Fuente: El Faro de Ceuta
Las escasas asignaciones presupuestarias para los tres ejércitos
españoles involucrados en el conflicto pudieron tener que ver,
negativamente, con los resultados de aquella campaña de Ifni-Sáhara
1957/59.
A partir de febrero de 1958 el Ejército de Tierra y
el del Aire, recibieron medios materiales y armamento que dejaban atrás
el obsoleto material bélico. Por su parte, el Ejército de Tierra
adquirió los Carrier para el Arma de Caballería y, en relación con el
Ejército del Aire, recibió los aviones Texan (T-6), de fabricación en
los EE. UU. Dichas naves no habían sido permitidas hasta febrero de 1958
en el conflicto de Ifni-Sáhara.
Aviones Heinkel.
La mejor y más fiable manera de conocer la actividad aérea en
aquellos días de guerra es tener los diarios de operaciones de la Zona
Aérea de Canarias, donde se puede comprobar con exactitud el esfuerzo,
sacrificio y valentía de aquellas tripulaciones que ponían sus vidas en
peligro para, no solo las misiones de ataque, sino también para
abastecer a los puestos sitiados, sobre los que volaban a baja altura,
haciendo que los enemigos agujereasen el fuselaje de sus aviones.
Quien
mejor reconoce la magnífica labor del Ejército del Aire en aquellos
días de guerra es el capitán de la 11ª Compañía de Tiradores, Daniel
Paradela Varela. Así lo narró a un periodista: "el día 29 de diciembre
de 1957, el enemigo nos bombardeaba el fuerte contiguo al nuestro con
granadas de mortero. Al día siguiente recibimos el primer suministro de
víveres, municiones y cartas. Excuso decirle el alborozo con que
saludamos a nuestros aviadores, los cuales exponían sus vidas
descendiendo casi a ras de suelo para que la carga lanzada cayese dentro
de nuestro fuerte (...)”.
En el Diario de Operaciones de la Zona Aérea de Canarias así se
detalla: “1 de diciembre de 1957, 10 aviones Junkers transportaron desde
Gando a Ifni 6.000 kilogramos de material, víveres y municiones. Otros
dos trasladaron un equipo quirúrgico desde el Aeropuerto de Los Rodeos,
en Tenerife, hasta Sidi Ifni. Aviones Heinkel (B-21) efectuaron un
reconocimiento armado, lanzando 10 bombas y disparando 360 cartuchos de
12 milímetros y 525 de 7 milímetros en misión de guerra. El día 2 de
diciembre, los Heinkel efectuaron 5 salidas en reconocimiento armado,
con el lanzamiento de 20 bombas y el disparo de 171 cartuchos de 12
milímetros y 345 de 7 milímetros. En la misma jornada, otros Heinkel
despegaron en misión de fotografiar puntos de interés y, posteriormente,
en protección del desembarco de un Comando de Infantería de Marina en
el Cabo Bojador”.
Sigue el diario de operaciones el 4 de
diciembre del mismo año: “dos aviones Heinkel bombardearon y
ametrallaron los asentamientos de morteros del enemigo en Tiugsa, con 20
bombas y 90 cartuchos de 20 milímetros, 80 de 12 milímetros y 150 de 7
milímetros. Un Junkers realizó evacuaciones de heridos desde Tiliuin a
Ifni”.
Bombardeo de octavillas en el desierto
El
fallecido coronel de Aviación Emilio Herrera Alonso, que además de gran
aviador fue magnifico historiador, narró este curioso bombardeo. Una
vez que se estableció la defensa de Sidi Ifni y sitiadas las bases del
Sáhara, Villa Bens, El Aaiún y Villa Cisneros, se dispusieron las tropas
y pertrechos necesarios para iniciar las operaciones de limpieza en la
Saguía el Hamra y Ríos de Oro. Estaba dispuesto que, para finales del
mes de enero se iniciasen las operaciones.
Desde el Estado
Mayor de la Capitanía General de Canarias tuvieron una idea, que ya
había sido practicada en la II Guerra Mundial, que suponía el
lanzamiento de octavillas sobre el desierto desde los aviones Junkers
dirigidas a la población civil (nativos) con el fin de atraerles de
nuevo a la influencia española y, para ello, en Gando, se prepararon
cientos de paquetes escritos en bilingüe, en español y árabe, con la
orden de ser arrojados desde aviones en los lugares donde se
descubrieran jaimas, aunque los nativos poco se iban a entender, ya que
el idioma que usan es el hassanía. La operación la realizaron aviones
Junkers del escuadrón 362.
Aquello no dejó de ser una anécdota
más de las muchas que sucedieron en dicha campaña. El 6 de diciembre de
1957 fue un día de gran actividad aérea: siete aviones Heinkel
despegaron de Sidi Ifni en misión de protección, a petición de una
columna, lanzando 51 bombas y disparando 100 cartuchos de 12 milímetros.
Otro avión despegó de Gando en reconocimiento de la zona Aaiún-cabo
Juby, sin observar nada de especial interés. Un total de once aviones
Junkers iniciaron un ciclo de abastecimiento.
Documento secreto de operaciones de aviones en febrero de 1958.
Al día siguiente, 7 de diciembre, nueve aviones Heinkel realizaron
una misión de protección de una columna que se dirigía a Tiugsa. En ella
tiraron un total de 50 bombas y dispararon 170 cartuchos de 12
milímetros y 35 de 7 milímetros. Otros diez Heinkel despegaron del
Aeropuerto de Gando para bombardear Tan-Tan, lanzando 180 bombas, sin
observar movimiento de vehículos y personal. En dicho día, cuatro
aviones Junkers realizaron misiones de transporte desde Gando a Ifni,
cabo Juby y Villa Cisneros con diverso material.
El mismo día
de diciembre, desde Getafe, partieron 15 aviones Douglas (T3) y cuatro
aviones Bristol de la Compañía Aviaco. Los últimos trasladaban al
Escuadrón Paracaidista del Ejército del Aire hasta Sidi Ifni al mando
del entonces teniente coronel, Mariano Gómez Muñoz (fallecido de
general), con 320 hombres, al completo de armamento y municiones.
Además, contaban con la compañía de una magnífica mascota, un perro de
raza mastín.
Un emocionante artículo en la revista Blanco y
Negro de la pluma de un excelente soldado dice así: “una vez más el
ejército español hace honor a su fama en Ifni. Allí se honra a la
Patria, la victoria requiere esfuerzo, y Dios recibe cariñosamente a
aquellos mártires del deber, que generosamente entregan su vida por la
patria [...]”, con la firma de Luis Martín de Pozuelo.
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