Fuente: El Faro de Ceuta
Sobre la Guerra de Ifni-Sáhara, tanto en libros como en prensa u otros
medios, se citan a unidades como La Legión, paracaidistas, tiradores y
batallones expedicionarios. Sin embargo, desgraciadamente al Escuadrón
de Zapadores Paracaidistas del Ejército del Aire apenas se le nombra.
Hay que tener en cuenta que era el Estado Mayor de las Fuerzas Militares
de Ifni quien nombraba y desarrollaba las operaciones. De esta manera,
si poco se les nombra es porque no se les ordenaba que participasen en
alguna de las operaciones. Lo que sí es cierto que cuando se les ordenó
participar en alguna operación lo hicieron con ejemplaridad y, por
supuesto, con heroísmo.
El cabo César Tarancón Herrero subiendo a un avión Junkers para un salto.
De La Rioja al primer salto de guerra
Hace varios años, a través de la prensa de Cataluña, solicitaba en
cartas al director contactar con quienes hubiesen participado en aquella
campaña para documentarme en los artículos que escribo en la prensa. A
través de la prensa fue donde conocí a todo un caballero.
César Tarancón Herrero nació en Alfaro (La Rioja), cuna de celebres
hombres como el Marqués de La Ensenada, Zurbano, Breton de los Herreros,
Sagasta y el mejor cantante que hubo de jotas, el famoso Pepe Blanco.
En esa tierra los riojanos son muy generosos y sobre todo muy honrados.
César Tarancón Herrero, cabo del Escuadrón de Zapadores Paracaidistas del Ejército del Aire.
En
1957, con 19 años, Tarancón ingresa como voluntario en el Escuadrón de
Zapadores Paracaidistas del Ejército del Aire donde, tras los obligados
saltos para lucir el ansiado ‘Rokiski’, coincidiría con el también cabo
José Echarri Erro, que ya llevaba varios años en el escuadrón.
Del
carácter de César Tarancón cabe destacar que era un hombre íntegro y
sobre todo amigo de sus amigos, lo mismo que a todos los que pasamos por
el servicio militar nos quedó grabado en nuestros corazones, ese gran
tesoro llamado compañerismo. Y así lo demostró hace ahora algunos años
cuando César, acompañado de su compañera Merci, voló desde Barcelona a
Tenerife (más de 2.000 km) para conocerme y fundirnos en un abrazo, y a
su vez recordar sus tiempos de cabo del Escuadrón de Zapadores
Paracaidistas del Ejército del Aire. Expresaba que guardaba muy gratos
recuerdos. Quiero destacar que, acompañado de mi hijo José Carlos, al
fundirme con un abrazo con este compañero se le saltaron las lágrimas.
Destacaba que de su estancia en dicho escuadrón se quedaba con los
buenos recuerdos, que fueron muchos, y afirmaba que los malos recuerdos
pasaban a miles de kilómetros de él. Además, sentía un verdadero amor a
la Patria, como un ilustre militar así lo dijo: “los que vestimos el
uniforme militar estamos obligados a sentir al patrio con mayor
entusiasmo que el resto de los ciudadanos”.
De Port Etienne al salto de Smara
Tras las entrevistas y conversaciones entre el general-gobernador de
Ifni Mariano Gómez-Zamalloa y el general alto comisario del África
Occidental Francesa Charles Bourgound, se elaboró un plan conjunto para
eliminar del territorio del Sáhara conjuntamente las bandas que con
anterioridad campaban a su anchas por el Sáhara.
Desde El
Aaiún una compañía del Escuadrón Paracaidista del Ejército del Aire se
trasladó por vía aérea a Port Etienne con el fin de familiarizarse con
los paracaídas franceses, y también con los aviones con los que debían
saltar, los Nort Atlas.
El día 8 de febrero de 1958 desde El
Aaiún en aviones DC-3 del Ejército del Aire Español la 2ª Compañía de
dicho escuadrón vuela con destino Fort Trinket al mando del capitán
Celso Díaz Pérez. Allí permanecieron dos días con los franceses con el
fin de familiarizarse con los paracaídas y los aviones Nort Atlas. Una
vez realizado el salto la misión era dar apoyo a las columnas del
Ejército de Tierra de España y Francia con el fin de ocupar Smara.
Según
el diario de operaciones del escuadrón el día 10 de febrero de 1958 la
2ª Escuadrilla recibe orden para el salto de guerra sobre Smara. Cabe
destacar que el salto se realizó con brillantez a pesar de los varios
heridos al llegar a tierra, entre ellos el propio capitán Celso Díaz
Pérez. Resultaron heridos siete paracaidistas con lesiones de esguinces y
torceduras. Lo que sí es cierto es que el enemigo desapareció de Smara.
Enmarcados de la cartilla de vuelo del cabo César Tarancón Herrero el salto de Smara y el vuelo a Fort Trinket.
Este
primer salto de guerra del Escuadrón Paracaidista del Ejército del Aire
fue un éxito y se cubrieron todos los objetivos previstos, tanto por
parte de España como por Francia. Para el escuadrón era todo un orgullo
haber realizado su primer salto de guerra.
Con ello, en este
salto de guerra en la denominada Operación Teide para España y
Eucovillon para Francia, se cerraba un capítulo más de lo que habían
previsto ambos países.
Lo que dejó escrito este cabo César
Tarancón Herrero es toda una lección de moral militar y así lo escribió:
“tengo un recuerdo imborrable para mi teniente coronel-jefe del
escuadrón, Mariano Gómez Muñoz por todo el tiempo que estuve bajo sus
órdenes, y especialmente por sus palabras nada más llegar al Aeródromo
de Sidi Ifni, que nos deseaba que los que volviésemos a casa lo
hiciéramos con el orgullo de haber cumplido con nuestro deber y si es
posible sin ninguna baja”.
Pero el escuadrón no solo participó
en esta misión, hay muchas más. Concretamente en Ifni, donde lo que se
les ordenó lo cumplieron con brillantez. El resultado de ello fueron las
felicitaciones con las que el escuadrón fue citado, pero ello lo
abordaré en posteriores artículos, ya que no quiero que el brillante
historial del escuadrón en aquella campaña quede para el olvido en unos
expedientes durmiendo en los archivos. En mi modesta opinión, creo que
deben darse a conocer, con donde, como y cuando.
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