Quisiera yo
resaltar
y al tiempo daros las gracias
a quienes por vez primera
-y sin miedo a la distancia,
puesto que de
lejos sois-
hoy estáis acompañándonos
en este encuentro que de Ifni
hacemos los Veteranos.
Y empiezo por
resaltar,
que, de la mano de Paco,
al que todos conocemos
puesto que ya es veterano
en estas nuestras
reuniones,
y de quesos sabe un rato;
ya que Francisco Rodríguez,
que es de quien estoy yo hablando,
de esos
renombrados quesos
que son los Reny Picot,
es, y no lo presume,
propietario y director.
Y por él, hoy han
venido
aquí, a pasar revista,
Manolo Jorques Ortiz,
Policía de la Mixta.
Junto con Paco
Susarte,
que como médico que era,
cuando estaba en Tiradores,
con ese puesto cumpliera,
atendiendo a
compañeros
por aquel/os botiquines
que por la montaña había
dispuestos para esos fines.
Y ambos en Ifni
estuvieron,
del año sesenta y uno
al año sesenta y dos,
y sin permiso ninguno.
Y hoy, por primera
vez,
han venido tan campantes
sin temer a la distancia,
que hay aquí desde Alicante.
Y es por ello,
que, nosotros,
valorando el largo viaje,
apreciamos vuestro gesto
y aplaudimos el detalle.
Mas creo debes
hablar
tú, Susarte, y Acendino
pues pienso que es muy posible
que halláis juntos coincidido.
Al pasar los dos
gran tiempo,
-y lo sé certeramente-
en aquella posición
de "El Pelotón de la Muerte"
E igualmente, hoy
por Paco,
que ha sido su introductor
en este agradable encuentro,
hoy tenemos el honor
de tener entre
nosotros
como antiguo Tirador:
a José García Leira,
eficiente regidor
y exalcalde de
Villalba,
para ser, posteriormente,
-además de otros más cargos-
ocho años el Presidente
del Parlamento
Gallego.
Hasta que en el 2005,
y tras dos legislaturas,
dejara tal cometido.
Y hoy, animado por
Paco,
aquí por primera vez,
desde Villalba ha venido,
con Rosario, su mujer.
También hoy nos
acompaña,
Joaquín Serrano Rubiera,
que de Madrid ha venido;
y aunque en Ifni no estuviera,
hace tiempo me
llamó
preguntando si podía
venir para celebrar
con nosotros este día.
Y como yo bien
conozco
por lo de Ifni su interés,
sin dudar le dije: Sí.
Y por eso aquí tenéis
a un Alférez de
Milicias
que ha escrito con prosa clara
un libro de "Las Milicias
en el Conflicto Ifni-Sahara".
Y de Vitoria aquí
está,
Francisco Javier Illera,
que también fue Tirador
en la Compañía séptima.
Y que después de
bajar
en autobús a Miranda,
desde allí, ya con Valbuena,
ha venido a la comanda.
¡Bien venidos!
Seáis todos.
Deseo paséis un día
tan grato como a nosotros
nos es vuestra compañía.
Y ahora, ya roto
el hielo,
cogido del verso el hilo,
perdonad que yo prosiga
y escuchad esto que os digo:
Cuando pregunté al
llegar
de recluta al campamento:
-¿Quiénes son los que se mueven
en lo alto de aquel cerro?,
que por su mayor
altura
destacaba allá a lo lejos.
Me respondió un veterano
-que debía ser ranchero,
pues estaba entre
perolas
andando por la cocina
la cara y manos muy sucias
y la ropa ennegrecida-:
-¡Carajo! Vaya
pregunta
que aquí el recluta me ha hecho
-¿Quién van a ser? Tiradores,
del tercer tabor, bien creo.
Dos escuadras de
la Mixta,
de máquinas otras dos,
y el resto son fusileros
de la primera sección.
Bajo el mando de
un Teniente,
un Sargento y dos Primeros,
-uno recién ascendido,
el otro un viejo chusquero-
que esperan que
pase el mes
a que les llegue el relevo,
para bajar de "descanso"
como guarnición al pueblo.
Aunque eso de
"descansar"
todos saben que es mentira,
puesto que estando en el Grupo,
más dura es la disciplina.
Después, al
siguiente mes,
otra vez a la montaña ... ,
y a convivir en chabolas
con pulgas, chinches y ratas.
Y así, por
agrestes cuestas,
cuesta arriba y cuesta abajo,
por las noches de patrulla,
y por el día a trabajos.
Sudando la gota
gorda,
descalzos, medio desnudos,
sin agua para beber,
que el lavarse ya era un lujo.
Y aguantando las
putadas
de algún primero cazurro,
fuimos pasando la "mili"
comiendo garbanzos duros.
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Y por la cosa del
hierro
lentejas y más lentejas,
flotando, arriba, el tocino,
abajo, al fondo, las piedras.
Arroz con dos
mejillones,
los domingos es paella,
bien pasadito el arroz
para no romper las muelas.
Y una vez a la
semana
no falta la "ropa vieja';
que es un plato agradecido
del que nadie tiene queja.
O también carne
guisada,
dicen que a la 'Jardinera",
que es camello, claro está,
aunque digan que es ternera.
Otras veces hay
pescado,
que, aunque no sea cuaresma,
el mes de julio y agosto
las sardinas proliferan.
Después de esa
temporada,
lo que toca es la corvina,
aunque los mejores trozos
no salen de la cocina.
Y lo puedo
asegurar
pues me lo contó en secreto,
Jacinto, el Cabo cocina,
buen amigo madrileño.
Por eso abundan
las colas,
las espinas y cabezas.
Pero en fin, tocante al rancho,
no hay queja que hacerse pueda.
Al poco de
amanecer
el café comienza el día,
con medio bollo de pan
y un poco de margarina.
Tras una larga
mañana
haciendo dura instrucción
o reparando chabolas
en alguna posición,
sin parar a
descansar,
al rancho a toque fajina,
que es un toque muy esperado
al llegar el medio día.
Pero antes saldrán
del saco,
por el furriel repartidos,
los chuscos de dos en dos
que sirven de aperitivo.
Y tras esperar
formados
que llegue el Jefe de Día,
y pruebe la prueba, al fin,
se reparte la comida.
Y a comer, de la
marmita,
de tres en tres en el suelo,
agachados, en cuclillas,
y bajo un ardiente cielo.
Las moscas llegan
a miles,
los garbanzos en hilera,
las alubias desfilando,
y el arroz a la carrera.
Las patatas
desplegando
y el bacalao en guerrilla,
la carne marcando el paso,
y el tocino rompan filas.
Y por la noche no
falta
algo consuetudinario:
Alubias en vinagreta
y la leche con cacao.
De lo que siempre
se deja
una buena cantidad
para limpiar la marmita
de grasienta suciedad.
Pues como el agua
escasea,
mejor dicho: No se ve,
va muy bien para ese enjuague...
Para afeitarse: El café.
Y después de este
repaso,
que deprisa, a la carrera,
sin querer profundizar,
he hecho de forma somera,
De aquellos días
de "mili",
que en aquella tierra extraña
cumplimos con el deber
de nuestro Servicio a España.
Ahora, llegando al
fin
de esta larga pijadilla
que tenido a bien contar
un poco a la carrerilla.
Aquí termino esta
historia
que me contó a mí un ranchero,
que llevaba más mierda encima
que el palo de un gallinero.
Y que hoy, que es
San Fernando,
Patrón de la Juventud,
-mientras juntos celebramos
con juvenil inquietud,
este agradable
encuentro,
disfrutando de este vino,
que aquí, en Torre de Esgueva,
tiene el amigo Acendino-
Yo he tenido la
osadía
de quereros recordar,
aun sabiendo que esas cosas
no se pueden olvidar.
Pues creo que de
aquel tiempo,
todos, como aguda espina,
llevamos dentro el recuerdo
de su dura disciplina.
Una disciplina
ingrata,
que largamente sufrimos,
pero que creo que todos
orgullosos asumimos.
Y ahora, que en
misión de paz,
se va a países lejanos,
donde nada hemos perdido
y todo nos suena extraño,
vemos, que a los
que allí van,
con gran bombo se despide
y a su vuelta, tras seis meses,
con honores se recibe.
Mientras que a
aquellos que en Ifni
combatieron de verdad,
esta España de felones
les niega el pan y la sal.
Y ni aun con
Memoria Histórica,
-Memoria muy puñetera,
pues a unos calla o denigra,
mientras que a otros se los premia
no se alcanza a
comprender
que a quien luchó con honor
defendiendo un día a España
no se premie su valor.
¡Absurda España de
trampa!,
que olvida a quien la defiende,
mientras por la calle campan
quienes roban y la hieren.
Almodrote de
traidores,
políticos zarandajas,
que han hundido en la miseria
a nuestra querida España.
Pero en fin, que
se va a hacer,
la historia siempre la escribe
quien olvida los desvelos
de quien de verdad la sirve.
Por eso, sabiendo
el cuento
de esta España de ladrones
y mangantes de despacho,
no nos quedan más razones,
que, sin por ello
olvidar
todo lo que estamos viendo
en esta ESPAÑA de saldo,
que tanto estamos sufriendo:
Demostrar nuestro
desprecio
por tanta y tan ruin calaña,
diciendo con mucho orgullo
un muy fuerte: ¡Viva España!
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