Fuente: El Faro de Ceuta
Si hay alguna institución donde se recuerda y rinde homenaje a sus
héroes, esa es siempre el ejército, donde lo mismo se recuerda a un
general que al simple soldado, ya que el heroísmo no conoce categorías.
Lo mismo con los que están presentes, como los que un día entregaron sus
vidas a la patria, donde con gran razón la cita de un filósofo es más
que elocuente: “los muertos no mueren nunca si alguien los recuerda”.
Placa que ilustra la calle del sargento Luis
de Gastearena Larrea en el acuartelamiento del Regimiento América 66 en
Aizoáin (Pamplona)
Mitad monje mitad soldado
Luis
de Gastearena Larrea había nacido en Navarra, y como hijo de esa
bendita tierra, era como todos ellos, sinceros, rudos y religiosos y
sobre todo amantes de las tradiciones, cuna de hombres celebres como
Arrieta, Sarasate, Gayarre, García Barberán, San Martin, Azpilicueta,
Leiva, Ramón y Cajal, Espoz y Mina y Eslava entre otros.
Finalizada
la contienda de 1936, Luis de Gastearena lucía sobre su pecho la
Medalla Militar Individual, luciendo en su bocamanga los galones de
sargento de Infantería. Hombre aventurero, dejó el ejército para
trasladarse a Ifni. Por razón de nacimiento, Luis de Gastearena era todo
un caballero y allí en el poblado de Tagagra montó un pequeño negocio
de comestibles y otros productos de primera necesidad. Productos que la
mayor parte los regalaba a los ifneños y en especial a los pequeños.
Como él decía era una pobre gente que lo que tenían era pura necesidad.
Como enamorado de África, su mano era pródiga en caridad cristiana. Su
nombre era popular en el territorio donde los baamaranis lo llamaban el
‘sahabi’, el amigo, algo que se había ganado con su ejemplo, haciendo
siempre el bien y dispuesto a ayudar a los humildes y ayudar a los que
tenían en sus cuerpos el dolor. Por dicha razón, Luis de Gastearena era
mitad monje mitad soldado.
Allí donde estuviese sobre su pecho con orgullo lucia su Medalla
Militar Individual, conseguida por su heroísmo. Para poder lucir esta
preciada condecoración sobre el pecho tiene que haber una propuesta y un
juicio contradictorio y si reúne los méritos el propuesto, podrá lucir
tan alta condecoración.
Luis de Gastearena como buen navarro,
hacía gala con su comportamiento de una honradez sin tacha, simpático y
conocido en todo Ifni. Y así lo reconoció un prestigioso periodista,
Ramiro Santamaría Quesada, que cubrió la información de aquella campaña
desde el principio así lo transmitía en una de sus crónicas: “tras el
ataque del 23 de noviembre de 1957 en el puesto de Tagagra lo hicieron
prisionero a este navarro por parte de los Rebeldes. Amarrando sus manos
con cuerdas lo llevaron hasta el puesto de Tagagra para que le abrieran
sus puertas, a lo que él se negó. Se lo llevaron hasta donde él tenía
su negocio, le dispararon dos tiros en la cabeza y le sacaron los ojos.
Este fue su último servicio a España, ofreciendo su vida para que sus
compañeros de Tagagra se salvaran hasta ser liberados”.
Ese gran tesoro del compañerismo militar
El compañerismo consiste en socorrer al camarada que necesita nuestra
ayuda en todo aquello que sea honroso y legal, y también compartir con
él penalidades y sacrificios. Es también compartir riesgos y
sacrificios, y correr riesgos por ayudar al compañero en peligro,
compartir el pan y el agua, alegrarse del progreso de los demás cuando
este progreso es consecuencia de sus méritos, es imitar en vez de sentir
envidia hacia el que trabaja y vale más que nosotros. Progreso que en
el ejército brilla con luz propia y más viva que en otras
colectividades.
Luis de Gastearena Larrea asesinado en Tagagra (Ifni) por los rebeldes del Ejército de Liberación Marroquí.
Esto viene a colación por el magnífico detalle del general-jefe de Estado Mayor del Mando de Canarias, Fernando Maté Sánchez.
Le
sugerí a dicho general buen amigo si podía interceder para conseguir
una foto de la calle que existe en el acuartelamiento del Regimiento
América 66 con el nombre de sargento Luis de Gastearena Larrea, con el
fin de publicar un artículo que recordase a este héroe de la Guerra de
Ifni. Su gestión en menos de 24 horas hizo posible que dicha foto
ilustre este artículo en recuerdo a este héroe de la Guerra de Ifni, que
entregó su vida para que los defensores de Tagagra se salvasen hasta
ser liberados.
Hoy, después de más de 60 años, al navarro Luis
de Gastearena Larrea se le recuerda en el acuartelamiento del
Regimiento América 66 de Pamplona en Aizoáin en una calle en la que
figura una placa que así dice: “calle sargento Luis de Gastearena
Larrea, recompensado con la Medalla Militar Individual por lograr
municionar su unidad bajo intenso fuego de ametralladora y artillería.
Asesinado por moros del Ejército de Liberación Marroquí en Ifni en el
año 1957”.
La muerte de Luis de Gastearena Larrea es el fiel
reflejo de lo escribió este intelectual: “la muerte es terrible para
aquellos que con la vida lo pierden todo, no para aquellos cuya grata
memoria no puede morir nunca”, Cicerón, orador y literato romano.
Sobre
esta guerra y sus hechos tal y como escribió mi buen amigo, el general
de Infantería Vicente Bataller Alventosa: “sobre la Guerra de Ifni se ha
hablado muy poco y a menudo sin suficiente rigor histórico”.
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