Fuente: Alicante Plaza
¿Sabe dónde está Sidi Ifni? Le doy unos
datos que le ayudarán a contestar esta pregunta. Fue colonia y
posteriormente se convirtió en la 51 provincia española. ¿Lo adivina?
Desde su enclave geoestratégico se libró una guerra que casi nadie
conocía porque fue silenciada en España por las autoridades franquistas.
Esa guerra la ganó el ejército español aunque utilizara armamento y
medios militares anticuados y que los soldados de reemplazo fueron sus
auténticos protagonistas. Y todo terminó en un acuerdo diplomático
dejando por el camino unos 300 muertos españoles que creyeron que morían
por patriotismo porque defendían un trocito de España en otro
continente diferente del europeo.
Tiradores de Ifni. (FOTO: Manuel Jorques Ortiz)
Venga,
acompáñenme que se lo cuento. Como todo, hay un principio que se
remonta mucho antes de ser lo que fue. Un aventurero en busca de fortuna
emprendió una travesía por el Atlántico y encontró lo que para él pudo
ser una playa paradisiaca cerca de la desembocadura de un río. Nos
remontamos al siglo XV, nada menos. Este marino se llamaba Diego de
Herrera, en tiempos de los Reyes Católicos. En 1478 construyó una
pequeña fortaleza cerca del mar. Le puso el nombre de Santa Cruz de la
Mar Pequeña y pasó a formar parte de la Corona de Castilla. Fue un
enclave estratégico, militar, comercial y pesquero, que servía de apoyo a
la flota española que recalara por aquellas costas. Con el tiempo, fue
cediendo terreno a los nativos hasta que ese asentamiento desapareció
del territorio (1524) y casi de la memoria.
En
uno de los muchos encontronazos bélicos de Marruecos contra España, el
sultán Muhammad ibn Abd al Rahman – derrotado - pidió la paz a Isabel
II, Reina de España. Con el Tratado de Wab Rass (26 abril 1860)
Marruecos indemnizó a España por los gastos de esa guerra; Ceuta,
Melilla, Vélez de la Gomera y Alhucemas ampliaban su perímetro; y se
cedía a España “a perpetuidad” un territorio alrededor de lo que fue la
fortaleza de Santa Cruz de la Mar Pequeña. Pero se suscitó un problema,
no se sabía con certeza donde se encontraba ese emplazamiento. Fue
durante la II República cuando su Gobierno tomó la iniciativa y posesión
de dicho territorio por el Coronel Osvaldo Capaz (1934) en lo que se
llamó Ifni, siendo Sidi Ifni su capital.
Ifni
es una franja de tierra de unos 80 kilómetros de costa y 25 kms hacia
el interior. Su orilla está bañada por el océano Atlántico. Se sitúa a
unos 300 kilómetros (170 millas náuticas) de la isla de Lanzarote
(Canarias).
En Sidi Ifni hubo
emprendedores españoles, funcionarios y militares. Entre estos, los
soldados de reemplazo tenían esta tierra como uno de sus destinos.
Entonces la mili era obligatoria, duraba dos años y se regulaba por la
ley sobre Reclutamiento de 8 de agosto de 1940 desarrollada por el
Reglamento Provisional para el Reclutamiento y Reemplazo del Ejército
aprobado por Decreto el 6 de abril de 1943. “Ya nos habíamos adaptado al
clima, sufrido algún siroco o plaga de langostas. Puedo decir que me
sentía cómodo” – escribe Adolfo Cano Ruiz, Tirador de Ifni, IV Tabor 23
Cía,, en su blog “Veteranos de Ifni-Sáhara” –. Sigue diciendo que “era
una aventura africana. La rigidez militar no era extrema, convivir con
otra cultura era interesante, pasear por la ciudad (Sidi Ifni), entrando
al zoco, comiendo higos chumbos, bebiendo el té con hierbabuena al son
de una música diferente”.
Era una zona
tranquila hasta la independencia de Marruecos. Del Protectorado francés,
el 2 de marzo de 1956. Del Protectorado español, el 7 de abril del
mismo año, manteniendo el Protectorado Sur (cabo Juby) porque
manifestaron las autoridades españolas que el Rey de Marruecos no
dominaba esa zona. Hacía frontera con la colonia española del Sáhara.
Esta, Ifni y Guinea Ecuatorial formaban parte de la región llamada
África Occidental española (AOE).
Con
la independencia, en Marruecos se despertó un sentimiento nacionalista
creciente liderado por el partido Istiqlal y su líder Allal Al-Fassi. Su
aspiración era el “Gran Marruecos” (y sigue siéndolo en la actualidad)
con intenciones de expansión territorial sobre el AOE, Mauritania y
parte de Argelia. Ese nacionalismo hizo muy vulnerable a Ifni, cuyo
territorio estaba rodeado por Marruecos (y por el mar). Las autoridades
españolas fueron conscientes de ello y se prepararon para lo inevitable,
después de sufrir sabotajes en sus instalaciones y pequeños encuentros
armados con nativos del lugar. “Los viejos mosquetones máuser nos los
cambiaron por otros nuevos por el mes de septiembre (1957). Algo estaba
pasando – escribe Adolfo Cano Ruiz - a lo que nosotros estábamos ajenos,
aunque no el Estado Mayor en Madrid. Desde hacía meses había en los
puestos avanzados hostigamientos e incluso muertos, que Franco
consideraba pequeñas escaramuzas”.
Lo
que parecía iba a pasar, ocurrió. El 23 de noviembre de 1957, el
Ejército de Liberación (EdL), brazo armado del Istiqlal, inició una
guerra contra los españoles de Ifni. Los moros se rebelaban contra
Franco. El EdL conocía el terreno ya que las autoridades franquistas les
habían permitido el paso por Ifni y el Sáhara en su lucha contra
Francia en Mauritania, hasta que los españoles se dieron cuenta que
tenían en su territorio un ejército que no controlaban y que cualquier
día podía serles hostil. Entonces cambiaron de bando y el Gobierno
franquista se unió a Francia porque pensaron que sin su ayuda no podrían
derrotar y aislar al EdL.
Fue una
guerra lejana, dura, que ganó España con un ejército más cualificado que
el contrario, una determinante superioridad aérea, además de la
colaboración de Francia, aunque se demostró que los medios del ejército
español eran anticuados. Pero en plena dictadura franquismo ¿quién era
el valiente que se lo comentaba a Franco?. “Necesitábamos ensanchar el
cinturón de defensa de una primera línea provisional – cuenta Adolfo
Cano Ruiz - que se había establecido en defensa de la ciudad. Aquí, sí
que nos costó, sangre, sudor y lágrimas. Aquello sí fue la guerra, pero
una guerra extraña. Un ejército sin ninguna experiencia, en alpargatas,
dentro de una chilaba, y en la cabeza un gorro rojo (tarbush) que
indicaba al enemigo donde te situabas (los Tiradores de Ifni). Unos
oficiales o suboficiales hacían lo que podían. Había que ocupar el
montículo de enfrente y se ocupaba. Antes le daba un repaso la aviación o
bombardeando el Canarias”. En otro pasaje nos dice que “cuando teníamos
que ocupar una cota (la orografía de Ifni son montículos y vaguadas
sucesivas) se formaba una punta de lanza por Tiradores y los flancos
apoyados por Paracaidistas y Legión. Dominada la cota, eran los
Tiradores los que se quedaban defendiendo la posición”.
Al
final no fue la fuerza sino la diplomacia la que resolvió el conflicto.
Eran años de cierto aperturismo internacional del régimen franquista,
culminado con la entrada de España en la ONU en 1955. Había que dar otra
imagen y fomentar credibilidad y confianza con sus aliados. Así, en
abril de 1958 España cedía Cabo Juby a Marruecos durante la Conferencia
de Cintra. En junio de ese año finalizó la guerra. De Ifni sólo quedó el
perímetro de la capital de Sidi Ifni, considerada como provincia
española. No duraría mucho. Una resolución de la ONU obligó a su
descolonización y España entregó Sidi Ifni a Marruecos en 1969.
Veteranos
de aquella guerra desconocida por muchos, silenciada por el régimen
franquista, esperaron en vano su agradecimiento, un reconocimiento que
no llegó, salvo algunas condecoraciones. “El heroísmo (por patriotismo,
supervivencia o compañerismo) demostrado por aquellos que participaron
en la contienda tuvo un reconocimiento inmediato tras finalizar esta con
la creación de la Medalla Conmemorativa de la Campaña de Ifni-Sáhara,
por Decreto de 4 de julio de 1958”, según cuenta Javier Villalonga
Sánchez, Teniente Coronel de Infantería, en su artículo “Memoria de los
olvidados. El grupo de Tiradores de Ifni y las Unidades de Reemplazo”,
en la revista Ejército. Aquellos excombatientes se dieron cuenta que no
podían esperar nada de la dictadura franquista que no reconocía aquel
conflicto como una guerra y sí, en cambio, consideraban como “pequeños
escarceos originados por grupos de moros subvencionados por la URSS”.
Ya
en democracia, muchos de aquellos soldados se constituyeron en
asociaciones para reivindicar un reconocimiento social y económico por
su participación en aquel conflicto bélico. Fue en 2007 cuando hubo un
reconocimiento oficial por la labor “de los soldados de reemplazo de las
unidades expedicionarias” a través de la Disposición Final de la Ley
39/2007 de la Carrera Militar que dice: “1. Las Cortes Generales
reconocen la entrega y sacrificio de los que, cumpliendo el servicio
militar obligatorio, estuvieron integrados en unidades expedicionarias
de las Fuerzas Armadas destacadas en el territorio de Ifni-Sáhara y
participaron en la campaña de los años 1957-1959. 2 El Ministerio de
Defensa desarrollará programas de apoyo que permitan reconocer la labor
llevada a cabo por quienes participaron en las citadas campañas,
contribuirá a las actividades de las asociaciones que los agrupan y
elaborará un listado de participantes en la contienda para estudiar
posteriormente ayudas nominales”. Estas ayudas aún hoy no se han
producido, aunque ya se ve la luz al final del túnel, en seguida le digo
por qué.
El 19 de noviembre de 2009 se
constituyó en Campello la Asociación de Veteranos de Ifni del Levante
Español, siendo elegido Presidente el alicantino Adolfo Cano Ruiz,
Vicepresidente el noveldense Jaime Segura Sainz y Secretario-Tesorero el
campellero Juan Sánchez Rodríguez. Además, también fueron socios
fundadores Manuel Jorques, Miguel Ángel Pérez Oca, Jose María Mañez y
José Colomer, todos soldados de reemplazo que estuvieron destinados en
Ifni en aquellos años tan conflictivos. Entre los principales objetivos
de esta asociación socio-cultural está la de dar voz – donde haga falta -
a los veteranos de Ifni.
Después de
tantos años de espera y de reivindicaciones en diversas instituciones,
el Ministerio de Defensa reconoce una ayuda nominal e individual de
1.000.- eu a los reclutas que combatieron en la Guerra de Ifni. Esta
noticia se publicó en El Confidencial Digital a finales del año pasado.
Esos soldados (o sus familiares) tienen que demostrar su participación
en la campaña con la hoja de servicios o la cartilla militar. Con esta
medida se habrá cumplido una reivindicación colectiva por aquellos
excombatientes de Ifni que curará una herida abierta que aún estaba
pendiente de cicatrizar. Que asé sea.
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