Fuente: El Faro de Ceuta
Aquella guerra de los cien días de Ifni-Sahara, de ningún modo se
podía haber finalizado si no hubiese sido por la valiosa y eficaz
colaboración de las Fuerzas francesas de Tierra, Mar y Aire, con
nuestras Fuerzas Armadas de los tres ejércitos, y sin olvidar la
perfecta compenetración de los Estados Mayores de ambas naciones.
Como
más adelante se comprobará, el ejército francés contaba con medios
materiales mucho más modernos que los de España, lo mismo en terrestres,
aéreos que navales; de hecho varias lanchas de desembarco procedían de
Francia. Todo esto contribuyó a la victoria final y a la desaparición de
las Bandas Rebeldes del Ejército de Liberación Marroquí.
El Ejército francés en colaboración con las tropas españolas en los combates del Sáhara.
El general Bourgound se dirige al general Pardo de Santayana
En
mi poder obra una carta reservada y personal que, con fecha 18 de mayo
de 1957, le dirige el general Charles Bourgound, alto comisario del AOF
(África Occidental Francesa), al entonces general-gobernador José Ramón
Pardo de Santayana, y entre otras cosas así dice: “yo estimo que la
amarga política y militar que el Ejército de Liberación de Marruecos
hace sobre nuestros territorios subsiste y en el porvenir puede llegar a
ser peligrosa. Estoy persuadido que Vd. comparte mi convenio, de que
nuestro deber como soldados es de encararse de antemano contra las
excentricidades más graves, para llegado el caso hacer frente con la
mayor eficacia. Estoy dispuesto y, además he recibido poder de mi
Gobierno, para hacer aportar a sus tropas, en la medida, de todo el
apoyo que Vd. estime vital. Nuestra ayuda puede ser de apoyo de fuegos,
de información, de transporte de mi aviación, o la intervención de unas
tropas paracaidistas, o también fuerzas de reconocimiento, o mis
unidades meharistas”.
Carta del general Charles Bourgound, Alto Comisario del AOF, al General-Gobernador del AOE, José Ramón Pardo de Santayana.
Como se puede comprobar, la colaboración de palabra tiempo después
pasaría a la práctica. Sin embargo, el general Pardo de Santayana le
contestaba al general Bourgound, explicándole que le agradecía su
colaboración, pero existían algunos puntos, los cuales no podía aceptar.
Entre otras cosas porque sus atribuciones no se lo permitían, ya que
dichos acuerdos que proponía escapaban a las atribuciones concedidas al
Gobierno General que el presidía. Y así era, porque efectivamente, el
general-gobernador del África Occidental Española dependía directamente
del director general de Plazas y Provincias Africanas, también del
Estado Mayor Central y de la Capitanía General de Canarias, dependencia
que, tanto a este gobernador como a los posteriores, en múltiples
ocasiones creaba más problemas que soluciones.
La prueba
palpable es que cualquier decisión tenía que contar de antemano con la
autorización o visto bueno de dichos organismos, y aunque todo lo que
solicitaba el general Bourgound fue concedido, una gran parte llegaría a
realizarse tras las reuniones de dicho general Bourgound con el
general-gobernador Gómez Zamalloa, en el hotel Santa Catalina de Las
Palmas de Gran Canaria, además de con el capitán general de Canarias y
los respectivos Estados Mayores de Tierra, Mar y Aire de Francia y
España.
Las dos agrupaciones francesas
Tras
la reunión del hotel Santa Catalina de las dos comisiones militares de
España y Francia, se redactaba el conocido documento al que se le daba
el nombre de Operación Teide para España y Ecouvillon para Francia. Esto
último, traducido al español era ‘escoba’, que era de lo que se
trataba: de barrer al enemigo.
Dichas fuerzas francesas
estaban compuestas por la agrupación del coronel general, con una
agrupación transportada de la Legión, con dos compañías, la 2ª Compañía
Sahariana Motorizada (CSM), un escuadrón de Reconocimiento del 7º
Regimiento Paracaidista Colonial (RPC), un batallón transportado de tres
compañías del 8º Rgto. Colonial Interarmas (RCIA) y una compañía del
Rgto. Infantería Colonial (RIC), una batería de 105-HM3 y una sección de
Ingenieros de la 180ª Compañía.
La misión de esta agrupación
era la de ocupar Smara y, posteriormente, alcanzar la región de El
Farsia, coordenadas 10 y 11, para más adelante seguir la dirección hacia
For Trinquet-Tifaritti-Smara.
Toda esta larga relación de
datos es copia de los textos del ilustre historiador coronel de
Artillería, ya fallecido, José Ramón de Diego Aguirre, de su libro
totalmente agotado hace años ‘La última Guerra Colonial’, sobre la
Campaña de Ifni-Sáhara.
Sobre el despliegue de la agrupación
del coronel Vidal, la misma estaba compuesta por el 10º Rgto. (RCIA),
Rgto. Colonial Interarmas y una Compañía Sahariana Motorizada, más un
batallón del 2º Rgto. (RCIA), teniendo éstos la misión de limpiar
enemigos en la zona de Guelta Zernur, así como el rastrilleo de las
fronteras para posteriormente tratar de ocupar Sidahamed Larosi,
intermedio al oeste del meridiano 12º y encontrarse con las tropas
españolas, con las que tenían que establecer el enlace.
En la
región de Río de Oro, la Agrupación Vidal progresaba hacia
Guelta-Bir-Nazarán. Estas fuerzas entrarían en contacto con las
españolas procedentes de Villa Cisneros y El Aaiún, las cuales ocuparían
los puestos abandonados.
El apoyo aéreo francés lo componían
24 aviones T-6, 10 aviones Marce Sasault 315 y 10 (B-26) ‘Boeing’. Para
misiones de ametrallamiento y bombardeo contaban con 2 aviones Brousard y
6 Tripcer ET, y para reconocimiento y enlace 7 Nord Atlas, 4 JU-52 y 2
DC-3, al mismo tiempo que 5 helicópteros Augusta Bell. Todos con base en
Fort Trinquet y Atar, sumando el total de medios humanos, 5.000 hombres
y 70 aviones.
Hay que hacer constar que todas estas
operaciones fueron dirigidas personalmente por el entonces capitán
general de Canarias, José María López Valencia, y el resultado no pudo
ser más eficaz, puesto que aparte del duro castigo que se le influyó a
las Bandas Rebeldes del Ejército de Liberación Marroquí, las cuales
quedaron destrozadas, también lo fue el éxito en el resultado político,
puesto que la mayor parte de nativos se acogió a la protección de las
tropas españolas, y las bajas por parte española fueron mínimas. Por el
contrario, el enemigo dejó 150 cadáveres, municiones y víveres. Por
parte española tuvieron 9 muertos y 65 heridos.
La victoria
española fue fruto de lo que un militar escribió: “las grandes acciones
que influyen la acción militar son: esfuerzo, audacia, acumulación de
medios y, sobre todo, voluntad de vencer”.
|