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Ifni, fue territorio colonial y 51 provincia española hace ya cuarenta años. Hoy día es un enigma para la mayoría de los españoles que desconocen su existencia y localización. Algunos lo asocian con el antiguo Sahara español, o les suena por alguna novela de reciente difusión. 

En su momento fue la capital de la administración y sede del gobernador del África Occidental Española (A.O.E.), con delegados en Villa Cisneros (Río de Oro), el Aaiun (Sequía el Hamra) y Villa Bens (Cabo Juby-Tarfalla-Protectorado Sur). Situado en la costa atlántica de Marruecos, frente a las Islas Canarias, perteneció a España durante 35 años y allí y en el Sáhara tuvo lugar y tomó su nombre la última guerra que sostuvo España, silen-ciada por el Régimen de entonces e ignorada posteriormente.

Victoriano Gracia Manzano (soldado-médico)

Victoriano en primer término. El autor entre él y Paco Susarte. Noviembre de 2.009 en la reunión de Veteranos de Ifni celebrada en Alicante.

La conversación, con Victoriano, es una verdadera delicia. A su nivel intelectual y científico hay que unir la humanidad, sencillez y talante amistoso que emana toda su persona. Es aquel amigo de sus amigos en cuyo círculo todos quisiéramos estar integrados.

Como hoy toca “Ifni” y nuestro servicio militar obligatorio en aquel lejano territorio africano, hoy sujeto férreamente con la férula marroquí, hay que dejarlo que vaya deshilando la madeja de la memoria para conocer otra “mili” atípica y otras historias ocultas, en cierto modo complementarias –aunque distintas- de las contadas por su paisano, amigo compañero de reemplazo, el también soldado-médico Paco Susarte, con el que estudió toda la carrera de medicina en Granada y a los que la “suerte” unió en el Grupo de Tiradores Ifni nº Uno, una vez europeizado a partir de la Guerra de 1.957-58.

Tan solo tres años después “amerizaba” el reemplazo de 1.961 en la playa de Sidi-Ifni tras volar sobre las “siete olas” que impiden el tráfico marítimo durante las dos terceras partes del año.

Llueve. Un poco antes el aire ululó entre las cañas colgadas de hilos de seda fuera del alcance de las uñas de los gatos.  Los trozos de cristales pulidos en forma de lunas y estrellas chocan con liviandad y tintinean. El juguete que pendía sobre mi cuna ahora es una veleta sonora colgada del ventanal de la cocina.

Se yergue con premura olvidando que ya no es joven y al precipitado gesto se suma un lamento sordo, levanta los hombros, detrás le sigue el resto del cuerpo tan derecho que parece se haya tragado un palo.

Cuando Maimunt remueve el cous cous sus palmas enrojecen tanto que asemejan el oscuro tono casi caoba del dorso. Vierte la sémola caliente en la tajine grande de barro, el vapor difumina nuestras bocas de contar hasta veinte en Hasanía.

Morabito de Sidi Ifni.
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Durante el primer milenio de la Era Cristiana hay un desplazamiento de berberiscos- beréberes desde el norte de África hacia el sur como consecuencia de la colonización cartaginesa. Hacia el S. III d. de C. se produce la llegada, al sur, de los pueblos berberiscos zenetas que se mezclan con otros pueblos ya existentes, entre ellos con los gezules o gétulos. En el siglo VII, llegan árabes musulmanes al norte de África, invasión reforzada en el siglo XI con otra oleada de tribus árabes beduinas como los Beni Hilal. En el 1.042 se produce la expansión de los almorávides, procedentes del Senegal-Mauritania-Río de Oro, que conquistan el Magreb y la Península Ibérica, siendo aniquilados un siglo después por los almohades masmuda, procedentes de la zona montañosa del sur de Marruecos. En esa época los gezules se establecen en el Uda Nun. En el siglo XIII se produce la llegada de los Beni Maquil, también beduinos venidos de Arabia (posiblemente la tribu de Sbuia procede de estos beduinos), que entran en contacto con los gezules, con los que conviven. Siendo los gezules, a mí parecer, el pueblo que se afincó en el territorio de Ifni, y de donde, por supuesto con mezcla de razas, provienen las diversas tribus Bahamaranis.

En los siglos XVIII y XIX, la región del Uad Nun, y mas al sur la región Tekna, estaban pobladas por tribus o kabilas independientes sin obediencia a la autoridad del Sultan de Marruecos, que no dominaba ni tenía jurisdicción sobre esas regiones mas que temporalmente y con la ayuda de poderosos ejércitos, aunque si tenían un cierto dominio religioso. Se puede decir que no ejercía la soberanía de un estado, ni por supuesto se podía considerar una Nación.