partes más improductivas y agrestes del imperio
jerifiano y, encima, pobladas por las cabilas más belicosas.
Hubo varios intentos de ocupación efectiva de Ifni, que se
consideraba un territorio soberano español, en 1910, 1911 y 1919. Pero
fracasaron por causas como el veto de Francia, las dilaciones a las que
recurrió el majzén y la resistencia de los indígenas. Luego ocurrió el desastre de Annual (1921).
En la década de los 30, a París ya le interesó que España se
implantase en Ifni, porque en su zona marroquí y el Sáhara habían
aparecido bandas de nómadas merodeadores y rebeldes que atacaban a otros
árabes y los puestos militares. El Gobierno republicano presidido por Manuel Azaña
hizo un nuevo intento en el verano de 1933, pero lo frustraron los Ait
Ba-Amran, que atacaron a los enviados nada más pusieron pie en tierra.
La toma de posesión se preparó para la primavera del año siguiente. Alejandro Lerroux,
presidente del consejo de ministros desde diciembre de 1933 y antes
ministro de Asuntos Exteriores, consiguió la aceptación por parte del
primer ministro francés, Gastón Doumergue.
EL ÚLTIMO CONQUISTADOR
El jefe militar al que Lerroux confió la operación fue el coronel Oswaldo Fernando Capaz Montes,
hijo de un general de brigada. En 1914, como segundo teniente, entró en
combate en Marruecos y desde entonces su carrera quedó vinculada a
África. Mandó soldados marroquíes, gracias a lo que aprendió árabe y el
trato con los nativos.
En noviembre de 1931, el Gobierno le nombró comandante militar de Las
Palmas y, más tarde, delegado de Asuntos Indígenas de la Alta Comisaría
de España en Marruecos. En su oficina de Tetuán planeó la ocupación de
Ifni.
A finales de marzo de 1934, Capaz se trasladó a Villa Bens, en
Tarfaya, y luego en avión a Sidi Ifni, la aldea elegida como capital de
la región. Contactó con los caídes y comprobó que aceptarían
pacíficamente la presencia española. A la vez, zarpó de Canarias el
cañonero Dato con militares y pertrechos con los que establecer una pequeña guarnición.
Como el desembarco se alargaba por el mal tiempo, Capaz recurrió a un
avión para trasladarse por el territorio y presentarse a los caídes, a
los que persuadía de la necesidad de entregar los fusiles y ponerse bajo
la protección española.
Posesiones españolas en el África occidental (Revista Técnica y Profesional de Correos)
Las dificultades del desembarco por el oleaje y las densas nieblas ya
indicaban que Ifni no era el fácil puerto que debería corresponder a
Santa Cruz de Mar Pequeña. Las únicas bajas mortales se produjeron al
volcar un bote con cuatro soldados marroquíes y uno español, ahogados
todos ellos, más dos pilotos, muertos al estrellarse su avión.
El último ensanchamiento del territorio nacional volvió a mostrar
también la diferencia de la colonización española respecto a las
realizadas por otros países. En sus crónicas, el periodista Manuel Chaves Nogales subrayaba que los moros, al saberse españoles, estaban “dispuestos a dejarse matar por la causa de España que se les encomendaba”.
Se civilizaba con el ejemplo: se pagaban los servicios a los indígenas,
se respetaba a las mujeres, se daba comida y atención médica… “No ha sonado un tiro en todo el territorio. ¿Es esto imperialismo?”.
LA IZQUIERDA ANTI-ESPAÑOLA
Mediante un decreto fechado el 9 de abril, hace ahora noventa años,
el Gobierno nombró a Capaz gobernador del territorio. Y el 19 el
presidente Lerroux acudió a las Cortes para dar cuenta de la operación.
En la sesión, dos parlamentarios confirmaron que gran parte de la
izquierda española siempre está entregada a gobiernos extranjeros.
El único diputado comunista, Cayetano Bolívar,
pronunció un discurso delirante, en el que denunció un “contubernio” con
el imperialismo francés. Y pronosticó que el desembarco en Ifni sería
“el comienzo de la futura guerra mundial que se prepara para el nuevo
reparto del mundo”, en la que las “potencias imperialistas”, aparte de
combatir entre sí, además, atacarían a la URSS de su venerado Stalin.
El diputado radical socialista Aurelio Ramos Acosta
se reveló como afrancesado. Primero homenajeó a Francia “por su
ejecutoria de pueblo libre”; y luego se opuso a que España participara
en “empresas bélicas”, porque servirían para el “resurgimiento del
espíritu militarista”, de modo que propuso el abandono de Ifni. Con una
gran visión geopolítica, añadió que “a España no le interesa
absolutamente nada lo que pasa en África”.
Al menos, otros diputados felicitaron al Gobierno por la operación. Entre ellos estuvo el canario Tomás Cruz García,
de Acción Popular, que subrayó la seguridad que aportaría el
establecimiento español en Ifni, tanto frente a otras potencias como
frente a la piratería bereber.
Capaz acudió en avión a Madrid el 14 de mayo. Insistió a los
periodistas sobre la tranquilidad en Ifni: “no hay más armas que las que
representan a España”. Así disipó el miedo de que se repitiera una
guerra como la vivida en el norte de Marruecos, en la que las bajas de
españoles y marroquíes aliados superaron las 43.000.
Esta operación le supuso el ascenso a general de brigada, con
cuarenta años, y nuevos destinos. Los últimos fueron los de jefe de la
Circunscripción Occidental del Ejército de Marruecos y de gobernador
militar de Ceuta.
En el verano de 1936, el general Capaz solicitó al Ministerio de la Guerra, dirigido por Santiago Casares Quiroga,
también presidente del Gobierno, un permiso por dos meses por
enfermedad, que se le concedió. Primero marchó a Zaragoza y luego a
Madrid, donde le sorprendió la sublevación del Ejército de África. El
pistolero socialista Agapito García Atadell le detuvo en el Casino de Madrid y le trasladó a la cárcel Modelo.
El Gobierno del Frente Popular incluyó a Capaz en las listas de
funcionarios y militares depurados. El 11 de agosto, el presidente de la
República, Azaña, firmó un decreto que disponía su pase a la situación
de disponible forzoso, junto con otros doce generales. La noche del 22
al 23 de agosto, fue asesinado, junto a otra treintena de personas, por
un grupo de milicianos.
ESTADOS UNIDOS PROTEGE A MARRUECOS
En 1956, concluyó el protectorado ejercido por Francia y
España sobre Marruecos, que recobró su independencia plena.
Inmediatamente, el nuevo Estado marroquí, dirigido por el sultán Mohamed V,
comenzó su expansión a costa de sus vecinos, que prosigue en la
actualidad con la ocupación del Sáhara Occidental y el no reconocimiento
de ninguna frontera, incluidas las de España.
Grupos armados marroquíes que respondían al nombre de Ejército de
Liberación y estaban mandados por militares atacaron diversos
territorios reclamados por la monarquía alauita y el partido
nacionalista Istiqlal para constituir el Gran Marruecos, y chocaron con
los ejércitos de España y Francia. El 23 de noviembre de 1957 la
violencia se extendió a Ifni, cuya guarnición se había reforzado en los
meses anteriores.
El 11 de diciembre de 1957, la Armada española efectuó una
demostración naval en el puerto de Agadir. El mayor combate se libró en
Edchera, en el Sáhara, el 13 de enero de 1958, en el que murieron
treinta y siete legionarios y otros cincuenta, como mínimo, fueron
heridos.
África Occidental en 1958.
El Gobierno del general Eisenhower impuso la paz
entre dos de sus tres aliados en el Estrecho de Gibraltar, que fue el
Acuerdo de Cintra, firmado el 1 de abril de 1958. Estados Unidos obligó a
España a ceder ante Marruecos, política que se ha repetido desde
entonces. En este caso, Madrid entregó al sultán la zona de Tarfaya
(Cabo Juby), entre el río Draa y el Sáhara, aunque las escaramuzas
continuaron. En esa región se encontraba la verdadera Santa Cruz de Mar
Pequeña. Las ruinas de la torre aparecieron en el lugar llamado Puerto Cansado.
La Guerra de Ifni, en la que recibió su bautismo de fuego la Brigada
Paracaidista, se libró hasta el 30 de junio de 1958 y las bajas
registradas fueron 350 heridos, 118 muertos y 78 desaparecidos.
Las tropas españolas se retiraron a la costa y formaron un anillo
defensivo en torno a la ciudad de Sidi Ifni de cinco kilómetros de
profundidad media y diecisiete kilómetros de perímetro, que se mantuvo
más de una década. Los nativos avecindados en la capital no se unieron a
los guerrilleros ni se sublevaron. El abastecimiento se realizó por vía
naval y aérea.
El régimen español trató de resistirse a la descolonización y
concedió a Ifni y al Sáhara el estatus de provincias mediante un decreto
de Presidencia del Gobierno de fecha 10 de enero de 1958. Sin embargo, a
lo largo de los años 60, el régimen español acabó aceptando las
reclamaciones de las Naciones Unidas para la descolonización de sus
territorios africanos: reintegración de Ifni a Marruecos, concesión de
independencia a Guinea Ecuatorial y referéndum de autodeterminación en
el Sáhara, que sigue pendiente.
EL ABANDONO. TODO LEGAL
El encargado de preparar a las Cortes para el abandono de Ifni fue el ministro de Asuntos Exteriores, Fernando María Castiella.
El 19 de diciembre de 1968, compareció en una sesión secreta en la
comisión de Asuntos Exteriores ante noventa procuradores para
informarles de la realidad de la provincia, ocultada hasta entonces por
la censura.
Primero, les espetó que Sidi Ifni no se correspondía con Santa Cruz
de Mar Pequeña. Después de deslegitimar la presencia española, añadió
que no se podía construir ninguna factoría pesquera por las condiciones
de la costa y que la ciudad se limitaba a ser “un gran almacén de
municiones, provisiones y pertrechos”. Según el censo de 1967, vivían en
Sidi Ifni 11.984 españoles, de los que 8.445 eran militares, y 5.662
marroquíes.
El 4 de enero de 1969, los Gobiernos de Madrid y Rabat firmaron el
Tratado de Fez, que negociaban desde hacía varios meses. Las Cortes
aprobaron la desagregación de Ifni de la nación española el 22 de abril.
La entrega a Marruecos se realizó el 30 de junio. España recibió a
cambio de sus inversiones unos derechos de pesca.
Desde entonces, Sidi Ifni ha conocido bajo la monarquía alauita el
mismo desprecio y empobrecimiento que otros territorios que España
controló, como Tánger y Tetuán. En 2016, varios jóvenes de Ifni ocuparon
la sede del abandonado consulado español y ondearon la bandera
rojigualda para reclamar la nacionalidad española. Las autoridades
marroquíes les encarcelaron.
El prestigio de España perdura en África, aunque los españoles vivan como siervos de poderes extranjeros.
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