Al cumplirse 45 años del abandono del Sáhara Español, no parece
mal momento -si es que alguno pudiera serlo- para recordar a uno de sus más
importantes exploradores en el primer tercio del siglo XX, desempeñando altos
servicios para España.
Hijo de un teniente coronel de Infantería, nació el segundo día
del año que cerraba el siglo XIX en Novelda (Alicante). Con 17 años ingresa en
la Academia de Infantería de la que sale alférez en 1920, teniendo como destino
desde 1 de setiembre el regimiento Príncipe nº 3 de Oviedo, vicedecano de todos
los europeos, el más condecorado de los españoles, y acantonado actualmente en
el acuartelamiento Cabo Noval, en el concejo de Siero (Asturias)
El capitán Pérez Pérez pasa revista a tropas
coloniales francesas cuando estaba destinado en La Agüera, probablemente
en Port Etienne, hoy Nouadhibou (Mauritania)
El 2 de junio del año siguiente causa alta en el Batallón de
Cazadores Ciudad Rodrigo nº 7 en Larache (Protectorado español en Marruecos),
donde comienza su andar africano interviniendo en diversas misiones bélicas, que
continúa en la Policía Indígena de la misma Plaza desde julio de 1922, en la
que asciende a teniente y obtiene la Cruz del Mérito Militar de 1ª Clase con distintivo
rojo por servicios prestados y méritos contraídos en operaciones realizadas.
Al final de 1923 es destinado a Las Palmas, pero a los tres meses (marzo
de 1924) pasa a Cabo Juby, zona sur del Protectorado de Marruecos, conociendo al
coronel Bens quien en 1916 había tomado posesión efectiva del territorio y en
el que desempeñó una importante labor. Pérez simultanea cargos administrativos con
servicios de campaña, entrando en combate, familiarizándose con el desierto y con
un territorio casi inexplorado, pero con el que se identificó pronto, en el que
obtuvo el ascenso a capitán y en el que permaneció durante casi cuatro años.
Prácticamente al final de su estancia contrajo matrimonio en Las Palmas, con
Dª. Teresa Reina León a la que había conocido durante un permiso para asistir a
los funerales del padre de un compañero de la Academia e íntimo amigo suyo.
El ascenso supuso nuevo destino desde diciembre de 1927 en el
Regimiento de Infantería Las Palmas nº 66 de dicha Plaza, que mantenía una
compañía destacada en la isla de Lanzarote cuyo mando se le asigna, y que
conlleva el desempeño de la Comandancia Militar de ésta. Los conocimientos adquiridos
en la materia y la valía profesional ya acreditada, facilitaron que casi un año
después (octubre de 1928) fuese destinado a la colonia de Rio de Oro, esto es al
Sáhara Español, como Gobernador Político-Militar de La Agüera.
Esta localidad se encuentra en su extremo sur, en la península de
cabo Blanco, de 65 km de longitud y paralela a la costa, a lo largo de la que discurre
la frontera con Mauritania. En 1920 el coronel Bens había fundado La Agüera,
emplazando un pequeño fuerte, disponiendo una precaria pista de aterrizaje y propiciando
el establecimiento de una factoría de salazones, la factoría Marcotegui, Guedes
y Cía. En 1976, tras la entrega del Sáhara a Marruecos y Mauritania, La Agüera fue
abandonada y aunque Marruecos intentó revitalizarla en los años 90, actualmente
es una población fantasma con sus construcciones semienterradas en la arena y -naturalmente-
deshabitadas.
Aquí el capitán Pérez Pérez desempeña las misiones propias de su
cargo durante siete años, en plena integración tanto con los nativos, como con el
desierto y sus gentes. Establecido con su familia en la Casa de Gobierno de La
Agüera, nacen los primeros de sus ocho hijos y también fallece a los cinco años
de edad la primogénita.
Pero el capitán y su esposa también prohijaron a dos niños de raza
negra, Emseida (bautizada María Jesús) y Bibí (bautizado José), a quienes los mercaderes
vendían como esclavos en La Agüera y por los que pagaron el precio para
hacerlos libres, siendo acogidos en el seno familiar y educados al igual que
todos sus hermanos. Durante los años de nuestra presencia en el Sáhara se ha
comprobado la práctica de la esclavitud y venta de personas, generalmente de
raza negra, arraigada en algunas tribus. Hay constancia de que en 1967 algunos
nómadas que cruzaban el desierto con caravanas de camellos tenían esclavos
sudaneses; e incluso con ocasión de la elaboración del censo de 1974 se comprobó
su existencia.
Ya con conocimientos del desierto y de sus pobladores, el capitán sentía
la creciente inquietud de explorar zonas del interior en las que ningún europeo
había penetrado. Así fue que para reconocer el terreno, llevar el nombre de
España a sus pobladores, ofrecerles su protección, y entablar relaciones de
amistad, proyectó un viaje de exploración entre La Agüera y Villa Cisneros con
un recorrido de casi 500 km que inició el 4 de mayo de 1933 en un coche descubierto
asignado a la guarnición y único disponible, acompañado de un soldado mecánico
y dos nativos como intérpretes, todos desarmados.
Fotografía tomada en el transcurso del recorrido de Pérez por el interior del desierto.
Tras siete días rindieron viaje con éxito, habiendo sido acogidos
favorablemente por todas las tribus visitadas que incluso les prestaron plena
ayuda en los casos que la precisaron. Ello le valió el reconocimiento del Presidente
del Consejo de Ministros, la concesión de la Cruz de Isabel La Católica, y también
el nombramiento de Oficial de la Orden de Ouissam Alaouite Cherifien por el
sultán de Marruecos.
Su proyecto más ambicioso planteaba el recorrido de La Agüera a
Villa Bens (Cabo Juby) bordeando la frontera con la entonces colonia francesa
de Mauritania, por Bir Ganduz, Tichla, y Smara, pues suponía atravesar todo el
territorio de sur a norte llegando a la capital de la zona sur del Protectorado,
casi 1.500 km. El viaje era bien considerado en la Comandancia de Las Palmas
por lo que pidió permiso a la Península; pero ante la tardanza de la respuesta lo
inició el 26 de febrero de 1935 en las mismas condiciones que el anterior. Resultando
denegada la autorización por el recelo con que Madrid veía su relación y
vinculación con el pueblo saharaui, se dio orden de interrupción del viaje.
Localizado por la Aviación, fue obligado a dirigirse a Villa
Cisneros donde se le arresta el 13 de mayo, acusado de desobediencia y abandono
de destino. Absuelto en Consejo de Guerra, quedó en situación de disponible
forzoso en Las Palmas. Entre ambos viajes parece que el capitán Pérez llevó a
cabo otro por ruta no precisada, del que el autor no ha encontrado más
información.
En esa situación le sorprende la sublevación del 18 de julio de
1936 a la que no se adhiere por su honor y compromiso de haber jurado fidelidad
a la República, desoyendo los intentos de muchos de sus compañeros de armas y
amigos, quienes conocedores de su honestidad profesional y personal lo
protegieron en la medida de sus posibilidades, en evitación de represalias. Así
logran trasladar su destino al pueblo de Alajeró (isla de la Gomera), población
absolutamente aislada tanto del resto del archipiélago como de las demás
localidades de la isla, en donde permanece con su familia en condiciones
asimilables a las de desterrado.
Hallándose en Alajeró, por orden de 12 de mayo de 1938 se dispone
su pase a la situación de retirado por desafecto; pero otra de 7 de
noviembre curiosamente le concede el haber pasivo mensual de 450 pesetas (…)
por contar con más de 32 años de servicios, cuando en realidad solo tenía 39
de edad y 22 de servicios.
Finalizada la contienda intentó resolver su situación sin
conseguirlo pese a los esfuerzos y ayuda de compañeros amigos, no saliendo
absuelto en tres Tribunales de Honor siempre por un único voto adverso; de
manera que desde 1942 vivió exiliado 20 años en Tánger, regresando después a
Las Palmas. Su fallecimiento el 3 de mayo de 1965 marcó el final para este
militar amante del Sáhara, y siempre orgulloso de su condición.
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