Fuente: Pax Augusta
En la primera parte del artículo
habíamos visto como el éxito de la sublevación militar en Canarias desde el
mismo 17 de julio, alentó a la mayoría de los oficiales destinados en la
colonia de Ifni a decantarse por el bando de los golpistas. El líder de los
insurrectos fue el capitán Molero Pimentel, jefe del II
Tabor, que proclamó la adhesión del territorio africano al ‘bando
nacional’. Entre las primeras medidas de este militar sublevado contra la
República estuvo la detención del oficial con mayor rango que quedaba en
Sidi-Ifni afín a la República, el
alférez Aurelio Clemente, que hubiera sido el único capaz de contestar a
ese “golpe” local, pues su comandante
Montero, aunque fiel al gobierno de Madrid, seguía de patrulla con sus
tropas nativas lejos de Sidi-Ifni.
Palacio de Gobierno en Sidi-Ifni durante la época colonial.
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El joven alférez Clemente sería
uno de los primeros oficiales fieles a la República en ser fusilado por un
tribunal militar del bando franquista. El fundador de la colonia, el que ya era
general Capaz, correría la misma
suerte en una historia con datos aún confusos. El hombre que tan buena mano
tuvo con los Ait Baamaran (población local de Ifni), que llegó a ser el delegado
de Asuntos Indígenas con el gobierno republicano de Lerroux y Gobernador civil
y militar de Ifni, estaba en 1936 alejado de la colonia. Un alejamiento intencionado
por mandato de la República y un
acercamiento a la península, pues en esas fechas era comandante general de Ceuta.
Las teorías confusas comienzan cuando
el general Capaz decide viajar a
Madrid pocos días antes del golpe militar iniciado en África. Se piensa que
para evitar la acusación de ser cómplice. El hecho es que fue detenido por
milicianos, conducido a la Cárcel Modelo
de Madrid y fusilado por los anarquistas que asaltaron esa prisión el 23 de
agosto de 1936. En Ifni, mientras, al alférez Clemente se le pierde
la pista. En los informes militares de los sublevados consta como “uno de los
europeos detenidos”. Ni siquiera se le da categoría militar. Por desgracia, en
el curso de mis investigaciones sobre la memoria de los veteranos de la Guerra
de Ifni (1957-1958), encuentro el nombre de Aurelio Clemente en la lista de los 21 fusilados por Consejo
de Guerra (Causa/193 de 1936) y confirmado en su certificado de defunción que se guarda en el Archivo del Tribunal militar Territorial Quinto
de Santa Cruz de Tenerife (ATMTQ)
Tiradores de Ifni con sus oficiales españoles en 1956, 20 años después de los hechos relatados en este artículo.
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A través de la documentación de
este tribunal militar se puede historiar qué ocurrió con los defensores de la legalidad republicana en Ifni.
El comandante Montero fue procesado de
manera irregular, ya en un estado de guerra, en el mismo Ifni y luego en un
tribunal militar de Canarias. Su suerte pareció ser mejor que la de su
subordinado, el alférez Clemente, pues cumpliría sólo condena de prisión
preventiva. El fusilamiento hubiera sido el destino final de otro oficial fiel a la República y
protagonista del único “hecho de armas” de la guerra civil española en Ifni, se
trata del capitán Muntaner.
Muntaner era el oficial de las
guarniciones de Asaka y Tiliuín. Con sus mías (tropas nativas)
intentó organizar un ataque, el 16 de agosto de 1936, para recuperar el control
de la situación. En el ataque murió uno de los Tiradores nativos y Muntaner no pudo continuar batalla al ver como
toda su oficialidad se pasaba al bando de la llamada “España Nacional”. Aunque
un apellido Muntaner aparece en una lista de oficiales con cargos de traición en
el Archivo del Tribunal de Responsabilidades Políticas de Las Palmas, se cree que el capitán Muntaner logró huir al Marruecos Francés tras su
contraataque fallido y servir a la República en Valencia durante el resto de la
contienda.
No existe constancia de más
enfrentamientos armados o de rebeldía contra los golpistas en Ifni durante la Guerra Civil. Ifni siguió su lenta pero constante (no se descuidó a
las guarniciones) consolidación como colonia y lo más significativo en relación
con la contienda civil española es que fue
“cantera” de tropas. Un prolífico reclutamiento de nativos, para enviar
reemplazos y refuerzos al Ejército del Norte de África que había iniciado la
sublevación militar y avanzaba por la península.
Regulares del Protectorado y Tiradores de Ifni participaron en los
principales frentes de la guerra, como fuerzas de choque. Oriundos de las cabilas
alrededor de Sidi-Ifni formaron
parte de los contingentes de marroquíes mandados a las batallas decisivas de la
contienda civil. Se sabe de su presencia en batallas como la del Jarama o la del Ebro, cruciales en el
resultado final del conflicto. En pocos años los Tiradores de Ifni se habían ganado la fama de aguerridos. Una paradoja histórica hacía de un cuerpo de infantería “colonial” creado por la
República, una de las fuerzas militares que más contribuyó a su derrota final en
los campos de batalla.
Mapa de Ifni con las fronteras de antes (1957) y de después (1958) de la guerra.
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