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Antonio Teruel, con una de las máquinas que fabrica
Como no todo tenía porque
desarrollarse en torno de los Tiradores (el grupo más numeroso,
obviamente) se fue formando una animada "tertulia" de ex
policías, encabezada por Enrique Escribano, de charla
fácil, ingeniosa e intensa, con el que se aprende de cualquier
tema. Allí estaba José Contijoch, en el que se une la
condición de policía y combatiente de la guerra de
1.957-58, Antonio
Teruel Vidal, dibujante, grabador, escultor del hierro, que te asombra
con su dinamismo y proyectos (¡a los 70 años de edad!), que actualmente
se dedica a la construcción de máquinas y vagones de ferrocarril, que
funcionan incluso a vapor
Los recuerdos afloran espontáneamente en ese grupo del que
pronto pasa a ser la figura estelar el gran Josep Carrera Mor, al que
posiblemente ya conocen muchos de cuantos se asoman al Rincón de Ifni
que tan magistralmente dirige Pablo Vázquez Ramírez (le di el abrazo
que me pediste), que con la sonrisa socarrona de todo buen pagés
catalán, cuyo exponente máximo fue el escritor Josep Pla, nos presenta
a su nueva "compañera", una encantadora señora que alivia su soledad
tras quedar viudo hace unos años. A todos nos une alguna "hostia"
recibida de la misma mano (invariablemente el cabo 1º Rey), el
campamento, las patrullas nocturnas. Josep insiste que aprendió muchas
cosas en la mili que le estaban vedadas en el pedazo de terreno que
cultivaba, de sol a sol, desde los catorce años de edad cuando su
padre, también agricultor, le dio como regalo de cumpleaños una azada.
Amplió horizontes, conoció personas de tal calidad humana que, a día de
hoy, son sus mejores amigos, y le dio a entender que de la misma forma
que había sido capaz de aprobar la oposición a cabo 2º de Policía, que
había instruido severa pero rectamente a un grupo de quince
desharrapados reclutas que pusieron en sus manos, podía trasladar a la
vida civil aquellas enseñanzas. Hoy, jubilado, tiene una prospera
posición y es el presidente de la Cooperativa Agrícola de su pueblo
(Artesa de Lérida) en donde aún recuerdan, los más viejos del lugar,
como Josep es el que más lejos se fue a hacer la mili.
Dos ex policías de Ifni. Carrera y Jorques
Como hemos venido relatando se han ido formando diversos
"corrillos" por afinidades. Familiares y amigos pululan por la amplia
estancia de recepción en la que se han montado tres mesitas: Dos de
ellas atendidas por los directivos de la Asociación, que atienden e
informan de cuanto se les requiere, y la del amigo Fuentes que continúa
vendiendo y dedicando libros. Va pasándose la voz de que se deben
retirarse los vales para la comida (a 50 ? por persona) que promete ser
suculenta ya que se ha elegido un menú netamente ilerdense, con el
plato estrella en estas fechas, los famosos caracoles (en estos días
acuden a Lérida unas 250.000 personas a degustarlos en todas sus
variedades), junto con la esqueixada, las habas a la catalana,
embutidos, ternera del país, vinos y cavas Raimat y la sorpresa de una
tarta conmemorativa. Conforme se van retirando los tickets las señoras
acompañantes reciben un ramo de flores que irán depositando en las
mesas del salón-comedor sito en la primera planta del edificio al que
lentamente van subiendo las más de trescientas personas que han
asistido al evento.
La mesa
El humor no falta en ningún momento. Es la ocasión propicia
para recordar el "rancho" que se nos daba, la escasez por no decir
carencia de agua, que en este momento todos procurar borrar tal
"agravio" con numerosas libaciones de vino (blanco o tinto), que son
una continuación del generoso coctel de cava que en el vestíbulo hemos
venido tomando. El veteranísimo Lluis Noguer, más animado que nadie, se
apoya en dos jóvenes compañeros (que rondan los 70 años) para subir la
docena de escalones, dentro de un discreto pero escandaloso murmullo de
risas y chirigotas. Alguien comenta que va a presidir la comida un
coronel cuyo padre estuvo de teniente en la campaña de 1.957.
Ciertamente que después de la comida se ha lanzado un bonito discurso
por la megafonía del local, pero no consigo entender el nombre de este
ilustre militar que ha compartido la comida (no el "rancho") con
nosotros, aunque esto no quita mérito al acto.
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