Fuente: El Faro de Ceuta
El valor, la firmeza y la serenidad del
entonces teniente Barbadillo, ante una columna de 1.500 soldados
marroquíes, hizo que el comandante Ufqir tuviera que tragarse la
prepotencia
Sobre la campaña de 1957-1958 en Ifni-Sáhara hay un hecho que muy
escuetamente figura en los libros y también en la prensa de aquella
época, pero con tanta amplitud de datos, debo agradecer públicamente a
mi buen amigo el coronel de Infantería, Álvaro Barbadillo García, que
sea conocido de primera mano lo que figura en el título de este
artículo, puesto que efectivamente el honor de España quedó en lo más
alto, gracias a este excepcional soldado, el antes citado coronel
Barbadillo García.
El valor, la firmeza y la serenidad del
entonces teniente Barbadillo, ante una columna de 1.500 soldados
marroquíes, al mando del comandante Ufqir, que intentaba atravesar
territorio español, hizo que Ufqir tuviera que tragarse la prepotencia.
El coronel Álvaro Barbadillo García y el comandante Ufqir.
El primer incidente del comandante Ufqir
Tengo
el privilegio de tener en mi poder unas cuartillas escritas a mano por
el coronel Barbadillo, donde relata de manera pormenorizada lo que le
sucedió en 1956 con el mencionado comandante Ufqir. Tras este hecho, dos
años después, en la entrega de Villa Bens a Marruecos, volvería a
encontrarse con dicho comandante. Lo que sí me pide en dichas cuartillas
el coronel Barbadillo es que su texto no lo cambie ni lo tergiverse, y
menos le cambie su espíritu, y así cumplo.
Recién obtenida
la independencia de Marruecos en 1956, una columna del ejército real de
Marruecos al mando del comandante Ufqir llegó a Villa Sanjurjo, donde
todavía se encontraba en su acuartelamiento el IV tercio “Alejandro
Farnesio”. El citado comandante llegó al casino español con un grupo de
soldados. En una actitud chulesca y prepotente, Ufqir cogió un cuadro de
la pared del jefe del Estado, el general Franco, y lo lanzó al suelo
presente, en dicho casino, el entonces teniente Barbadillo, que con gran
serenidad y sin perder la compostura lo recogió del suelo y, mirando
fijamente a dicho comandante, salió del casino. Las metralletas de los
soldados y la cara del comandante Ufqir se quedaron mirando al suelo.
El
arrogante comandante Ufqir y sus soldados tuvieron que tragarse tan
incívica actitud y hasta avergonzarse de su impropia actitud, que
desprestigia a cualquier soldado sea de la nación que sea.
Al
llegar el teniente Barbadillo al bar de oficiales y comentar lo
sucedido, hubo indignación y rabia contenida, que gracias a la
disciplina evitó que hubiese sucedido hechos posteriores lamentables.
Poco
tiempo después, cuando el teniente Barbadillo iba paseando por una
calle de Melilla, vio al comandante Ufqir en el “Tropical Rudi”. Este
hizo ademán de saludarle, haciendo caso omiso el teniente Barbadillo. Al
comentarlo en su acuartelamiento y dar conocimiento a sus jefes, el
comandante general Ramón Gotarredona Prats, mostró un enorme malestar
que terminó cesando a todo el personal de la aduana por no impedir el
paso a dicho comandante. Sin embargo, lo más curioso e infantil, fue que
la explicación del comandante Ufqir de su estancia en Melilla, ya que
dice que lo fue para pedir disculpas al jefe del Estado, y como dice el
coronel Barbadillo, “eso es mentira”, pero hay que aceptarlo.
Una actitud que honra al coronel Barbadillo
La
actuación del entonces teniente de la II Bandera de La Legión, Álvaro
Barbadillo García, en el paralelo 27-40 del Sáhara, fue todo un hecho de
alto honor, y además de valor y de una enorme serenidad, lo cual dejó
el honor de España en lo más alto. De ello, aunque de manera muy
sucinta, son testigos, las hemerotecas y la prensa.
En los
primeros días de abril de 1958 se iba a proceder, tras las
conversaciones de Cintra (Portugal) entre España y Marruecos, a través
de los ministros de exteriores de ambos países, a la ‘retrocesión de
Villa Bens, hoy Tarfaya, al reino alauita. Marruecos quería dar un alto
realce incluso con la presencia del entonces príncipe Hassan II, jefe de
las fuerzas reales. Para ello, enviaron una columna de tropas
marroquíes compuesta por unos 60 camiones y unos 1.500 soldados al mando
del entonces comandante, fallecido general, Mohammed Ufqir, ampliamente
conocido por España.
Tal como me lo pide el coronel
Barbadillo transcribo su testimonio: “la II Bandera de La Legión
organiza un grupo de combate, con la 7ª Compañía al mando del capitán
Carlos García Escribano, con la orden de trasladarse próximo al paralelo
27-40, con la misión de impedir que una columna militar marroquí al
mando del comandante Ufqir se interne por la frontera de Seguen. Nuestra
unidad se compone del 9 fusiles ametralladores y 9 escuadras de
granaderos (alrededor de 72 hombres), acompañados de 2 carros de combate
del grupo de caballería.
La compañía con los carros se
despliega a unos 7 km de Hagunía, y yo con un jeep, un radioconductor y
un saharaui de la policía territorial fui destacado al lugar de los
hechos. La 7ª Compañía de la II Bandera quedó desplegada a unos 7 km, al
sur de Seguen, y yo con los soldados que me acompañaban nos
estacionamos en la pista del paralelo 27-40.
Al instante,
una gran polvareda. Cuando eran las 16:00 horas, llega un jeep marroquí
con 10 o 12 soldados, los cuales rodean nuestro jeep, y a voz en grito
me dicen que qué hago ahí, a lo que contesto que yo sólo hablaría con el
jefe de dicha columna. A los 5 o 6 minutos aparece el jefe de dicha
columna, el comandante Mohammed Ufqir, al cual saludo militarmente,
preguntándome si estaba patrullando, contestándole que no, diciéndole
que estaba en la frontera y que no podía invadir territorio español.
Me
mostró un plano cartográfico, pero con unos apuntes que mostraban unos
12 km en territorio español. Ante ello, le digo a dicho comandante que
ese croquis está mal hecho, pero sin enseñarle yo el mío. El comandante
Ufqir se empeñaba en seguir invadiendo territorio español, incluso tenía
orden del rey de Marruecos por haber sido acordado con el gobierno
español, a lo cual expuse que yo no tenía conocimiento de ello.
A
todo ello ya era de noche, Ufqir me invita a tomar una copa, a lo cual
educadamente le digo que no bebo (no era verdad). Con anterioridad había
hablado por radio con Rabat, y hasta me dijo que me pusiese para hablar
con Hassan, a lo cual me negué por no tener orden para ello de mis
superiores”.
Sáhara Español.
El comandante Ufqir retrocede ante la firmeza del teniente Barbadillo
Ya
habían transcurrido nada menos que 20 largas horas detenida esta
columna marroquí, al mando del todopoderoso comandante Ufqir, el cual
seguía dialogando con el teniente Barbadillo, pero este no cedía ni un
milímetro de las órdenes recibidas. En un momento, Ufqir vuelve a hablar
por radio con Rabat, y a continuación ordena a varios camiones con
saharauis desarmados que penetren en territorio español. El teniente
Barbadillo le dice que será responsable de los muertos que vayan a caer,
tanto saharauis como marroquíes.
El comandante Ufqir dice
de nuevo que iba a continuar por territorio español, y es cuando el
teniente Barbadillo le muestra la cartografía para convencerle que con
su actitud invadía territorio español, y que con su actitud estaba en un
gran error. Ufqir le pregunta que por qué no se le había enseñado
antes, a lo cual Barbadillo le dice que él es un oficial español. En ese
tira y afloja, durante la noche varios jeeps marroquíes a toda
velocidad se internan en territorio español y el teniente Barbadillo le
dice que él será responsable de esa violación. Inmediatamente, con
toques de silbato, les ordena retroceder fuera de territorio español.
Lo
que nunca supo Ufqir, es que varios en aviones T-6 de la base aérea de
Gando, lanzaron unas octavillas sobre el jeep del teniente Barbadillo,
el cual confundieron con los marroquíes y que así decían: “si entráis en
territorio español, la aviación os destrozará”. La suerte fue que los
legionarios y el teniente Barbadillo agitaron sus gorrillos legionarios
para identificarse y que vieran que no eran marroquíes.
Consta
en las hemerotecas que las últimas conversaciones del comandante Ufqir
por radio con Rabat fueron con el mariscal Mohammed Ben Mizzian Bel
Kasem (ex teniente general del ejército español). Parece ser que los
gritos del mariscal Mizzian reprochándole su equivocada actitud casi le
revientan los tímpanos, para lo cual tuvo que retroceder y dirigirse a
Villa Bens por territorio marroquí para rendir honores en la entrega de
Villa Bens a Marruecos.
Esta es la realidad de unos hechos
pocos conocidos, que demostraron la firmeza del entonces teniente,
Álvaro Barbadillo García, que cumplió al pie de la letra, lo que también
describió este español: “el honor prohíbe acciones que la ley tolera”
(Lucio Anneo Séneca).
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